

Por: Redacción Semanario de Junín
Si peina canas, seguro recordará ‘Gilgamesh el Inmortal’, una historieta creada por el guionista Robin Wood y basada en la antigua leyenda sumeria del rey Gilgamesh, un hombre que busca ser inmortal, como los dioses. Perteneciente al género de ciencia ficción, fue publicada a partir de junio de 1969 por la Editorial Columba, en años en que el futuro podía imaginarse sólo en papel, y donde nadie podía prever lo que la ciencia y la tecnología hoy nos brindan desde la comodidad hasta los avances que no dejan de sorprendernos.
Entre todos estos avances vertiginosos de estos tiempos, hay uno que persigue el hombre obsesivamente y que aún le es esquivo y es el manejo del tiempo. Aunque ahora, como si habláramos de una película de ciencia ficción, un experto en inteligencia artificial se animó a predecir cuándo el ser humano va a empezar a gozar de sus beneficios para prolongar su vida.
El ex ingeniero de Google, Ray Kurzweil, anticipó que en un período de ocho años las personas podrán alcanzar la inmortalidad gracias a los "nanobots" que revertirán el proceso de envejecimiento. En diferentes ocasiones, el antiguo empleado de la empresa tecnológica formuló ya varias predicciones que terminaron acertando en un 86% de las ocasiones. Una de ellas ocurrió en 1990, cuando afirmó que el mejor jugador de ajedrez del mundo perdería al enfrentarse a una computadora en el año 2000. Esta predicción se cumplió en 1997, cuando la inteligencia artificial (IA) de Deep Blue venció a Gary Kasparov.
ALCANZAR LA INMORTALIDAD
Como ocurre en la película ‘Pasajeros’, donde una máquina scanea el cuerpo de modo integral, y recupera todas las funciones deterioradas, recuperando la salud perdida y hasta reanimando con la vuelta a la vida de una persona fallecida, ahora, en esta nueva predicción, Kurzweil explicó que esta tecnología poseería la capacidad de reparar tejidos y células dañadas en el cuerpo debido al proceso de envejecimiento. Según el ingeniero, esto podría hacer que las personas sean inmunes al envejecimiento, enfermedades graves como el cáncer y la mortalidad, todo esto dentro de la teoría que él denomina "singularidad" donde la inteligencia artificial supera a la inteligencia humana.
Kurzweil anticipa que la "singularidad tecnológica" se materializará en 2045, mientras que la IA alcanzará el nivel intelectual humano según la prueba de Turing en 2029, siendo ambos dos hitos en la historia de la Inteligencia Artificial, dándole a los nanobots un papel crucial.
¿CHIPS ELECTRÓNICOS EN EL CEREBRO?
El ex Google defendió su postura de implantar computadoras en el cerebro de las personas viéndolo como algo que va a mejorar la calidad de vida de los individuos. En la misma línea, explicó "Vamos a tener más neocorteza, vamos a ser más divertidos, vamos a ser mejores en la música. Vamos a ser más sexys. A la larga, afectará todo".
"Podremos expandir nuestras mentes y ejemplificar estas cualidades artísticas que valoramos", detalló, también subrayando que el ser humano va a poder facilitar el "satisfacer las necesidades físicas" gracias a esta nueva tecnología.
Si todo esto se convierte en realidad, el hombre habrá alcanzado algo que persigue desde hace años y quizá, hasta podremos ser como Gilgamesh.
NUEVAS TERAPIAS PARA VIVIR MÁS
Por otra parte la medicina regenerativa, basada en terapias con células madre, propone la reparación de tejidos lesionados, disfuncionales o enfermos. Y en los últimos años ha tenido avances que también parecen terreno de la ciencia ficción, como la posibilidad de extender la vida humana y no solo enlentecer, sino frenar y hasta revertir el envejecimiento.
“Es el sueño de los alquimistas, alcanzado por la ciencia”, dice Rodolfo Goya, investigador superior del Conicet en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Universidad de La Plata (INIBIOLP). “Rejuvenecer es posible, y ya se ha logrado a nivel celular”, afirma. Cada especie, tiene una longevidad programada en su ADN. “Pero podemos cambiar ese programa genético y reprogramarnos para vivir 100 o 120 años”, asegura.
Un experto en tecnología predijo en qué año la humanidad podría lograr la inmortalidad gracias a la inteligencia artificial.
Empezamos a envejecer desde que nacemos. Pero hoy se puede revertir ese proceso, como le sucedió al personaje de la película “El extraño caso de Benjamin Button”. Al menos en el laboratorio. “El punto de inflexión fue a comienzos de este siglo, cuando el japonés Shinya Yamanaka (Premio Nobel de Medicina en 2012) descubrió cuatro genes -que hoy llevan su nombre- cuya función es, al momento de la concepción, llevar a la célula a un estadío primitivo, al punto cero, y luego se desactivan”, explica Goya. De otro modo, el envejecimiento de los padres sería heredado por los hijos y acumulado generación tras generación.
“Tenemos en nuestro propio organismo la llave para la juventud eterna”, dice Goya con simpleza poética. Pruebas en cultivos celulares mostraron que estos genes pueden activarse y las células adultas vuelven a ser jóvenes. La complejidad radica en trasladar esto a tejidos, órganos, o a un ser vivo completo.
Las investigaciones están en marcha. Y hay fondos para ello. Recientemente, la compañía estadounidense Altos Labs, cuyo principal accionista es el multimillonario fundador de Amazon Jeff Bezos, contrató al mismísimo Yamanaka y un equipo de científicos estrella con el objetivo de investigar tecnologías con potencial de lograr el rejuvenecimiento. Goya y su equipo en el INIBIO de La Plata siguen la línea de investigación del Rejuvenecimiento por Reprogramación Celular “con fondos del exterior y en colaboración con equipos internacionales, fundamentalmente de Estados Unidos y la Unión Europea”, dice el bioquímico e investigador.
Y desmitifica algunos puntos: “no se trata de manipulación genética porque no cambiamos ningún gen. Buscamos activar esos cuatro que ya están. Y para esto desarrollamos una herramienta-: usamos un virus para trasplantar los genes a las células”. También aclara que sus investigaciones van más allá del rejuvenecimiento físico. “Nos interesa especialmente el rejuvenecimiento de las células del cerebro, y su relación con la memoria”, dice.
“Desacoplar el tiempo cronológico del biológico es algo muy complejo. Pero la ciencia avanza muy rápido”, dice Goya. “Yo tengo 70 y espero vivir mucho tiempo más para poder verlo. Creo que la mayoría de las personas querrían vivir hasta los 120 si pudieran hacerlo con buena salud. Morirse antes es como irse en lo mejor de la película”, reflexiona.