

Por: Redacción Semanario de Junín
NOTA DE TAPA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 435 DE SEMANARIO DE JUNÍN. CORRESPONDE A LA SEMANA DEL 9 AL 15 DE NOVIEMBRE DE 2024
En nuestra edición del pasado 19 de octubre, un informe especial titulado “Las Rutas de nadie” daba cuenta del abandono en que se encuentran dos importantes carreteras que pasan por nuestra ciudad como las rutas nacionales 7 y 188, debido al freno impuesto a la obra pública por parte del gobierno de Javier Milei.
Lamentablemente, el vaticinio terminó en tragedia, ya que el sábado pasado, un camión cisterna que circulaba por la Ruta Nacional 7 en su intersección con la provincial 51, a la altura de Carmen de Areco, chocó contra una combi que transportaba personal de la Unidad de Caballería de la Policía bonaerense que viajaba desde Bahía Blanca a controlar un partido de fútbol en San Nicolás, lo cual también es otro de los ítems inexplicables, respecto a que se trasladen policías a lo largo de 700 kms. para semejante objetivo.
Hubo que lamentar la muerte de cuatro efectivos, otros cuatro con heridas graves y un total de 15 heridos.
El hecho en sí reúne una cadena de disparates que son exclusiva responsabilidad de la gestión gubernamental nacional y la provincial.
A LA DERIVA
Mientras se dispuso recientemente la licitación para el mantenimiento de las rutas nacionales, el gobierno nacional, tal como lo advertíamos, dejó a la “buena de Dios” a los usuarios.
El mantenimiento es nulo o mínimo y el resultado no puede ser otro que este tipo de sucesos fatídicos.
La intersección de la 7 y la 51 ha sido escenario de grandes tragedias. El domingo 24 de marzo de 2019 murieron nueve miembros de una comunidad gitana, entre ellos cuatro niños, que viajaban en una camioneta que fue embestida por un camión.
Más de cinco años pasaron y hoy la obra para terminar la autopista está paralizada, cuando los pilotes que prevén la construcción del puente que despeje el peligro, son mudos testigos de la dejadez gubernamental.
El panorama en el lugar es tan sombrío como los hechos acontecidos: en el accidente de los policías mucho tiene que ver el estado de abandono de la obra.
Hay un terraplén a medio hacer, al igual que el distribuidor. Los pastizales que ya nadie corta, empiezan a tapar las señales de seguridad que las empresas habían dejado.
En las rutas nacionales ocurrió el 51% de los accidentes relevados y el 26% en carreteras provinciales. En autopistas la ocurrencia de accidentes fue de un 8,2%
El problema se denota cuando se recorre toda la extensión de la carretera, tal como lo significó SEMANARIO recientemente. Los terraplenes están llenos de malezas y se empiezan a notar cárcavas y erosiones. Muchas zonas despintadas y carteles de seguridad vial caídos o rotos.
Esta falta de atención a las rutas contrasta con el permanente control de vehículos por parte de la Agencia de Seguridad Vial y la Comisión Nacional de Regulación de Transporte. Las exigencias van en un solo sentido: el usuario de los caminos, cuando quienes deben ocuparse de los graves problemas que presentan las carreteras se hacen los desentendidos y miran hacia otro lado.
Si los accidentes viales graves ocurren en su gran mayoría por fallas humanas, difícilmente se detecten esas fallas monitoreando solamente el vehículo
DISPUTAS DE COTILLÓN
Por caso, el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, salió al cruce del proyecto que busca eliminar la VTV en la provincia de Buenos Aires, un proyecto impulsado por la oposición que propone erradicarla y limitar las inspecciones a lo que está previsto en la Ley Nacional de Tránsito.
El funcionario provincial sostuvo que “el esquema de la VTV está vigente desde hace más de 20 años en la provincia de Buenos Aires (la impuso el gobernador Duhalde en 1995) y tiene por objetivo asegurar que los automóviles estén en condiciones. Me parece poco temerario sacar el esquema”.
Y reconoció que se puede discutir o analizar el sistema para realizar mejoras en su funcionamiento. Sin embargo, remarcó que es “necesario” para todo el territorio bonaerense.
La discusión no hace más que dar otra vuelta de rosca en perjuicio del usuario del transporte automotor.
Por un lado, la VTV aumentó casi un 300% del año pasado a la actualidad. La recaudación millonaria de la misma no sale de una “zona oscura” donde diversas compañías multinacionales mantienen la concesión merced a prórrogas otorgadas desde la gobernación de María Eugenia Vidal y consolidadas durante la gestión de Axel Kicillof. Las concesiones se otorgaron por dos décadas, pero tampoco se conoce que la recaudación sirva para mejorar la infraestructura. Cumplido ese plazo, comenzaron a renovarse año tras año a las mismas empresas, que recaudan decenas de millones de pesos en cada planta de verificación.
La Planta de VTV ubicada en el Parque Industrial de Junín.
Lo llamativo de Bianco y que también contrasta con sus declaraciones, es que nada dice del estado en que se encuentran la mayoría de las rutas provinciales (no hablaremos de los caminos rurales), que resultan una carnada ideal para los accidentes viales, merced a las condiciones de desmantelamiento que presentan. Seguramente gran cantidad de lectores lo habrán vivido “en carne propia”, por ejemplo, al emprender viaje desde Junín a la costa atlántica y romper una o varias cubiertas y llantas en el periplo, o dejar en pésimas condiciones el tren delantero o los amortiguadores. La triste anécdota no falla en las tertulias de café.
Por otra parte, sería bueno conocer en detalle adónde van a parar los casi 600 millones de dólares que la provincia recauda anualmente sólo por el “impuesto a las patentes”. Una cifra que seguramente no es volcada en obras, lo cual queda al descubierto con sólo transitar las cintas asfálticas de nuestros alrededores.
Por ese motivo, todo termina siendo un dislate de la dirigencia política partidaria que con el fin de disputar el poder se aferra a cualquier argumentación, cuando todo termina siendo una historia más de “piratas del asfalto”, ya que desde hace décadas las administraciones de gobierno no han podido dar cuenta del porqué, a pesar de desbaratar las vías férreas no se realizó la inversión debida en materia de carreteras, teniendo a mano un festival de impuestos que –en teoría- serían destinados a ello.
Mientras se dispuso la licitación para el mantenimiento de las rutas nacionales, el gobierno nacional dejó a la “buena de Dios” a los usuarios
LA BOLSA O LA VIDA
También SEMANARIO, en la última edición del mes de marzo de 2022 y bajo el título “La bolsa o la vida”, puso en tela de juicio el manejo de la verificación vehicular y ya por aquel entonces el también hoy diputado nacional José Luis Espert, solicitaba a las autoridades: "búsquense un laburo digno para ganarse el pan en vez de chorearle de manera tan berreta la guita a la gente de laburo".
Senadora Aldana Ahumada, impulsora del proyecto para limitar la VTV.
Pero lo que coincidía en aquel artículo con el actual proyecto de eliminar el cánon verificador es que “poner el foco en el vehículo, cuando la responsabilidad de los accidentes es mayormente del conductor, da muestras de que el fin que se persigue para solucionar el caos del tránsito no es otro que el recaudatorio”.
Entonces, si los accidentes viales graves ocurren en su gran mayoría por fallas humanas, difícilmente se detecten esas fallas monitoreando solamente el vehículo.
La senadora Aldana Ahumada, impulsora del proyecto para limitar la verificación, compartió en redes sociales que “menos del 1% de los accidentes se debe a fallas mecánicas”, señalando que el 99% se atribuye a errores humanos, en cierta coincidencia con el artículo de este medio publicado en 2022.
En dicha oportunidad SEMANARIO puso de manifiesto un informe del CESVI Argentina entre el período de 2004 – 2016, donde se logró establecer una importante serie de datos que dan un claro marco respecto hacia dónde se debe apuntar con una verdadera prevención.
El meticuloso estudio de la organización internacional experta en accidentología, indica respecto a dichos accidentes que: los automóviles fueron los protagonistas en el 42% de los casos y los camiones en un 30%, las pick up en un 11% y las motos casi 6%.
La causa de esos accidentes, si bien intervienen diversos factores, fue en el 89,5% de los casos una falla humana y solamente en el 1,6% ocurrió por falla del vehículo, mientras que por las condiciones del medio la estadística demostró una incidencia del 8,8%.
Entre las fallas humanas, el 44% correspondió a la invasión de carril y un 14% a distracción y casi un 11% por maniobras abruptas. En otro orden figuraron: velocidad inadecuada en un 9% y en el resto el irrespeto por señales de tránsito y de prioridad de paso. También la distancia inadecuada entre vehículos y el cansancio del conductor.
En las rutas nacionales ocurrió el 51% de los accidentes relevados y el 26% en carreteras provinciales. En autopistas la ocurrencia de accidentes fue de un 8,2%.
El impacto de los choques fueron frontales en el 32% de los casos y frontolaterales en el 21%, mientras que el choque lateral se registró en un 15% de los casos analizados.
Siguiendo con la estadística de CESVI Argentina que se ocupó de 12 años de relevamientos, a pesar de lo que puede suponerse: el 88,4% de los accidentes ocurrieron en pavimento seco y un 6% en mojado, con un 3% en húmedo.
El 63% de los siniestros aconteció en una recta, mientras que el 21% fue en curvas y el 14% en intersecciones.
Entre las fallas de la calzada y acá cuenta también el mantenimiento de carreteras, avenidas y calles, un 25% de los accidentes se generaron por falta de señalización vertical y un 19% por falta de iluminación artificial.
Del total de los siniestros, el 41% ocurrió precisamente en la provincia de Buenos Aires y el 69% dentro de la región pampeana, lo cual indica la necesidad de buscar soluciones urgentes y sustentables a esta preocupante situación que afecta a nuestra zona y que sin dudas no alcanzará solamente con leyes o congresos sino con un efectivo compromiso de los funcionarios relacionados con el tema.