Por: Redacción Semanario de Junín

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 426 DE SEMANARIO DE JUNÍN. CORRESPONDE A LA SEMANA DEL 7 AL 13 DE SEPTIEMBRE DE 2024

Esta semana, el municipio salió a publicitar que “continúa con las acciones de prevención de dengue en todo Junín” y para ello se presentaron con fotógrafos y cámaras de televisión en el Club Moreno para llevar adelante el “operativo de descacharrado que se realizó en las instalaciones ubicadas en Winter y Bolivia, donde se despejó el espacio de elementos que puedan acumular agua y basura, ya que son los lugares donde el Aedes Aegypti, mosquito transmisor del dengue, deposita sus huevos”.

Advirtiendo desde la oficina de prensa que “el club, se encuentra en una de las zonas donde más casos se registraron de esta enfermedad durante el último brote”.

Fiel a su estilo de gobernar, poniendo las responsabilidad en los demás y no en los propios errores, olvidaron mencionar que a pocas cuadras del lugar se encuentra uno de los principales “megacriaderos” del mosquito que contagia esta enfermedad y se desarrolla en pequeños lugares donde se acumula agua.

Justamente se trata del cementerio Central de Junín que, junto al del Oeste, poseen (todavía en funciones) miles de floreros en las tumbas, los cuales sin lugar a dudas son caldo de cultivo para los aedes.

Dengue: 4 carteles a los que nadie hace caso

Se calcula que cada uno de los cementerios cuenta con unos 40.000 floreros donde se depositan las ofrendas en homenaje a quienes nos precedieron en el camino de la vida.

Del total sólo estarían en funciones unos 20.000 en total entre las dos necrópolis juninenses, lo cual se trata de una cifra descomunal a la hora de contrarrestar la crianza del díptero.

Más allá de las recomendaciones de la subsecretaría de Ambiente y los carteles que aconsejan utilizar arena húmeda en los depósitos de agua, durante una visita realizada por SEMANARIO se pudo constatar que la práctica de colocar flores en estos lugares sigue vigente, lo cual más allá del respecto a los fallecidos en estos tiempos, pone en riesgo la integridad de los que todavía siguen vivos.

Por este motivo, resultaría muy saludable que el municipio tome cartas en el asunto para poner coto a estas prácticas y comience a mirarse más el ombligo a la hora de prevenir.

De lo contrario ocurren situaciones contradictorias, como las expresiones de Cecilia Laffaye, titular de la subsecretaría de Medio Ambiente de la comuna quien habría manifestado respecto a la tarea en el club Moreno, que “estamos muy contentos realmente de estar llevando adelante un nuevo operativo, en esta oportunidad en una institución deportiva, esto quiere decir que los vecinos de nuestra ciudad están tomando conciencia, esta campaña de sensibilización respecto a cómo prevenir esta enfermedad tan importante está dando resultados”.

Lo cual llama a la pregunta de rigor: ¿Y por casa qué controlamos?

Si la idea del municipio según la funcionaria “es sacar todos los cacharros o residuos que queden de cada tarea de mantenimiento que se realizó en el club” y quieren que “todas las instituciones deportivas de nuestra ciudad adhieran, en hacer un descacharrado”, bien podrían dejar sin efecto el uso de agua en los cementerios para evitar males mayores y ser coherentes en los consejos dados.