

Por: Ismael A. Canaparo
Si se habla de tango en Junín, Oreste Lapadula es una marca registrada. Este profesional, de gran trayectoria, se mantiene firme desde hace algunos años dirigiendo una orquesta típica de once músicos, verdadera epopeya para los tiempos que corren. La agrupación se viene presentado en distintos lugares de nuestra ciudad y la región, siempre con el unánime apoyo de un público fiel: aquel que siente verdadera pasión por la música ciudadana. El sábado pasado lo hizo en el auditorio del Colegio de Abogados, en el día del 88º aniversario del trágico fallecimiento de Carlos Gardel, en un recital bien cuidado y estéticamente brillante, en homenaje al inolvidable Zorzal. Fue una de esas noches para recordar por mucho tiempo.
El sueño de Lapadula se hizo realidad en una época de crisis de la típica como institución tanguera y con los años consiguió transformarse en una de las agrupaciones que más evolucionaron, en virtud de la calidad de los músicos elegidos por el director. Pero no solamente eso, sino que mantiene un excelente nivel de continuidad, a raíz de una solidez extra en el escenario, que marca una diferencia con respecto, incluso, a formaciones jóvenes que hoy se lucen en el ámbito porteño, generalmente para el mercado turístico.
El sueño de Lapadula
se hizo realidad en una
época de crisis de la típica
como institución tanguera
La orquesta se apoya en un jugoso repertorio que rescata clásicos, como “A Evaristo Carriego”, “Arrabal” o “Chiqué”. Las presencias de Mariana Speziale y Horacio Fernández, los dos con enorme caudal vocal, parecen subrayar un recuerdo nítido de antaño para aquellos que no vivieron la franja dorada del dos por cuatro, cuando las voces de los cantores sintetizaban un instrumento más de la orquesta.
El espectáculo se dividió en dos momentos. En el primero de ellos, se trató de temas del repertorio de la orquesta. Y en el segundo, abarcó páginas memorables de Carlos Gardel.
PRIMERA PARTE
De movida, el público aplaudió con entusiasmo dos tangos instrumentales, que permitió un gran lucimiento de los músicos: “A Evaristo Carriego” (Eduardo Rovira) y “Chiqué” (Ricardo Luis Brignolo). Horacio Fernández arrancó la primera ovación, con el tango “Pompas de jabón”, de Roberto Goyeneche y Enrique Cadícamo. Luego le siguió “Yuyo verde”, de Domingo Federico y Homero Expósito”, también con Fernández en los estribillos. Más tarde, otro instrumental: un vals tan tradicional como hermoso, “Desde el alma”, de Rosita Melo y Homero Manzi y Víctor Piuma Vélez.
La búsqueda en el cajón de los tangos perdidos, siempre produce una mueca positiva. Es lo que ocurrió con “Carnaval”, de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez, cantado con canchera expresión por Mariana Speziale, tras un fraseo justo que siguió el compás de la orquesta. Otro tango de Domingo Federico y Homero Expósito, “Tristezas de la Calle Corrientes” volvió a sonar en el salón con los versos de Mariana, seguido de “Arrabal”, viejo tango de José Pascual. Acto seguido, Fernández volvió a destacarse con “Los cosos de al lao”, de Marcos Larrosa y José Canet.
La orquesta se apoya en un
jugoso repertorio que rescata
clásicos, como “A Evaristo
Carriego”, “Arrabal” o “Chiqué”.
Otra aclamación, quizá la más intensa de la noche, la produjo Mariana Speziale, cuando interpretó “Balada para un loco”, el exquisito registro de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. La chacabuquense aportó su gran color de voz y estilo bien femenino.
SEGUNDA PARTE
La segunda parte del concierto, dedicado al Morocho del Abasto, comenzó con un poema que el recordado Juan Carlos Ghioni, “El Tero”, le dedicó a Gardel, interpretado por Mariana: “Le llamaban El Zorzal”. Fernández encaró acto seguido con dos lindas versiones: “El cantor de Buenos Aires” (Juan C. Cobián y Enrique Cadícamo) y “Mano a mano” (Carlos Gardel, Celedonio Flores y José Razzano).
Sobre el cierre del recital, se vinieron siete páginas de la autoría de Carlos Gardel y Alfredo Lepera. Es así que la platea volvió a conmoverse con el regreso de Mariana, quien deleitó con “Por una cabeza” y “Volver”, para enseguida dar paso a Fernández, quien cantó un viejo y hermoso tango: “Recuerdo Malevo”.
“Lejana tierra mía” y “Cuesta abajo” fueron dos momentos clave de la noche, con Mariana como protagonista, así como “Melodía de arrabal”, tema que le quedó muy bien a Horacio. El pre/final de la fiesta llegó con un dúo de los cantantes, a través del riguroso “El día que me quieras”. En ese momento, la platea murió.
El anuncio del final tuvo como protagonista a una “Selección de Carlos Gardel” y arreglos de Oreste Lapadula, que marcaron el cierre de una velada excepcional, con uno de los mejores representantes del género tanguero en la actualidad.
Por último, la doctora Carolina Andreotti, en nombre del Colegio de Abogados, celebró la excelente calidez del espectáculo y agradeció la participación del público.
Es difícil ponerle fecha de inicio a la búsqueda musical de Oreste Vicente Lapadula (pianista, compositor, director y arreglador), nacido en Junín el 27 de noviembre de 1951. Pero quizá se pueda inferir un poco, en forma sintética, reflejando los datos puntuales que nacen de la publicación del libro “El Tango en Junín”, que escribieron en 1985 el historiador Roberto Dimarco y el pianista Oscar Velilla.
Por ejemplo, dice que Oreste “… tuvo como maestro a Nicolás Campaso. En 1975 forma dúo con Ricardo Pedraza en guitarra y poco después un trío típico con Carlos Buono en bandoneón y Omar Decarre como vocalista. A fines de 1976 forma un conjunto con Roberto Alvarez en bandoneón (más tarde primer fueye de la orquesta de Osvaldo Pugliese) y Horacio Salomone en bajo, con la voz de Omar Decarre. En 1981 actúa en dúo con Domingo Moles. En 1982 integra la agrupación orquestal de “María de Buenos Aires”, como pianista y co/arreglador. Durante estos años forma, además, pareja con Decarre, en piano y canto, grabando varios CD. En setiembre de 1983 crea su propio quinteto, lo que constituye en nuestros días el conjunto de más avanzada concepción estilística del género. Es autor de los tangos “Garrafal”, “Otoño”, “Carlitos” y “Pa` los viejos” (dedicado a sus padres) y de la milonga “Don Zoilo”.
La orquesta tiene estos nombres, bajo la dirección desde el piano de su creador, Oreste Lapadula: Juan Martín Decarre, Gisela Petraglia, Santiago Rosetti y Hugo Fochi (violines); Raúl Romano (flauta traversa); Miguel Salem (guitarra); Daniel Arias (bajo); Angel Faré (bandoneón); Mariana Speziale y Horacio Fernández (voces).