viernes 02 de mayo de 2025

LOCALES | 13 feb 2023

HIDRÁULICA

La Picasa seca, pero con riesgo

La laguna no recibió las obras necesarias para el día que vuelva a crecer. Canales tapados de yuyos y expedientes sin avances son una amenaza silenciosa, que sólo depende del clima para volver a preocupar.


Hace algunos días, el exsecretario General de la Municipalidad Luis Chami presentó un recurso de amparo ante la justicia bonaerense contra el comité de cuencas hídricas del río Salado que comprende a la región en la que se incluye el distrito de Junín y que actualmente preside el intendente de Alem, Carlos Ferrari.

Chami propuso se debata una problemática que siempre estuvo supeditada al amiguismo de los distintos gobiernos provinciales y municipales de turno, aunque privilegiada hacia grupos de presión, particularmente los vinculados a la dirigencia agropecuaria.

La falta de agua en las lagunas y las napas, el deterioro de la biodiversidad y con ello las afectaciones a la economía regional en turismo y explotaciones agropecuarias, son algunos de los puntos que reclama la presentación, denunciando una desidia que lleva décadas y que ahora agudizó la sequía.

Ese panorama de bajante extrema es posible verlo en la laguna La Picasa, que no hace mucho fue noticia por la creciente extraordinaria que llegó a arrasar el pedraplén de las vías del FFCC San Martín y poner bajo riesgo a numerosos habitantes de la región. Hoy, el panorama es diametralmente opuesto. Parece increíble, pero se puede ver en muchos lados, el piso que hace años estuvo bajo metros de agua.

La Picasa está baja, seca en muchos lados, pero sin obras espera el momento para que vuelvan las lluvias y se convierta otra vez en una amenaza

MÁS QUE ALIVIO, PREOCUPACIÓN

Para dar una idea, a la altura de la localidad de Aarón Castellanos, que fue la más afectada por las inundaciones por el 2000, la cota bajó hasta 6 metros, considerada una marca histórica en los últimos 20 años. Esta localidad de solo 400 habitantes del departamento General López, se encuentra en un estado de preocupación permanente.

Está rodeada, por un lado, por el agua que ingresa del reservorio N° 7 y, por otro, por la laguna La Picasa. Si bien la situación está lejos de hace años, Castellanos se reconvirtió prácticamente del todo a partir de la inundación de principio de la década de 2000 ya que pasó de ser una localidad puramente agropecuaria a subsistir en muchos casos de la venta del pejerrey. Supo tener cerca de 40 mil hectáreas productivas y luego de algunas inundaciones, cerca de 16 mil quedaron completamente bajo agua.

Hoy, ante la seca, lo que les preocupa a sus habitantes, es la ausencia de obras y que se desperdicie el tiempo. Es decir, pese a esta ‘buena noticia’ de cumplirse los pronósticos y volver a repetirse el fenómeno de “El Niño”, la laguna volverá a anegar las tierras y más aún.

En este tiempo de sequía extrema ninguna autoridad decidió aprovechar la bajante para limpiar los canales que en territorio cordobés, (los 5 reservorios que se hicieron para ir conteniendo agua hoy están vacíos y llenos de malezas) y realizar un mantenimiento adecuado.

DE 500 A 100.000

La laguna La Picasa abarcaba unas 500 hectáreas, pero tras varios ciclos de inundaciones y la falta de soluciones para darle salida ordenada dejó como resultado que quedaran anegadas 100.000 hectáreas entre las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.

En la cuenca de esta laguna están involucradas las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. A pesar de los intentos por acordar obras en conjunto, poco se pudo avanzar. Varias ciudades de Buenos Aires (entre ellas Junín) interpusieron un recurso de amparo, que puso límite al paso de agua -a la cota- hacia su territorio.

Si volviera a darse una crecida, el poco caudal que deja circular, lejos está de ser una solución. En marzo del 2022, desde SEMANARIO publicamos que “un productor de Junín inició acciones legales contra el Estado Provincial y el Estado Nacional por la inundación de terrenos productivos de su propiedad. Por este motivo, el fallo de la justicia federal estableció una indemnización por una determinada suma de dinero, pero además la paralización de las obras de la zona del Comité Interjurisdiccional de la Laguna La Picasa, lo que generó que muchas de las obras necesarias hoy para poder contener el agua, no se puedan culminar. El problema de la inacción es que la historia pueda repetirse.

Hoy no hay una obra hecha, no hay una alternativa de asfalto (en caso que vuelva a cortarse la ruta 7). El ferrocarril que volvió a correr, se volvería a inundar, y por el momento los gobiernos no hacen nada. Santa Fe solo se encarga de inspeccionar los reservorios de agua que hay en Córdoba que son chiquitos y que cuando se llenen van a desbordar. ¿Qué pasaría si se diera un evento como el que sufrió Laboulaye en diciembre de 1997 y que en solo tres meses cayeron 1100 milímetros?

Ninguna autoridad aprovechó la bajante para limpiar los canales del territorio cordobés que hoy están vacíos y se llenaron de malezas.Ese panorama de bajante extrema es posible verlo en la laguna La Picasa, que no hace mucho fue noticia por la creciente extraordinaria

SECA E IMPRODUCTIVA

Por ahora, con grandes extensiones de campo dentro de la región de La Picasa sin agua, los productores poco pueden hacer para recuperar las tierras. Es que la gran inundación de años anteriores borró casas, alambrados y si bien la ganadería podría ser una alternativa, ante la imprevisibilidad existente y el riesgo latente de lluvias copiosas, pocos piensan en arriesgarse.

Los productores de la región, ante el anuncio de la inauguración de la denominada “alternativa norte” que evacuaría los excesos hídricos, se mostraron escépticos y aseguraron que eso no impedirá que la ruta 7 y el ferrocarril vuelvan a quedar bajo agua.

En Córdoba los cinco reservorios que hay están secos, y los canales que se hicieron se taponaron por falta de mantenimiento. “O sea, si llueve el agua se va a desparramar para cualquier lado y aquellos vecinos que dieron permiso de paso van a sufrir las consecuencias”, se lamentó un productor en una entrevista al diario El Puntal de San Luis. “Si llega a darse el ciclo húmedo como anuncian, esto va a ser trágico”, advirtió.

Quien hoy transita por la ruta 7 hacia Buenos Aires o San Luis puede observar sectores de La Picasa con mojones secos. Y varias lagunas que reciben agua de ésta también, como el caso de la laguna de Gómez que muestra cómo la orilla le ganó decenas de metros al agua.

Los productores ruegan por el agua, por lluvia, porque se necesita, pero en lo que respecta a la cuenca de La Picasa, si pasara, podría ocasionar un nuevo desastre. La pendiente natural debería permitir la salida de los excesos hacia la cuenca del río Salado, pero la resistencia de la provincia de Buenos Aires por permitir el paso de un mayor caudal de agua por su territorio -además de otra serie de obras intermedias no ejecutadas o inconclusas- deja en medio una gran zona productiva con serio riesgo de quedar nuevamente sepultada bajo el agua. O sea, todo depende del clima. Y ante la falta de obras, cruzar los dedos.

 

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