

Junín recordó a Eusebio Marcilla al cumplirse 71 años de su fallecimiento. Como cada 14 de marzo, al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento, en la plaza que lleva su nombre y donde se halla la escultura icónica del Caballero del Camino se dieron cita autoridades, familiares, miembros de la Agrupación Eusebio Marcilla y amantes del automovilismo se reunieron para recordarlo.
“La historia de vida que dejó Eusebio caló hondo en toda la familia y la sociedad, porque hay muchos presentes en el acto que lo conocieron por medio de sus abuelos, tíos o padres y hablan de él como si hubieran vivido la época” dijo su sobrino Edmundo, titular de la Agrupación Eusebio Marcilla.
Rápido, intrépido, de firmes convicciones. Así era Eusebio Marcilla, un piloto que brilló en el Turismo Carretera a fines de la década de 1940 y que a base de triunfos y gestos heroicos se ganó un lugar en la historia del automovilismo argentino.
Marcilla jamás dudó en ayudar cuando lo requería la situación. Auxilió a los hermanos Oscar y Juan Gálvez -cuando aún corrían juntos- en el Gran Premio del Norte de 1940, aunque muchos aún lo recuerdan por el gesto que tuvo ocho años después.
El 29 de octubre de 1948, en medio de una noche polvorienta en Huanchaco, Perú, Marcilla dio una vez más muestras de su heroísmo mientras luchaba por la victoria en el Gran Premio América del Sur, carrera que pasó a la posteridad como la Buenos Aires-Caracas. En medio de la noche, Juan Manuel Fangio tuvo un descuido, perdió el control de su Chevrolet y cayó a un barranco. Marcilla, que venía detrás, emergió de la nada, detuvo su auto y fue en busca del balcarceño y Daniel Urrutia, su acompañante.
Marcilla llevó a Fangio y a Urrutia al hospital en Trujillo. El trayecto hasta Caracas se convirtió en una proeza sobrehumana para Marcilla. El juninense recuperó el tiempo perdido y terminó segundo detrás de Domingo Marimón...a solo 12 minutos.
Donó su premio en efectivo a Fangio, priorizando su amistad sobre el triunfo. A partir de ahí, Marcilla se convirtió en el Caballero del Camino.
Pese a todo lo que entregó, por esas cosas de la política, durante buena parte de su campaña deportiva su nombre jamás fue pronunciado, ni en la radio, ni en los diarios de la época.
No obstante, jamás claudicó en sus convicciones. Nunca cedió a las presiones de ningún tipo, y entregó todo a sus amigos. a cambio de nada.