domingo 11 de mayo de 2025

CULTURA | 20 jun 2024

A 88 AÑOS DE SU PRIMERA PUBLICACIÓN

“Patoruzú”: la revista que fascinó a chicos y a grandes

El Archivo Histórico de Revistas Argentinas (AHIRA) sumó recientemente a su archivo la primera parte de la colección digitalizada de la revista de historietas Patoruzú, que son los iniciales 126 números. El trabajo puede ser consultado online o descargado en forma gratuita, desde el sitio web.


Por: Ismael A. Canaparo

Patoruzú fue una de las revistas más longevas de la historia editorial argentina. Cruzó sin interrupciones cuatro décadas convulsionadas, desde el 10 de noviembre de 1936 hasta el 30 de abril de 1977, cuando apareció el 2045, su último número. La frecuencia de aparición fue señal del éxito alcanzado: Patoruzú comenzó siendo mensual; en el Nº 7 del 4 de mayo de 1937 se convirtió en quincenal, y ya desde el Nº 29, del 4 de abril de 1938, pasó a ser semanal, con una regularidad que mantuvo hasta sus últimos números. Según varias fuentes, llegó a alcanzar tiradas de 300.000 ejemplares.

Todo comenzó con el personaje creado por Dante Quinterno, que dio nombre a la publicación y que integra, junto a Mafalda y El Eternauta, la trinidad de la historieta argentina. A partir de él, Quinterno creó el primer “sindicato” humorístico local, basado en el modelo estadounidense, que se extendió en todos los medios de la cultura de masas de entonces: diarios y revistas, radio, discos, cine y lo que hoy se conoce como merchandising.

El primer número de Patoruzú estuvo dedicado a la reproducción de tiras de la historieta ya aparecidas en la prensa periódica. Varios testimonios indican que el periodista Luis Alberto Reilly, sobrino de Juan José de Soiza Reilly, fue el “co-creador” de la revista que, a partir del segundo número, comenzó a publicar trabajos gráficos y escritos de otros colaboradores, hasta conformar un gran equipo de trabajo, en el que Quinterno delegó la mayor parte de la tarea.

Allí se destacaron innumerables colaboradores, que armaron una compleja trama de seudónimos, a veces difícil de reconstruir. Entre los ilustradores, además de Quinterno, estuvieron: Oscar Blotta, Roberto Bonetto, Fernando Roberto Cao, Rodolfo Claro (Mico, René Foly), Guillermo Divito (Willy, Cyrano), Eduardo Ferro (Eduardo, Due, F.), José Antonio Gallo (Toño, Toño Gallo, T.G.), Néstor González Fossat (Nenucho), Onofre Guratti, Germinal Lubrano, Adolfo Mazzone (Adolfo, Fito), Ermete Meliante (Don Ermete), Juan Carlos Miraglia, Eduardo Muñiz (E. M.), León Poch (Pocho, Lepó), Raúl Roux, José Luis Salinas (Joseph Louis).

Entre los redactores: Raimundo Calcagno (Dick Hero), Rodolfo Cárdenas Behety (Tom Gin), Mariano de la Torre Carlés (Dante de Palos), María Esther del Grosso (Mirella, M. E. de Montaldo, El Loro de la Casa), Félix Daniel Frascara (Víctor Córdoba), Enrique González Tuñón (El Licenciado Vidriera, Sixto de Mimbre, Pepe Tranquilo, Sofanor Caramillo, Temístocles García), Mariano Juliá (Congreve, G.Y.P., Marianito, Mr. Siches), Conrado NaléRoxlo (Ipipurra, Chamico, Montaldo, Menú Deportivo), Luis Parks (Luis de la Plaza, Villanueva), Sixto Pondal Ríos (Buster Keaton), Laura Quinterno (Ada Lind), Carlos Raffo (El negro del Buffet), Luis Alberto Reilly (Billy Kerosene), Máximo Sáenz (Last Reason), Abel Santa Cruz (Lépido Frías, Bruno Chanfle); Carlos Víctor Warnes, César Bruto (Uno Cualquiera, Napoleón Verdadero); Arístides Wolsky.

A lo largo del tiempo, a Patoruzú se sumó una numerosa serie de revistas: El Libro de Oro, Andanzas de Patoruzú, Patoruzito, Correrías de Patoruzito, Locuras de Isidoro, y varias más. Algunos de sus colaboradores dejaron Patoruzú para crear sus propios proyectos editoriales, como Reilly, Divito y Mazzone.

Bibliografía: Archivo Histórico de Revistas Argentinas (AHIRA) y Todo Historieta.


EL CACIQUE TEHUELCHE EN EL CINE


Admirador de Walt Disney, Dante Quinterno se lanzó a la aventura de animar a Patoruzú a principios de los años 40. El argumento escogido era una adaptación de los hechos acaecidos en una tira cuando el gitano Juaniyo secuestró a Upa. Para rescatarlo, Patoruzú primero venció a un oso y luego derrota a golpes al gitano.

"Upa en Apuros", un verdadero clásico de la animación argentina, sufrió una ajetreada producción debido a la alta calidad de su realización gráfica y la utilización del color, siendo el primer dibujo animado local en Technicolor. Esta faraónica empresa trajo aparejados altísimos costos, graves Pérdidas económicas y un estreno pospuesto del 21 de Abril al 20 de Noviembre de 1942, en el cine Ambassador, durante el estreno de "La guerra gaucha".

El brillante corto de 12 minutos de duración fue producido y dirigido por el Sindicato Dante Quinterno, con Tito Davison como director, Tulio Lovato como jefe de producción (y, a la vez, supervisor de la tarea de los dibujantes animadores), Oscar Blotta como animador principal (con Eduardo Ferro, Jaime Romeu, José Gallo, Roberto Bonetto y Luis Destuet como colaboradores en los dibujos y animación), con el pintor alemán Gustavo Goldschmidt en los decorados, y con el propio Quinterno en los "story-boards". Como partitura se utilizó el fondo musical Melle Veersma.

El film sorprendió al propio Walt Disney por su calidad técnica (especialmente por poseer una animación elegante y refinada, y por el empleo del color), tanto es así que, cuando Disney vino a la Argentina, conoció a Quinterno y lo invitó a trabajar en Estados Unidos, aunque él prefirió quedarse en su país.


UN LENGUAJE PARTICULAR


El argot de Patoruzú es uno de sus rasgos más distintivamente campesinos, y se aparta marcadamente del estándar rioplatense. No es, sin embargo, particularmente realista; toma sus términos indistintamente del norte, el oeste y el sur del país, y en algunos casos hasta del lunfardo traído a Buenos Aires por los inmigrantes. Entre los más conocidos de sus términos, se encuentran:

¡Ahijuna!: Interjección que apocopa ¡Ah, hijo de una ...! sobreentendiéndose el insulto a la madre. La elisión de la /d/ y la desaparición del hiato son típicas del habla del interior de la Argentina, donde la influencia de los dialectos peninsulares ha sido más perdurable que en el habla porteña.

Amalaya:  Del quechua, "quiera Dios" o "así sea". En el peculiar dialecto de Patoruzú, se usa para denotar sorpresa.

Canejo: Lunfardo, deformación eufemística de "carajo".

Chei: Del mapudungun che, "gente", el mismo origen que el lunfardo "che".

Conchabo: Arcaísmo del español americano, "acordar, especialmente en secreto". En Argentina tiene a veces el uso de concertar un trabajo. Posiblemente del latín conclavari, "encerrarse bajo llave".

Fiero: Feo. Metaplasmo que une la fealdad con la fiereza de la bestia salvaje.

Gurí / Gurisa: Del guaraní, "niño" o "joven".

¡Huija!: Interjección de origen desconocido, empleada para arrear el ganado. Patoruzú la usa como exclamación de alegría.

Jue' pucha: Apócope de hijo de pucha, mostrando la misma tendencia antihiática ya mencionada.

Mandinga: Uno de los pocos vocablos de origen africano constatado en el lunfardo, los malé o mandinga eran una tribu sudanesa apreciada por los tratantes de esclavos por su fiereza y fuerza física. Con mezclados admiración y desprecio, el lunfardo usa su nombre para mentar al diablo.

Patacones: Arcaísmo por dinero; era el nombre de la moneda de plata de una onza en la época colonial.

Po: Apócope de pues, usado como muletilla, una práctica frecuente en el español patagónico y chileno.

Sotreta: "Bribón" o "rufián", por extensión de su sentido original de caballo inútil o de mala intención.

Tata: "Padre", del quechua.

¡Velay!: Interjección empleada en caso de asombro o sorpresa.

 

 

 

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