

Por: Redacción Semanario de Junín
Pasa en los barrios de siempre, desde hace años. Y desde hace años, se repiten las mismas labores y obvio, los mismos resultados.
El temporal de la semana pasada que castigó Junín desnudó los viejos vicios de Petrecca, y los mismos argumentos que utiliza para la ocasión. Como siempre listo para el marketing, el Intendente aprovechó el momento y posteó en sus redes: “Desde hace una semana, las intensas lluvias golpean a Junín y a todo el centro del país. Desde el primer momento estamos en la calle, asistiendo y trabajando en cada barrio afectado”.
Lejos del marketing municipal, que intenta imponer la idea de un gobierno proactivo y preocupado por el bienestar de la gente, la lluvia viene a desnudar las falencias
“Antes, era antes”, fue el comentario que sintetizó la catarata de reclamos que se sucedieron en sus posteos, donde Petrecca se mostró junto a su cuñado, Juan Fiorini, recorriendo lugares tapados por el agua, tras el temporal que provocó anegamientos, inundaciones y problemas de todo tipo, sobre todo en los barrios periféricos de la ciudad.
A eso del “primer momento” no se lo dejaron pasar: ¿“De qué primer momento? ¿Dónde está el asistencialismo a los que se les mojó todo?… Con dar una vueltita para presentar al pariente no se solucionan las cosas…”, le espetaron.
“Solo para la foto figuretti 1 y 2; renunciá y dejá que venga gente nueva que tenga ganas de trabajar por los vecinos de Junín. Son unos caras rotas, la limpieza y mantenimiento se hace días antes de que pase la tormenta… no miran el pronóstico del tiempo o miran solo lo que les conviene a ustedes”, disparó un vecino.
“Una miradita solapada y ninguna solución… ¡solo una visita amigable y nada más!”, reflexionó otro. En síntesis, cada lluvia nos deja lo mismo, al menos las mismas imágenes. Un par de fotos del intendente (ahora junto a su cuñado-candidato), contando que ‘acompaña y ayuda’ mientras los vecinos, hastiados de la misma historia, lo critican en la cara.
Sí. Antes, era antes. Los vecinos tienen razón. Es lo que indica el sentido común: Si se hicieran los trabajos correctos de mantenimiento, se podrían evitar todas estas falsedades. Claro, pero se perderían la foto, que es ‘la que les garpa’.
En este marco, las quejas se direccionan fundamentalmente a la falta de tareas de mantenimiento y se replican por una gran cantidad de sectores de la ciudad. La limpieza de los desagües por ejemplo, no es una tarea habitual que se realice, sin importar de los pronósticos que alertan ante cada lluvia. No hay cronograma de recolección de montículos que se respete, los baches no se arreglan, no se desmalezan los espacios públicos… la ciudad está abandonada y en temporales como el actual, las consecuencias se observan en cada esquina.
Es el modelo Petrecca que viaja contando afuera las maravillas que hace en Junín mientras adentro le arrecian las críticas a estos viejos problemas.
Sus claroscuros van del ensalzamiento por la creación del shopping al ninguno a los barrios; el jefe comunal cuenta las nuevas Luces Led pero omite hablar de datos de la inseguridad creciente, etc. etc.
Petrecca se suma al mal que muestra la política argentina, que es el actuar a posteriori, el de hacerlo en la emergencia, un modelo de gobernabilidad concentrado en el corto plazo
Las bocas de tormenta rara vez son limpiadas, no hay un cronograma cierto de recolección de montículos en barrios más alejados, no hay trabajos de mejoramiento para las calles de tierra, la suciedad y los pastizales ganan los espacios públicos, como el de la terminal que (otra vez) prometió inaugurar en esta apertura de sesiones del Concejo Deliberante.
Lejos del marketing municipal, que intenta imponer la idea de un gobierno proactivo y preocupado por el bienestar de la gente, la lluvia viene a desnudar las falencias que se repiten año tras año.
Petrecca se suma al mal que muestra la política argentina, que es el actuar a posteriori, el de hacerlo en la emergencia. Y como muestra, esta semana contamos (y mostramos) que este sábado la comuna PRO local puso en marcha una retroexcavadora para liberar los pastizales acumulados de un arroyo que de estar en condiciones podría desagotar rápidamente un amplio caudal de agua que por negligencia termina quedando estancada en las calles, particularmente en las de tierra que tampoco tienen zanjeos mantenidos en cada cuadra.
Por ese motivo no se trata en estos casos de un daño causado por la naturaleza como se quiere hacer creer a la comunidad, sino a la falta de un trabajo planificado por parte de personal calificado para hacerlo.
Pero además, la prevención debe contar con una mirada integral, que en Junín sigue ciega: Desde estas páginas de SEMANARIO advertimos en numerosas ocasiones acerca de la irresponsabilidad de permitir construcciones, o re zonificar áreas deprimidas, permitiendo levantar espacios habitables, cuando claramente, son potenciales factores de riesgo.
Advertimos incluso cuando se colocó el Centro de Evacuación ante Catástrofes en el predio deportivo municipal, al lado del canal del Salado, y que luego de la denuncia de este medio, al menos retiraron presurosos el mismo a los pocos días; cuestionamos los permisos para construir a lo largo del canal entre laguna de Gómez y El Carpincho; y lo hemos hecho ante cada situación que en lugar de prevenir, pareciera que se prefiere jugar con los riesgos que ‘no va a pasar’.
La ausencia de correcto mantenimiento de limpieza de canales y desagües provoca inundaciones. Cuando pasan, llega Petrecca y compañía a decir que ‘acompaña’ a los vecinos en las soluciones
Contamos como se permitió, sin ninguna objeción que los jóvenes bailaran alegremente en un boliche a cielo abierto bajo rayos y un diluvio, para festejar un año nuevo o hace poco, una despedida de una colonia de vacaciones cuando el SMN había advertido del tormentón que obligó a una salida presurosa del lugar. En estas y otras ocasiones, desde el Municipio se hizo mutis por el foro.
Mientras tanto, avanza un emprendimiento a la vera de la circunvalación, en inmediaciones de San José Obrero, cercano a la laguna El Carpincho; mejor no acercarse tras alguna lluvia, porque no podrá salir. Y ni pensar si algún día ese espejo de agua se desborda: Ahí, trabajan las máquinas para lo que parece será una futura barriada.
Ante cada catástrofe se buscan culpables o al menos responsables. Y si bien contra el clima nadie puede, es dable poner en evidencia que hay una ausencia de previsibilidad en el diseño de la ciudad, pero sobre todo en el modelo de gobernabilidad concentrado en el corto plazo, en reaccionar en el día a día, pero que no logra contemplar los efectos en el largo plazo y gobernar la complejidad del mundo.
La inundación de las ciudades, los accidentes reiterados, las catástrofes ambientales y sociales no resultan de una única causa. Por el contrario, se trata antes bien de una sucesión reiterada de pequeñas negligencias que se van acumulando.
En este contexto, no extraña que nos sorprendan las catástrofes.