

Javier Milei participó este viernes en la conmemoración del 213° aniversario de la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo. El acto, que tuvo lugar en el Regimiento de Infantería 1 de Patricios, en el barrio de Palermo, contó con la presencia del ministro de Defensa, Luis Petri, y el jefe del Ejército Argentino, Carlos Alberto Presti.
Sin embargo, lo que debía ser una ceremonia solemne en honor al prócer Don José de San Martín terminó llamando la atención por una seguidilla de furcios del mandatario, destacándose un error particularmente insólito: rebautizó al libertador como “Juan José de San Martín”.
El discurso del presidente fue breve, pero cargado de traspiés. Apenas comenzó, su forma de leer ya dejó en evidencia la dificultad para enlazar palabras con fluidez.
Pero el momento cumbre llegó con la mención errónea de San Martín, lo que desató una catarata de burlas en redes sociales.
El episodio dejó en claro que la oratoria no es precisamente el fuerte del presidente. La dificultad para leer discursos sin tropiezos ya fue notoria en otras ocasiones, pero en esta oportunidad, al tratarse de una figura central de la historia argentina, el error resonó aún más fuerte.
Una seguidilla de errores en pocos minutos
El traspié con San Martín no fue el único momento incómodo del discurso. A lo largo de su breve intervención, Milei titubeó en múltiples ocasiones, con problemas en la articulación de palabras y cambios de ritmo repentinos que evidenciaban una lectura forzada.
Lo llamativo es que no se trataba de un discurso improvisado, sino de un texto leído, lo que hace aún más difícil justificar la cantidad de tropiezos.
No es la primera vez que Milei protagoniza episodios de este estilo. En otras intervenciones públicas ha cometido errores similares, ya sea al nombrar conceptos económicos o al enredarse con cifras y nombres propios.
Sin embargo, en un acto de esta naturaleza, donde la solemnidad es clave, la confusión con el nombre de San Martín no hizo más que alimentar las críticas sobre su capacidad de comunicación.
Mientras el gobierno sigue adelante con su agenda de reformas y ajustes, los errores discursivos del presidente continúan generando ruido. Y si bien un furcio puede ser anécdota, cuando los traspiés se vuelven recurrentes, empiezan a hablar de algo más que simples descuidos.