

Por: Ismael A. Canaparo
Osiris Rodríguez Castillos (Montevideo, 21 de julio de 1925 — 10 de octubre de 1996) fue un poeta, escritor, investigador, compositor, cantante, instrumentista y luthier uruguayo. Está considerado como uno de los pilares del folclore de su país.
Osiris fue producto de unos padres especialmente interesados por la cultura, la música en general y la educación de sus hijos en particular, y con un interés primordial por la historia, la historia del arte, la lingüística y la literatura. Tempranamente se preocupó por las raíces de la música autóctona. Siendo un niño, su familia se traslada a Sarandí del Yí (Durazno), donde pasaría su infancia, y más tarde a Florida, donde cursaría los primeros años de sus estudios secundarios, que luego continuaría en el Liceo Francés de Montevideo, pero que nunca terminaría. Curioso y ávido de experimentar la vida, durante su juventud llevó una vida casi nómade, recorriendo lugares y experimentando vivencias, que al fin fueron la médula de su obra.
Estudió guitarra desde muy temprana edad. A los 6 años comenzó con el piano y a los 8 años compuso sus primeros poemas, los cuales da a publicidad en la década del 50 por radio rural, en un programa que se llamaba “Un poeta oriental dice sus versos”.
En 1953 recibió la medalla de oro a la poesía épica por su “Romance al General Lavalleja”. Dos años después editó su primer libro, “Grillo Nochero”. Trabajó en radio Carve junto a Amalia de la Vega en un programa titulado “Bajo las luces de kolynos”. En 1957 firmó “1904 Luna Roja”, que contenía poesías de su niñez y las “Décimas a Jacinto Luna”, una de sus primeras canciones.
En 1962 grabó lo que sería su primer LP titulado “Poemas y Canciones Orientales”. En 1963 salió al público “Cantos del norte y del Sur” y es nombrado miembro asesor de la junta continental de investigación del habla popular latinoamericano. En 1964 viajó a Washington invitado a realizar recitales. Estuvo como jurado y grabó para radio y televisión. En 1966 salió su segundo LP para el sello RCA Víctor, titulado “El Forastero”.
Encabezó recitales en todo el país y en parte de la Argentina, además de llevar a cabo conferencias en museos, bibliotecas y universidades. En 1970 aparece su tercer disco, “Cimarrones”, y se empieza a dedicar de lleno a la guitarra y crea un nuevo método de estudio de la mano derecha.
También en los ´70, Ariel Ramírez, presidente del Directorio de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música), lo convoca a Buenos Aires para que ofrezca una serie de conferencias sobre la "Identidad social del gaucho".
En 1974 sacó el LP “Pájaros de piedra”, con las lógicas dificultades de un quiebre constitucional en el país.
En enero de 1980 editó los cuentos “Las Aventuras del Gaucho Alambre”. En 1981 se exilió en España y funda su taller para la Investigación del sonido de la guitarra.
Osiris Rodríguez Castillos fue un exiliado tardío. Su idea era que no consiguieran expulsarle de su país por muchos padecimientos económicos y morales que le pudieran infringir. La dictadura militar le impidió realizar presentaciones y difusión de sus obras, debido a su compromiso político. Tuvo que sobrevivir dando clases de guitarra en su casa de Montevideo. Entre los años 1974 y 1977 quedó relegado al ámbito privado. Para su espíritu creativo esto se volvió insuficiente, lo que funciona como acicate para desarrollar una antigua sed: dedicarse a la investigación y el estudio de la guitarra en profundidad. Crea un nuevo "Método para guitarristas", de ejercitación de la mano derecha, e indaga en una posible reestructuración física del instrumento, buscando lograr el perfeccionamiento de la emisión del sonido. Lo registra bajo el nombre "Nueva Guitarra": construye "la Osiris", de la que, presumiblemente, sólo existen tres en todo el mundo.
A fines de 1978 realizó dos recitales: en el Teatro del Notariado y en el Teatro del Centro, de Montevideo, que resultan ser llenos y abrumadores, prácticamente con la única difusión de boca en boca. Pero la realidad es que continúa en la lista negra del gobierno de facto, y entonces comenzó a plantearse un posible exilio. En enero de 1980 edita los cuentos "Las Aventuras del Gaucho Alambre" y, al fin emprende un exilio voluntario y silencioso a Madrid, adonde vivió durante catorce años, desde el 6 de enero de 1981. Allí, en un piso de Arturo Soria, trabajó incansablemente en la construcción de su guitarra, buscando el reencuentro "con ese sonido dulce parecido al del laúd..."
En España terminó como finalista entre más de 800 participantes en el "VII premio Literario de Narraciones Breves Antonio Machado"; el cuento premiado es editado junto con los de otros autores en un volumen denominado "Tú, Guiomar y otros relatos", en 1983. Años después, llegada la democracia a su país, vuelve a Uruguay invitado por el Movimiento 26 de marzo. Forma parte de sus listas, y realiza un largo viaje por todo el interior del país explicando las razones históricas y personales que le llevan a su candidatura testimonial a diputado. De regreso en Madrid, basándose en el discurso de la campaña, empieza a trabajar en un ensayo inédito sobre historia política del Uruguay: "El libro del discurso".
En 1993 regresó a Uruguay definitivamente y ese mismo año le es otorgada una "pensión graciable", pequeña pensión que se otorga, por aprobación del Senado de la República, a personalidades de gran significación cultural. Se desempeña en tareas de investigación en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional y continúa trabajando en su ensayo sobre historia política. Pero en la madrugada del 5 de octubre de 1996, a los 71 años, un aneurisma de aorta lo hiere de muerte. Cinco días después, sin salir de un coma profundo, muere en un hospital público de Montevideo. Luego de un velatorio multitudinario, fue incinerado y sus cenizas fueron vertidas en el río Yí en una ceremonia familiar emotiva, sobria y silenciosa.
SU VIDA PRIVADA
Osiris fue un hombre intenso en todas las áreas de su vida. Se casó en primeras nupcias con Imasul Botello, con quien en 1948 tuvo su primer hijo, Federico. Compartió casi diez años con Margot Dupuy, de quien poco se sabe excepto que le regaló su primera máquina de escribir y que era algunos años mayor que él. En 1965 contrajo matrimonio con Zulma Di Pólito, catorce años menor que él y con quien tuvo una hija, Pilar. En 1981, en Madrid, inició una relación con Consuelo Vázquez de Parga, con quien compartió todos los años de su exilio, hasta la muerte de ella, en 1992.