

Por: Redacción Semanario de Junín
Durante más de 40 años la policía bonaerense espió a miles de vecinos de Junín y la región. Se metieron en las escuelas, en los clubes, en las sociedades de fomento, en los sindicatos y en los mitines y partidos políticos.
Esos archivos fueron recuperados hace más de dos décadas y los informes sobre Junín y la zona serán clasificados para luego dar a conocer la aberrante información a la comunidad.
El espacio físico que va a tener el “Archivo de la Memoria” a partir del 24 de marzo del 2025 en las instalaciones del Colegio Normal y a cargo del instituto de Formación Docente 129, es un lugar que ya estaba previsto en la firma de lo que fue el convenio con la intención de “gestar construir y proyectar políticas de memoria a nivel local”.
En una entrevista con el director ejecutivo de la institución, el profesor Mauricio Madrea resaltó que “esto parte de la idea de entender que la historia –esa que estudiamos tanto- atraviesa nuestras propias historias locales y regionales que a menudo no son rescatadas ni valorizadas. Estamos acostumbrados a repetir las historias que transitan otras escalas por eso vamos a darle mayor entidad a esa ‘microhistoria’ que ha tenido lugar en nuestras localidades. Entonces el archivo buscará recuperar los datos de la zona acerca de lo que en su momento fue la dirección de inteligencia de la policía de la provincia de Buenos Aires, la Dippba, y su espionaje capilar en Junín y la región”.
El espacio físico que va a tener el “Archivo de la Memoria” a partir del 24 de marzo del 2025 será en las instalaciones del Colegio Normal
-¿Por qué se firma el convenio?
-Lo que hace el convenio es permitirnos al instituto 129 a través del profesorado de historia, iniciar un proyecto de investigación a partir de la documentación entregada. Es información que concentró la Comisión provincial por la Memoria (CPM) en el año 2001 y fue declarada patrimonio universal por la Unesco y hoy podemos disponer para conocer y publicar las historias locales.
-¿Qué significado tiene el que sea patrimonio universal de la Unesco?
-Los archivos de la Dippba son uno de los más grandes de América latina y del mundo sobre tareas de inteligencia.
-¿Dónde estaban esos archivos?
-Estaban ocultos. La dirección de inteligencia policial funcionó desde el año 1956 luego del derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón hasta el año 1998, realizando tareas de inteligencia con un objetivo de persecución política (principalmente durante el terrorismo de Estado de 1976 al ’83). Con una función claramente secreta de rescatar información política en los distritos en sus diversas manifestaciones institucionales como ser escuelas, clubes de barrios, cooperadoras, partidos políticos, sindicatos, organizaciones estudiantiles, entidades gremiales, medios de comunicación y otras instituciones que eran observadas.
-Si bien el gobierno de facto era militar, la policía provincial fue protagonista esencial durante esos años de terrorismo de Estado.
-Exactamente, porque el trabajo de la Dippba para entregar al gobierno nacional llegaba capilarmente a cada dependencia del interior para que hicieran sus propios informes. Muchos de ellos eran realizados por las autoridades locales por agentes que no declaran sus nombres, pero los datos compilados en un archivo central hablan de espionaje totalmente especializado. Insisto en la palabra “capilar” porque es un trabajo muy fino ya que abordan todas las instituciones y los barrios. Toda acción política de la localidad, sea gremial, estudiantil era parte del espionaje.
“Es un trabajo enorme porque es un proceso de lectura, organización, sistematización e interpretación de datos que lleva mucho tiempo”
-En esos tiempos Junín tenía una fuerte presencia del ejército en el distrito ¿igualmente la policía era la que espiaba a todos?
-Exactamente por eso es un archivo tan rico en información y en sentido. Uno de los desafíos que tenemos como profesorado es estudiar el “sentido” de esos documentos. Muchas veces esos documentos eran información heurística, los datos duros. Pero lo más interesantes es darle una interpretación. Los casos, los datos, las estadísticas y los informes, tienen que ser luego pensados en un marco teórico y de procesos locales. Esa es nuestra tarea.
-En otros distritos la CPM entregó los archivos a las intendencias, pero en Junín lo hizo a este instituto que tiene un profesorado de historia.
-Si porque uno de los temas que evaluamos a la hora de realizar este convenio con la CPM, fue evitar que los archivos tuviesen vaivenes en función de los tiempos políticos y que además fueran resguardados por una institución que tenga una trayectoria en investigación y pudiese darle continuidad a los estudios del material. En realidad, es la primera vez que la comisión lo hace con un instituto de formación docente y eso habla bien del tránsito en lo que se trata de la historia local. Por eso no sólo tendrá continuidad, sino que será retomado por estudiantes y docentes que se dedican a la investigación y que esa investigación va a ser anclada en Junín, hilvanando además lo local, regional, provincial y nacional.
-Y con el objetivo de recuperar la memoria
-Exacto. La memoria de lo que hemos sido como localidad, como militantes políticos, como organizaciones y ver que esa historia transitó nuestras calles, nuestras instituciones, nuestros espacios más mínimos.
-Se trata de una parte importantísima de la historia de Junín, ahora bien ¿los juninenses podrán acceder a ese material que guarda secretos seguramente de su familia? Acaso tan secretos que muchos ni siquiera lo imaginan.
-Si, en principio cualquier persona u organización que sospeche haber sido investigada por la Dippba, puede solicitar por medio de un escrito para que se le facilite la información. Nosotros seríamos intermediarios para habilitar el proceso de búsqueda. Luego hay otro trabajo que nos compete en particular y es el de preparar informes que luego sean publicados en la comunidad.
“Los archivos de la Dipba son uno de los más grandes de América latina y del mundo sobre tareas de inteligencia”
-¿Qué te causó encontrarte con este material?
-En principio sorpresa porque la cantidad de información que hay es inimaginable. Nunca pensé que podía existir tanta. En segundo término sentí escozor, porque muchos de los documentos hablan de los peores tiempos de la Argentina y las prácticas aberrantes de la política y el terrorismo de Estado en el país. Finalmente me produjo una motivación en la necesidad que tenemos como institución, como agentes del Estado, como equipos de conducción, como docentes; de poder hacer público aquello que ha sido privado de su difusión durante mucho tiempo. Decimos que en un régimen republicano, uno de los pilares fundamentales es la publicidad de los actos de gobierno y acá hablamos de casi 42 años de historia secreta de nuestra localidad. Nos motiva seguir construyendo memoria y que sea la educación pública la que esté tomando las banderas de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Parte del material recibido en Junín donde se reúnen miles de páginas referidas al espionaje efectuado contra personas e instituciones por parte de la policía provincial. (foto Alba Piazza)
-¿El archivo será de Junín y la región?
-Si. Es un trabajo enorme porque es un proceso de lectura, organización, sistematización e interpretación de datos que lleva mucho tiempo.
-¿Qué repercusión tiene este hecho tan característico para los estudiantes del instituto? Porque para los adultos mayores es algo contemporáneo, pero para los jóvenes podría resultar “un libro más” de historia.
- El interés ha sido notorio por lo manifestado por estudiantes, docentes de la institución como de distintas instituciones del medio local. Más allá de que no haya sido una historia transitada por ellos mismos, sí empezamos a ver que hay referencias a familiares directos y cercanos que de por sí llama la atención e invita a seguir transcurriendo en el proceso de búsqueda. Hay estudiantes que nos han preguntado sobre familiares que efectivamente aparecen como “espiados”. Incluso podrán recuperar “aquellas voces” de familiares o allegados a sus padres, según lo manifestado en aquellos momentos de la historia. Esto pone en juego algo interesante: por un lado los imaginarios construidos por la narrativa y cómo son reconstruidos al calor de estos documentos. De “aquello que me contaron”, lo que tengo en la memoria y aquello que construimos con estos documentos donde están declaradas las intenciones de los procedimientos, los operativos, las personas espiadas. Siempre los legados -y esto lo dije durante el acto- son retomados para ser reconstruidos y repensados en el marco de esta política de la Memoria. Porque nosotros hablamos de algo que hay que construir. Contextual y coyunturalmente. Como parte de un marco de políticas públicas que tiene que ver con lo que pensamos como sociedad, lo que queremos como sociedad. Es de lo más rico pensar que sigue habiendo un diálogo intergeneracional de legados recibidos de aquello que nos han contado y de lo que de ahora en más debemos reconstruir y pensar entre nosotros. Me parece que es el gran camino.
“El interés ha sido notorio por lo manifestado por estudiantes, docentes de la institución como de distintas instituciones del medio local”
-Es como un rompecabezas de miles de piezas que hay que empezar a armar y entender “qué pasó” en ese período.
-Exactamente. Había un primer discurso negacionista que decía: ‘esto no pasó’. Pero ahora que tenemos acceso a los documentos decimos: ‘esto sí pasó’. La discusión está en que algunos que reconocen que ‘eso pasó’. Sostienen que ‘debía haber pasado’. Entonces tenemos otro desafío que es ético y es político. Que debe reconstruir el ‘porqué no queremos que pase nunca más eso’. Ese es el legado, debemos decirle a la sociedad que no puede seguir ocurriendo. Ante aquellos que dicen que “estuvo bien porque…”, nosotros reiteramos que en una república no se ocultan datos ni acciones de gobierno, que no hay espionaje ni persecución. Debemos construir historia para que esa historia eche luz sobre nuestro pasado y también sobre el presente.
-Durante el acto pronunciaste un mensaje muy lindo respecto a la no violencia, en tiempos en que la escalada de violencia política se torna preocupante en nuestro país.
-Retomo a Theodor Adorno (filósofo alemán fallecido en 1969), un pensador de los más importantes de la teoría crítica que en el año 1966 pronuncia una conferencia referida al holocausto y referida al porqué Alemania transitó ese período tan terrorífico de la historia y dice que eso se debió a que no hubo capacidad de generar un clima de no violencia y lo que la educación tiene que hacer, es generar un clima, ‘cultural, oral y espiritual para evitar que la violencia siga sucediendo’. Y las claves para eso son las de siempre, el diálogo, las mesas redondas y las democracias. Eso sigue resonando en medio de la profunda violencia política en otros espacios como son los discursos oficiales.
Por eso como educadores tenemos esa responsabilidad. Sin embargo, quiero destacar que este es un proyecto de todos. Los organismos de derechos humanos en Junín han realizado un gran trabajo. Y cuando algo es público deja de ser “de alguien”. Este es un espacio abierto y todos están convocados a participar y bienvenidos a quienes quieran reconstruir la memoria local.