Hoy se cumple un nuevo aniversario, el 138 de la fundación del taller ferroviario de Junín, mi mejor homenaje, recuerdo y agradecimiento a todos los que pasaron por sus entrañas haciendo grande a nuestra ciudad y a los Ferrocarriles Argentinos.

Hoy lo encontramos, en parte depredado, usurpado, con otros usos; pero la esencia ferroviaria también existe, se trabaja en el rubro, con la incertidumbre que nos acompañó durante años.

En toda su historia contó con la presencia de un grupo de valientes que durante casi 30 años defendió a capa y espada su continuidad: fueros los integrantes de COOTTAJ y hay prueba palpable de ello: el Complejo Beto Mesa, la restauración de todos los galpones sobre Jean Jaures y Primera Junta; restauración de varios lugares de trabajo que hoy se usan para las tareas ferroviarias; reconstrucción de la Casa de la Cultura, del espacio físico donde se capacita a jóvenes con ganas de progresar (ex sección hojalatería). También los vehículos que hoy están en uso, todo el conjunto de instrumentos de medición y prueba, puente grúa eléctrico de 15 TON, circuito de agua potable y cientos de trabajos para las distintas empresas a lo largo del país, hablan a las claras de todo esto.

Algunos “paracaidistas” (que no son, ni serán ferroviarios), hoy deambulan por sus terrenos y siguen con la postura de negar esta etapa, tratando de menoscabar todos sus logros. Para ellos simplemente mi repudio total.

La escuela Industrial, el INAES y algunos dirigentes sindicales, también contribuyeron al mantenimiento es su momento, con el invalorable aporte de mano de obra de calidad y gestión.

Por último el reconocimiento a Mario Meoni, que sin ser ferroviario hizo mucho más que algunos que si lo eran, lamento profundamente su fallecimiento, estoy seguro que el presente sería muy distinto.

El taller se defiende todos los días, haciendo lo necesario para mantenerlo vivo (no sólo por cobrar un sueldo).Ojalá algún día así lo entiendan.

NdR: El sábado 30 de octubre de 1886 por la tarde, el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico inauguró un pequeño taller en Junín, con nueve operarios. Dos meses después ya trabajaban 51 obreros. En 1906 se produjo la remodelación de las instalaciones, construyéndose grandes galpones. En esa época trabajaban 1600 operarios. A fines de 1926, los talleres contaban con todas las instalaciones necesarias para carpintería, fundición, ajuste, usina eléctrica, herrería, calderas, tornería, pinturería y aserradero. El número de operarios había crecido a 3500. En la década de 1930 los talleres fabricaron la carrocería del primer coche motor del Ferrocarril Pacífico y llegó a contar en su desarrollo con más de 5.000 trabajadores.