

Por: Redacción Semanario de Junín
Si bien en ocasiones anteriores hubo rumores de cierre y traslado, la sucursal que comenzó en el ex Cine Crystal Palace y que recayó en la vieja galería Boo de la céntrica Sáenz Peña, anunció que baja definitivamente las persianas. Los tres empleados que se mantenían en la sucursal de Musimundo Junín serán compensados con la indemnización correspondiente y su gerente será trasladado a otra ciudad.
El combo fatal para esta decisión incluyó caída en las ventas, altos costos de alquiler y gastos varios de mantenimiento de un local de gran superficie. Un rojo creciente obligó a la empresa a tomar la decisión de cerrar la sucursal. Un pequeño cartel anuncia la triste situación e informa cómo pagar las cuotas aquellos que compraron algún artículo y se encontraron con el local cerrado.
Este desenlace de la firma en Junín causó preocupación en la vecina localidad de Chacabuco, donde Musimundo tiene una sucursal desde hace algunos años en Pueyrredón y Reconquista. El cierre en nuestra ciudad, es uno más de una larga lista que la empresa acumuló en los últimos años.
El diario Ámbito Financiero publicó en mayo información clave para entender la caída de Musimundo. El principio de fin se dio cuando Carsa, la firma dueña del 50%, “anticipó a la Comisión Nacional de Valores que no cumpliría con el pago de intereses y capital que vencía por la emisión de obligaciones negociables por $116 millones”. De esta forma, se agravó la situación financiera de la cadena de electrodomésticos que había pedido ante la Justicia comercial la apertura de una convocatoria de acreedores.
CONSUMO, INFLACIÓN Y DEUDA
El último balance anual de la compañía que tiene bajo su órbita a 124 locales de la cadena Musimundo -otros 130 son manejados por la firma Electrónica Megatone y no mostrarían problemas financieros- ostenta ventas totales a agosto de 2017 por poco más de $6.612 millones y una ganancia después de impuestos de $22,8 millones.
Tal como sucede con otras empresas del sector, la baja en el consumo de bienes durables junto con la inflación generaron menores márgenes de ganancias, pero de todas formas Musimundo estaba lejos de mostrar una crisis terminal. Incluso abrió cuatro nuevas sucursales durante el año pasado (dos en Río Negro, una en Misiones y otra en Buenos Aires) y hasta lanzó ON en marzo pasado.
Ahora bien, el talón de Aquiles para Carsa fue, sin lugar a dudas, su deuda, pero no la tomada con entidades bancarias -que según el BCRA a la fecha asciende a $1.758 millones (toda en situación 1 -sin atrasos en los pagos)- sino la del tipo financiera, reveló Ámbito.
VIEJOS PROBLEMAS, MISMAS SOLUCIONES
Esta oleada de cierres se dio en 2018. Ese año, Musimundo, bajó sus persianas en la sucursal de Luján.El cierre del amplio local ubicado en la céntrica San Martín al 400 sorprendió a clientes y vecinos en general ya que no hubo aviso previo.En muchos casos, los trabajadores se enteraron cuando fueron a cumplir su día laboral y encontraron las persianas bajas y carteles pegados en los vidrios que anunciaban el cierre de la sucursal.
El cierre masivo de sucursales de Musimundo tuvo una primera etapa en mayo de ese año cuando dejó de operar en ciudades como Tandil, Trenque Lauquen, Pehuajó, Bragado, Chivilcoy y Mercedes. En algunas de estas ciudades, las sucursales eran rentables, en otras pagaban los alquileres más caros de esas plazas.
Olavarría, Tres Arroyos, Cañuelas, Necochea, dos locales en Mar del Plata, Ezeiza, Monte Grande, Marcos Paz, La Plata y Quilmes también cerraron sus puertas.
Siguió Mar del Plata, donde el cierre terminó en escándalo luego que los administradores de la empresa ofrecieron a sus empleados pagar los salarios adeudados y las respectivas indemnizaciones en 16 parte, ofrecimiento que fue rápidamente rechazado por los representantes.
La crisis que atraviesa desde hace años obligó a Carsa a cerrar casi 50 locales de Musimundo en los últimos años, entre ellos, algunos de locaciones emblemáticas
EMBARGO DE MERCADERÍA
En Olavarría, luego de varios días de acampe por parte de los damnificados frente a la sucursal céntrica, la Justicia laboral bonaerense aprobó un pedido del Centro Empleados de Comercio para poder retirar mercadería equivalente a una suma total de lo adeudado a los trabajadores por parte de la empresa.
En Tres Arroyos, el cierre afectó a nueve familias, afirmó Roberto Di Palma, secretario del Sindicato de Empleados de Comercio local. Los empleados difundieron un comunicado, en el que afirmaron: "Ya que no tuvimos ninguna respuesta de la empresa por ningún medio, iniciaremos intimaciones para que de alguna forma esta se comunique con nosotros y nos paguen el sueldo adeudado, liquidación e indemnización. Estamos en una situación desesperante y queremos respuestas. Queremos trabajo. Nos echaron sin un peso y nadie se hace cargo. Los medios nacionales como están patrocinados por una parte de la empresa parecen que están ciegos y sordos de la situación de más de 200 familias. Queremos lo que es nuestro, nosotros cumplimos. Corresponde que ellos también cumplan".
VIEJOS ANTECEDENTES
En 2018, la compañía logró salir del concurso de acreedores, por un pasivo calculado en $ 3000 millones, pero, desde 2019, se encontraba negociando su acuerdo de reestructuración de deuda, "producto del agravamiento de la situación económica del país", según informaron en aquel entonces fuentes vinculadas a la firma.
En línea con su objetivo de reducir la operación, en octubre de 2019, Electrónica Megatone Sociedad Anónima (EMSA) absorbió 37 de las sucursales que Carsa controlaba. De los 82 puntos de venta que ésta tenía bajo su control, se quedó con los 45 que tiene actualmente.
Este traspaso, que incluyó la conservación de más de 330 fuentes laborales a cargo de EMSA, significó un alivio para Carsa, que achicó su estructura en un 43%, con el objetivo de bajar los costos para enfrentar así las deudas con los bancos. La operación le habría generado un ahorro de $ 120 millones de indemnizaciones y $ 60 millones en costos de traslado de mercadería.
Por su situación financiera, la firma ejecutó un plan de ajuste. En enero de 2021 la firma reestructuró $ 2500 millones de deuda con 22 entidades bancarias. El contexto macro de 2020 llevó a la empresa, con sede en la ciudad de Resistencia, a incumplir, en sucesivas ocasiones, con el pago de las ON. "Se considera que se podrá honrar los compromisos asumidos, siempre que se logre normalizar el abastecimiento, lo cual permitirá continuar con la habitualidad del negocio", había anticipado la compañía en su anterior balance.De acuerdo con el estado contable cerrado al 30 de noviembre de 2020, el pasivo financiero corriente de Carsa ascendía a $ 2.588 millones, mientras que el no corriente alcanzaba los $ 1161 millones.
Su patrimonio neto era entonces de $ 361 millones. Entre septiembre y noviembre de 2020, tuvo ingresos por ventas por $ 1310 millones, casi un 20% menos comparado al mismo período de 2019, cuando le entraron $ 1633 millones.
La falta de abastecimiento por parte de proveedores clave hizo que la empresa perdiera peso en el mercado en el último tiempo, sumado a la caída de las ventas y los bajos ingresos que complicaron su situación financiera.
La situación de crisis en la empresa tuvo otra expresión en 2021. Carsa, licenciataria de Musimundo, reestructuró su deuda financiera por $ 945 millones. La empresa chaqueña llegó a un acuerdo con bonistas por un pasivo que contrajo por Obligaciones Negociables (ONs).
“El cierre fue una decisión de la empresa por números”, dijo Hernán Marchessani, ex gerente de la boca de ventas Junín
Hernán Marchessani, ahora ex gerente de la boca de ventas Junín reconoció a la prensa local que “el cierre en Junín fue una decisión de la empresa por números. Gastos en general, alquiler caro del local, sueldos y baja facturación que se remonta a varios años. La empresa aguantó todo lo que pudo para mantenerla abierta”.
Por su parte, el titular del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC), Federico Melo afirmó que: “La empresa en ningún momento se puso en contacto con nosotros para informarnos de la toma de decisión, pero sí vimos que la sucursal llevaba mucho tiempo con muy poca mercancía”. Respecto de la situación de los empleados, Melo afirmó que “fueron separados bajo el artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, donde garantizan el cobro de una indemnización. Pese a ello, ya nos hemos puesto en contacto con dos de ellos para brindarles nuestro asesoramiento y apoyo en este reclamo”.
“Ya hemos citado a los empleados a nuestra institución; Quiero resaltar que el Ministerio de Trabajo de la Provincia con Nicolás Gauna se pusieron a disposición para lo que necesitemos”, indicó.
Musimundo nació en los años 70 como tienda especializada en música, en la década de 1990 se expandió a toda la Argentina y desde entonces comenzó a vender libros y productos electrónicos e informáticos. En 2011 la marca fue adquirida por 2 de los 3 licenciatarios de la cadena de artículos para el hogar Megatone, incorporó la venta de electrodomésticos y sumó locales por el cambio de marca de Megatone a Musimundo.
El grupo Megatone (integrado por Bazar Avenida, Electrónica Santa Fe y la empresa chaqueña Carsa) concretó la operación de compra por 15 millones de dólares y se hizo cargo del pasivo. Christian Giménez, secretario de prensa del sindicato de Comercio, señaló que "en realidad es Carsa el socio que tiene problemas. Cuando compraron se dividieron las zonas y locales. Los que pertenecen a Electrónica Santa Fe no han cerrado", señaló a BAE (Buenos Aires Económico).
El recorte de Musimundo se entiende por su fuerte deuda financiera que sus dueños aducen no poder hacer frente en lo inmediato. A la par, también queda en evidencia que su intención es un fuerte ajuste en un contexto que no se muestra demasiado favorable para el sector. Así, cierran locales y sus trabajadores quedan a la buena de Dios.