sábado 2 de agosto de 2025

LOCALES | 17 mar. 2024

TURISMO

Otra opción turística para disfrutar: Fuertes y fortines en pueblos bonaerenses

Hay localidades que cuentan entre su patrimonio cultural una opción de relevancia para disfrutar. Los viejos Fuertes y Fortines, después de la década de 1880 fueron abandonados, pero algunos fueron recuperados y hoy en día pueden visitarse.


En las fronteras entre ambas civilizaciones había establecimientos militares: algunos eran cuarteles, asentamientos de regimientos, llamados fuertes, mientras que otros eran sobre todo puestos de avanzada y de vigilancia contra el malón, los denominados fortines. Sobre estas líneas de frontera surgieron importantes ciudades bonaerenses, mientras que algunos de los fortines todavía sobreviven (o al menos sus reconstrucciones) y hoy en día pueden visitarse.

Es una pena que en Junín el reconocido Fuerte Federación solo persista en algunas páginas de historiadores, porque algunas localidades le dieron la relevancia que perdieron, los recuperaron y los pusieron en valor, pasando a constituir un sitio de interés no solo histórico, sino  también turístico y una opción para disfrutar, recordando la vida de esos tiempos.

En el caso del Fuerte Federación se construyó 3 km al norte del Cerrito Colorado, el punto más alto de una cadena de médanos que servía para vigilancia, y 4 km al oeste de la Laguna El Carpincho. Estaba ubicado a 250 km al oeste de la ciudad de Buenos Aires, y fue el origen de la actual ciudad de Junín. La Plaza de Armas del fuerte estaba ubicada donde hoy se encuentra la Plaza 25 de Mayo, en el centro de la ciudad. Pero a excepción de un monolito perdido, el avance de la modernidad y la falta de interés en poner en valor aquellas construcciones, han puesto en el olvido un sitio emblemático e histórico de Junín

Y mientras de esa historia no quedó nada, en otras localidades estas comandancias que dieron pie a varias ciudades muy importantes como Trenque Lauquen, Carhué, Guaminí y Puan, conectadas actualmente por la Ruta Nacional 33 decidieron ponerlas en valor.

Después de la llamada “Conquista del Desierto” de las décadas de 1870 y 1880, las fronteras de la provincia de Buenos Aires y de la Argentina se movieron hacia el interior, sobre el territorio “ganado” a los pueblos originarios. Cuando los fuertes y fortines dejaron de tener relevancia militar, fueron abandonados.

Así y todo, varias de estas instalaciones, o al menos sus reconstrucciones, han llegado hasta nuestros días y el viajero curioso puede visitarlas y complementar así la información que puede obtener en museos como el Histórico Regional Luis Scalese de Trenque Lauquen, el Ignacio Balvidares de Puán o el Regional Adolfo Alsina de Carhué.

En Navarro, se ubica una réplica del Fortín San Lorenzo. El original era anterior incluso a la creación del Virreynato del Río de La Plata, ya que databa de 1767.

El Fortín Navarro, reconstruido en base a la documentación guardada en documentos oficiales. (usosycostumbres.com.ar)

La construcción original estaba ubicada donde hoy se encuentra el jardín maternal de la municipalidad, en un lugar señalado por un monolito. A varias cuadras de allí se levantó una réplica en base a la documentación obrante en archivos oficiales. Se puede visitar los fines de semana entre las 10 y las 18 y a las 16 se ofrece una visita guiada.

Por su parte, el fuerte “Nuestra Señora del Pilar de los Ranchos” se construyó en 1781 en proximidades de la laguna homónima. Las tierras de la región fueron pobladas por los integrantes de una compañía de Blandengues (caballería de frontera) y un conjunto de familias asturianas. El de Ranchos fue uno de los últimos en integrar ese cordón de fortificaciones, un punto intermedio entre los ya creados entre Chascomús y Monte. La réplica de Nuestra Señora del Pilar, que puede visitarse hoy en día, fue inaugurada el 11 de noviembre de 1967.

Más al sudoeste, se encuentra con la localidad de Saldungaray, en el partido de Tornquist. Allí se halla otra réplica, la del Fortín Pavón.

La construcción original databa de 1862 y fue ideada por Bartolomé Mitre para “proteger a los hacendados que se iban instalando sobre las márgenes del río Sauce Grande”, según reza un cartel puesto por la municipalidad. En su interior se encuentran ocho ranchos hechos a la usanza de la época: comandancia, guardia y cinco cuadras de tropa.

Su emplazamiento original estaba en la banda occidental del río, donde actualmente se encuentra el pueblo. Fue declarado Lugar Histórico Nacional en 1980, y el fortín fue reconstruido como sitio turístico en 1997.

En 1833, hace casi dos siglos, una expedición liderada por el brigadier general Juan Manuel de Rosas llegó a la zona de Mercedes, una localidad situada al margen del río Colorado, al sur de la actual provincia de Buenos Aires. La intención era tomar posesión de la isla de Choele Choel, lugar de asentamiento del cacique Chocorí. Los expedicionarios construyeron un cuartel al que llamaron como el río, “Fortín Colorado”. Años más tarde, este cuartel se trasladó unas leguas al lugar donde actualmente se encuentra emplazada la localidad de Fortín Mercedes. El cambio de nombre, de Fortín Colorado a Fortín Mercedes, se dio en 1875.

En 1966 fue reconstruido por el Ejército Argentino y se encuentra muy cerca de la Ruta Nacional 3, en el llamado complejo salesiano. Allí también se puede visitar el Santuario María Auxiliadora, el Museo Regional y una santería.

Pasear por las réplicas de estos fortines es una buena oportunidad para soñar con un pasado que le dio forma a este presente de cada una de las localidades que habitamos.

Con información de Marcelo Metayer/DIB

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