

Por: Escribe José Luis Itoiz (*)
Comparto las palabras que pronuncie como Concejal con mandato cumplido el pasado martes 31 de octubre en sesión especial del Honorable Concejo Deliberante por los cuarenta años de democracia recuperada:
Nos hemos convocado esta noche aquí para celebrar los 40 años de democracia recuperada. El periodo más largo de democracia ininterrumpida de la historia de nuestro país. Una democracia nacida del dolor de años de dictadura, quizás la más atroz de la que se tenga memoria. Democracia nacida frágil y que poco a poco no sin esfuerzo y zozobra fue consolidándose para los tiempos.
Este tiempo de paz del que gozamos hoy solo fue posible porque las grandes fuerzas de la democracia expresada en los partidos políticos de masas populares de nuestro país contribuyeron a sostenerla aun en los tiempo difíciles que tocaron atravesar, sobre la base de consensos democráticos que creíamos hasta hace poco totalmente consolidados.
Celebrar sin embargo este hito histórico no nos hace olvidar las deudas pendientes que la democracia tiene con el pueblo argentino. Corren tiempos difíciles y hay muchos compatriotas que la están pasando verdaderamente mal. Sabemos que en tiempos duros nacen falsos profetas.
Nos toca este festejo en el contexto de un año electoral que no podemos soslayar en esta noche. Un momento en que se define quien será el próximo presidente de la nación y en el que tenemos que elegir que país queremos seguir construyendo para las generaciones venideras.
Me formé políticamente en la UCR y en los principio que encarno Raúl Alfonsín. En la idea de país que comenzaron a pensar Alem e Yrigoyen a finales del siglo XIX en la revolución del parque que se puso de pie en representación de las grandes masas excluidas. “La causa de los desposeídos”.
Creo en el país que a principio del siglo pasado promulgó la ley de sufragio universal secreto y obligatorio y la reforma universitaria, creo en el país que fundó YPF para garantizar la administración estatal del recurso estratégico fundamental. Pero como también creo en la conquista progresiva e irrevocable de derechos festejo el país que años después incorporó los derechos sociales y con ellos a los trabajadores al mapa de las decisiones de las políticas públicas. Creo en la defensa de los derechos humanos que después de los años de horror fueron la piedra angular del nuevo resurgir democrático.
Creo en el principio de la soberanía nacional sobre el que un presidente argentino se paro en el patio mismo de la casa blanca para decirle en la cara su par de los EEUU que no debía inmiscuirse en los asuntos internos de los países de América. Creo en el Juicio y Castigo a los responsables del terrorismo de estado porque fue eso y no una guerra en la que se “cometieron excesos”. El estado no puede nunca renunciar a la legalidad de sus actos.
En suma, formo parte de los muchos que piensan que hay una corriente histórica que entronca en los grandes partidos de masas populares que fueron construyendo la democracia inclusiva y con movilidad social ascendente que fue orgullo de nuestro país.
Frente a todo esto que hemos construido se presenta hoy un proyecto político que pretende el retiro total del estado, que desprecia la educación pública, que erige el mercado en Dios donde todo se compra y todo se vende y postula una suerte de darwinismo social para el cual la libertad es solo prerrogativa de los fuertes.
Claro que valoro el mérito, no puede merecer el mismo premio quien se esfuerza y quien lo hace menos, pero creo en la “ética de la solidaridad”, y en que sin un Estado presente que garantice la igualdad de oportunidades la llamada meritocracia se vuelve una falacia cínica. Sin un estado que interceda en las tensiones de intereses que existen entre los que menos tienen y los que lo tienen todo no hay libertad posible.
En resumen La libertad solo es tal en condiciones de igualdad de oportunidades. Lo contrario, en palabra de Alfonsín “es la libertad del zorro libre, en el gallinero libre, para comerse a las gallinas libres”.
Por eso es que no puedo dejar de señalar esta noche que debemos dejar de lado antiguas antinomias y asumir los dirigentes la gravedad de esta hora, manifestándonos expresamente, taxativamente y sin lugar a dudas en apoyo de todos los valores que he enumerado anteriormente y que tantos años y esfuerzo nos han costado construir. Invoco el abrazo entre Balbín y Perón, evoco la imagen de Antonio a Cafiero en el Balcón de la Casa Rosada junto al presidente Raúl Alfonsín en defensa de la democracia en aquella semana santa.
Hoy declararse neutral no es suficiente. La omisión también tiene consecuencias y nos hace responsable de los hechos que por ella ocurran. Es mucho lo que está en juego y defender los consensos democráticos conseguidos es el mejor homenaje que esta noche y todos los días podemos hacer en estos cuarenta años de democracia recuperada. Jose Luis Itoiz (Concejal UCR mandato cumplido)
(*) Abogado. Concejal mando cumplido.