

Por: Redacción Semanario
Las colectoras de las rutas 7 y 188 son imprescindibles para el desarrollo del distrito y en función de las experiencias cosechadas debiera ser éste un tema de agenda municipal. Sin embargo, los funcionarios municipales se abocan al envío de misivas y se sientan a esperar que lluevan las acciones o a criticar como si estuvieran en una reunión de consorcio.
Justamente el responsable de obras públicas municipales, Marcelo Balestrasse, es fiel ejemplo de lo antedicho, cuando a estas alturas ya debiera saber cuáles son las necesidades básicas de las empresas juninenses para mejorar su potencial. Para ello sería imprescindible que busque un manual de la excelencia en gestión y deje de lado el de las excusas.
Las calles aledañas a las rutas de la ciudad son un caos, pero cuando el reclamo llega al municipio se carga la responsabilidad cierta a la concesionaria vial o al propio estado, dejando en una nebulosa a quienes son usuarios de esas vías de transporte y también a los frentistas.
La respuesta siempre es la misma. “Esperamos las obras”. “Enviamos cartas”. “El obrador está listo para comenzar”.
Sin embargo, desde hace ocho años, la municipalidad no movió una sola piedra para mejorar el sector, en tanto los juninenses siguen pagando tasas por mejoras que nunca llegan a ningún lado.
Las colectoras han sido desde sus tiempos inmemoriales un ‘agujero negro’ en cuanto a responsabilidades
Mal que les pese a los petrequistas pachorra, las colectoras existen con cordón cuneta tras la gestión de Mario Meoni, lo mismo que la iluminación aledaña a la ruta nacional 7 en lo que ahora se denomina “travesía urbana”.
Abel Miguel fue otro de los que dejó en el abandono estos lugares ya que decía que debía hacerse cargo la concesionaria de la ruta luego que el menemismo privatizara las carreteras, pero tampoco lo priorizó durante el tiempo que duró el gobierno de Raúl Alfonsín que era de su mismo color político. Tiempos en que la ruta 7 desde el ingreso a Junín y hasta la intersección con De la Sota, era una verdadera “boca de lobo”. Finalmente, la ayuda nacional nunca llegó, al igual como la que reclama ahora el municipio, pero sin promover éste al menos obras de menor envergadura para paliar la situación calamitosa.
¿Es esto motivo para seguir afectando durante ocho largos años este tramo de gran importancia comercial para el distrito? ¿o simplemente la solución es sentarse en la vereda a esperar a quien se haga cargo o criticarlo para salvarse?
Las calles aledañas a las rutas nacionales que cruzan el distrito son “responsabilidad” de las concesionarias viales, que poco saben de cumplimientos
Fue en la gestión de Meoni que se repararon algunas instalaciones eléctricas de las columnas de alumbrado de la ruta y se cambiaron las lámparas que estaban en su mayoría quemadas además de instalar el cable aéreo ya que el subterráneo estaba en malas condiciones.
Es cierto que las comparaciones son odiosas y suponen en tiempos electorales algún beneficio para conseguir votantes como el que busca continuamente la gestión de Pablo Petrecca, pero Meoni ya no está entre nosotros y a pesar de ello sus obras siguen apareciendo, algo que irrita al Ejecutivo municipal, cuyos funcionarios que no funcionan, son eficientes sólo a la hora de buscar excusas.
Pero es importante recordar que, durante los años 2006 y 2007, se puso manos a la obra en las colectoras de la ruta 7 y con el aporte de las empresas que tenían sus comercios e industrias en el lugar, se llevó adelante el cordón cuneta que serviría, en principio para ordenar esas arterias olvidadas, pero de un valor enorme en cuanto al potencial desarrollo.
Del mismo modo, se preparó la base estabilizada (fotos) para que el Órgano de Control de Concesionarios Viales (Occovi) dispusiera la pavimentación en caliente como cierre final de la obra. El aviso al organismo fue girado en marzo de 2008 con las especificaciones que se brindan más adelante.
El trabajo de cordón cuneta con fondos municipales se realizó en 2300 metros, sumadas las mejoras con estabilización de suelo cal, estabilizado granular y material de rap con iluminación.
La prolongación de las alcantarillas y sumideros permitieron reordenar el tránsito vehicular y que se pusieran nuevamente en uso las colectoras y no como venía ocurriendo, que para ir a los locales comerciales había que subir y bajar desde la ruta, lo cual resultaba el único vínculo transitable y a la vez, engorroso y peligroso.
La municipalidad no movió una sola piedra para mejorar el sector, en tanto los juninenses siguen pagando tasas por mejoras que nunca llegan
ACCIONES Y PEDIDOS
A pesar de que el área no era de jurisdicción municipal, la gestión Meoni llevó adelante acciones con el objetivo de poner en valor las colectoras ya que urgía otorgar mayor seguridad vial a la zona, en función de la ampliación de comercios que se iba generando.
Más allá de ocuparse de las obras de cordón cuneta, estabilizado y volcado de rap (pavimento asfáltico reciclado) que alcanzaron casi dos kilómetros y medio, tal como indicábamos también hubo pedidos concretos tanto a Vialidad Nacional como a la Occovi.
Respecto a este último organismo, la carta con fecha de marzo 2008 estuvo dirigida a la por aquel entonces, directora ejecutiva del mismo, Ema Abrieu, con el objetivo de incluir obras a las licitaciones ya efectuadas en 2005 destinadas la ruta 7.
El pedido apuntaba a tres puntos principales: la concreción de la pavimentación de las colectoras sobre la misma ruta, ya que faltaban pocos días para terminar la ejecución de las tareas de los cordones cunetas, las distintas bases estructurales y las obras de alcantarillados, y explicando que la capa de estabilizado granular podría deteriorarse.
El otro era el pedido de un puente peatonal en la intersección de ruta 7 y Benito de Miguel debido al incremento de tránsito por las colectoras que habían sido liberadas.
Y al mismo tiempo la solicitud hacía mención a “la concreción de las luminarias en la intersección a distinto nivel, en los cruces de las Ruta Nacional N°7 y la Ruta Nacional N°188”.
Ya que en ese sector no poseía iluminación, lo cual generaba “una situación de inseguridad para el tránsito vial que se desarrolla en ese sector, sobre todo en lo que hace a la circulación por las ramas de enlace de ambas rutas, es decir cuando se transita cambiando de vía de comunicación”. Nada de eso fue cumplido y la rehabilitación de las colectoras de la Ruta nacional 7 datan de aquel entonces.
El obrador instalado ahora frente a la Sociedad Rural de Junín en el camino al balneario espera directivas para comenzar, sin embargo la economía vive una situación delicada y las próximas elecciones generales de octubre ponen un signo de interrogación en la obra pública.
Las colectoras han sido desde sus tiempos inmemoriales un ‘agujero negro’ en cuanto a responsabilidades. Por un lado, la de la Nación que ha incumplido, pero por el otro la de gestiones municipales como la de Petrecca, que a pesar de las altas tasas que cobra parece nunca disponer de recursos en un distrito de más de 100.000 habitantes, donde urge encarar cuestiones básicas que faciliten el desenvolvimiento de la comunidad.
El perjudicado es siempre el mismo, el vecino, el empresario, el comerciante. Y en el mismo sentido, se hace cada vez más evidente el atraso y el abandono.