

El cambio climático, los fenómenos repentinos y violentos son cada vez más recurrentes y obligan a un nuevo paradigma respecto de las acciones preventivas que se deben tomar para evitar tragedias que se pueden evitar.
La reciente catástrofe que ocurrió en Valencia con la DANA, podría servir para que, donde aún no se produjeron hechos semejantes, existan planes de contingencia y una población entrenada para evitar males mayores.
Hay ciudades que tienen programas de prevención, como Miami con los huracanes. El Departamento de Gestión de Emergencias (Florida Disaster) coordina y ordena la evacuación de decenas de barrios e incluso condados enteros, ante el peligro de vientos dañinos, marejadas ciclónicas potencialmente mortales e inundaciones severas. Cuenta además con un mapa interactivo para que los ciudadanos puedan averiguar si su casa está dentro de las zonas de evacuación.
La plataforma visualiza el mapa de Florida con diferentes colores que corresponden a un tipo de zona de evacuación, con distintos niveles de prioridad, donde las Zonas A (en rojo) son las más vulnerables, y por ende, es la de mayor urgencia, y — luego de varias graduaciones en medio— las Zonas F (en fucsia), con probabilidades de ser evacuadas en último lugar. A su vez, el mapa interactivo permite buscar una ubicación exacta para saber en qué tipo de zona se encuentra, además de una opción de geolocalización automática.
España,por su parte, cuenta con mapas de inundaciones. Para ello, cualquier usuario puede recurrir rápidamente a la web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Dentro de esta página, se puede consultar un mapa que muestra una predicción de zonas inundables.
El país cuenta con el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI), que puede ser de gran ayuda, ya que advierte las zonas inundables (ZI) seande origen fluvialomarino. Y de ahí la polémica tras lo ocurrido, porque algo falló para que no se dispararan preventivamente las alertas correspondientes, que hubieran evitado gran parte de los más de 250 muertos que la DANA provocó.
Aunque también existen otros fenómenos que contribuyen a aumentar pérdidas humanas y materiales. En España ha pasado lo que en Junín también ocurrió: Se permitió la construcción de viviendas, calles, avenidas o centros comerciales en zonas deprimidas o inundables (En nuestra ciudad están los ejemplos del barrio privado Costa Verde y la terminal de ómnibus a la vera del canal del Salado).
Estos ejemplos de falta de previsión y respeto a la naturaleza, hacen que puedan repetirse estas escenas complicadas.Por lo tanto, y como ya no se puede demoler todo lo construido, cobran especial relevancia los mapas de riesgo, pero sobre todo de una comunicación efectiva y que toda la población tenga internalizada.
ALGUNAS INICIATIVAS
En nuestra zona, los fenómenos extremos, ya ha quedado claro, pasan por el Niño, La Niña,y la acción del hombre que, cambio climático mediante, ha secado e inundado campos y obligó a trabajar en un escenario posible y ya padecido: Cómo actuar, qué hacer si una ciudad queda inundada.
Los años 1993 y 2017 fueron críticos por las inundaciones en Junín, pero hubo años peores, como 1913,1914 donde el agua llegó a la plaza 9 de Julio
En plena sequía, y con más de 73 partidos de la Provincia de Buenos Aires bajo Emergencia Agropecuaria por este fenómeno (por caso en Junín se extendió la prórroga de emergencia que ya había sido declarada anteriormente, desde el 1° de enero de 2023 hasta el 31 de marzo de 2023, el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos presentó la “Mesa de Riesgo Hídrico” para trabajar con los 135 municipios en herramientas destinadas a “mitigar los efectos de inundaciones”.
Los efectos de la sequía se hicieron entonces muy visibles y el tema generó angustia en todo el territorio bonaerense. Sin embargo, luego que los meteorólogos aseguraran que “La Niña” había ingresado en una “fase neutra” y se esperaba la instauración de “El Niño”, es decir un aumento de precipitaciones por encima de los valores habituales, desde el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense se lanzó la “Mesa de Riesgo Hídrico” y se invitó a participar a representantes de los 135 municipios con el objetivo de “generar la percepción del Riesgo Hídrico hacia la comunidad”.
En 2023, la Provincia puso en marcha la ‘Mesa de Riesgo Hídrico’ con el objetivo de capacitar ante lluvias intensas y ‘preparar el terreno’ ante cualquier eventualidad
La Mesa de Riesgo Hídrico se abrió con el objetivo principal de estar preparados ante eventos de lluvias intensas, para capacitar, pero también para ‘preparar el terreno’. “Si una lluvia abundante o una crecida se produce en un lugar que no está poblado es un fenómeno natural pero si afecta a una ciudad es un desastre. Esa amenaza afecta a una zona vulnerable como tierras inundables donde no debería construirse, ni haber casas, pero las hay”, señaló el entonces Subsecretario de Recursos Hídricos Guillermo Jelinsky y explicó: “Uno no puede trabajar sobre la amenaza porque no podemos evitar la lluvia pero podemos hacerlo sobre la vulnerabilidad del terreno”.
En 2017, Junín estuvo bajo emergencia agropecuaria: Durante abril, se registraron en todo el partido 365 milímetros de lluvias. Se produjo, además, el aumento del caudal de la laguna Mar Chiquita por agua proveniente de La Salada desde General Pinto, que recibe a su vez agua de La Picasa (Santa Fe). De las 180.000 hectáreas que tiene, se vieron afectadas, entre inundadas y encharcadas, unas 90.000. Fue el año que se realizó el terraplén de 10 kilómetros al costado del canal del Salado y que se pensó como un dique de tierra ante posibles desbordes del canal del Saladoy quedó al día de hoy, como defensa para los barrios adyacentes al mismo.
Según un estudio de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, el 60% de 109 municipios, tienen planes de contingencia ante inundaciones, pero el 70% dijo que no lo comunicaron nunca
Los memoriosos recordarán una época más crítica. En mayo de 1993, se vivió una de las inundaciones más grandes que le ha tocado soportar a la ciudad en los últimos años. La cantidad de milímetros acumulada -más la falta de obras de infraestructura en todo el noroeste bonaerense- hizo que gran parte de la región se vea gravemente afectada por el avance de las aguas. La trascendencia de los hechos derivó en que el por entonces presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, “bajara” a nuestra ciudad para acompañar al ex gobernador Eduardo Duhalde, quien junto al ex intendente Abel Miguel se puso al frente de la situación que excedía los límites de Junín.
“Nosotros teníamos el dato en esa época de que había habido otra muy grande entre 1913 y 1914. En ese momento el agua llegó, según dicen, hasta cerca de la plaza 9 de Julio. Pero la del 93 fue una inundación grande, muy grande”, consideró hace unos años el agrimensor Hugo Fusé, por entonces a cargo de la Dirección de Obras Públicas del Gobierno local. Por aquellos años, el titular de Defensa Civil Marcos Conte sostuvo que el área a su cargo estaba preparada para asistir a diez, doce mil personas si lo necesitaran.
El 60% de los municipios bonaerenses cuenta con planimetría sobre las zonas inundables, pero el 80% no sabe cuál es la vulnerabilidad de esa zona en caso de ser superadas
Luego, citó que ‘la ciudad cuenta con Centros de Evacuación y citó a Sociedades de Fomento, la Guarnición Militar Junín y… el Complejo Deportivo Municipal’ que tuvo un cartel identificatorio al respecto. Hasta que desde las páginas de SEMANARIO hicimos notar que el centro de evacuación estaba en una zona inundable, a la vera del canal del Salado. Fue cuando decidieron primero retirar el cartel, y llamarse a silencio después.
Surgió entonces, cuál era y la pregunta –y es válida recuperarla nuevamente, atendiendo las variaciones climáticas y sus posibles efectos-, cuál es el plan de contingencia actual, y si los ciudadanos están enterados de cómo actuar ante algún evento extremo. Porque la primera reacción no llega de los organismos de seguridad, sino de uno mismo o, de un vecino. ¿Qué hacer, qué elemento de primera necesidad tener en cada casa, cuándo y cómo proceder? Estas son algunas preguntas que, otra vez, precisan tener un plan de acción previo, internalizado, y que cada uno pueda conocer cómo actuar hasta llegar a recibir la atención que la situación requiera.
MUNICIPIOS SIN PLANES DE CONTINGENCIA
En los comienzos de la gestión Kicillof, la Subsecretaría de Recursos Hídricos envío una encuesta a los 135 municipios para relevar el estado de situación respecto a esta temática en cada uno de los distritos. El resultado fue alarmante. La mayoría de los municipios no tienen planes de contingencia. De los 135 municipios, 109 respondieron la encuesta. Los datos arrojaron que solo el 25% de los municipios contestaron que cuentan con un área que entiende algo de la temática hidráulica, el 60% expresaron que tienen planes de contingencia ante inundaciones pero el 70% dijo que no lo comunicaron nunca.
Un plan de contingencia que no se comunica no existe. Si no se informa bien, la sociedad tiene una percepción errada de las obras que sirven para determinada lluvia. Aunque mejora la situación, ninguna puede ofrecer la garantía de que una ciudad no se inundará nunca más. Por eso los planes de contingencia son fundamentales y más en estos tiempos de cambio climático y fenómenos intensos.
La encuesta arrojó que el 95% de los municipios tiene áreas inundables, pero más del 60% de ellos reconoce que no tiene regulaciones de uso de los mismos. El 80% reconoció que no tiene una tasa destinada para el mantenimiento de las obras y la gestión del recurso hídrico.
Respecto a las obras, la encuesta reveló que el 60% de los municipios cuenta con planimetría sobre las mismas pero el 80% no sabe cuál es la vulnerabilidad de esa zona en caso de ser superadas. Por otra parte, el 50% de los gobiernos locales admite que no está participando de los comités de cuenca zonales.
El cambio climático hace que las lluvias sean cada vez más extremas por lo que este trabajo de prevención se vuelve cada vez más imperioso ante los evidentes efectos del cambio climático. Como las olas de calor, las lluvias también son cada vez más extremas y por eso, se impone prevenir.
Sobre los planes de contingencia, deben ser simples y lo más importante es que sean internalizados por la comunidad. Ante inundaciones la gente debe tener claro un ‘mapa de riesgo’, que muestre la ciudad por zonas, los caminos y los centros de evacuación, los lugares seguros y los puntos de reunión.
Y esto, al menos en la ciudad, es algo a trabajar, porque quedó visto que no alcanza solamente con tener servicios de emergencia preparados y entrenados, sino en informar, educar y concientizar a la población sobre la mejor manera de actuar, para mitigar los efectos que una catástrofe puede provocar.