jueves 4 de septiembre de 2025

LOCALES | 8 abr. 2025

NUEVE AÑOS PONIENDO LA TAPA

SEMANARIO: La diferencia entre creer y pensar

SEMANARIO cumplió nueve años cuando muchos creían que no duraría ni un suspiro. Y los cumplimos conscientes de lo determinante que ha sido haber sacado a la luz temas ocultos, y estar del lado de los que no tienen voz.


Por: Por Omar Meraglia

SEMANARIO cumplió nueve años cuando muchos creían que no duraría ni un suspiro. Por suerte hubo otros tantos que pensamos que se trataba de un proyecto periodístico necesario, para romper el accionar abúlico y desapacible de la prensa del interior, cooptada por los monstruosos medios porteños que nos dicen como está el tránsito en las autopistas mientras paseamos en bici por el parque.

Son los mismos que nos venden al político de turno al cual reconocemos hasta por su voz, pero no tenemos ni idea de a quien votamos para que llegue al Concejo Deliberante y se desocupe de nuestras miserias cotidianas.

Hay una frase que le adjudican a Albert Einstein en los poco confiables mentideros de las redes sociales e indica que “es más fácil creer que pensar. La creencia se hace muy chiquita y el pensamiento muy grande. La creencia no se puede discutir y algo que no se puede discutir no se puede mejorar y el pensamiento, cada vez que se discute se mejora”.

Creo que allí reside el valor de un medio de prensa como SEMANARIO, en una ciudad atravesada por la evangelización, encaramada en grupos de poder político partidarios, sociales y de medios de comunicación.

En ese escenario y más allá del respeto por todas las religiones, resulta revolucionario dejar de creer porque sí, para ponerse a pensar porque no.

Y seguramente en ese ejercicio que hemos intentado implementar, se haya ido desperezando y acompañándonos, buena parte de la comunidad que no se conforma con cuentos de mesías de poca monta, que prometieron paraísos que sólo construyeron para sí mismos.

Una bocanada de aire, frente a la asfixia de la antipolítica ensayada por simples ganapanes del Estado, que calientan sillas a la espera de que esté depositado su inmerecido salario y creen que con eso alcanza para satisfacer al soberano que juraron representarían.

Pensar y hacer pensar ha sido el objetivo, resistir a los embates del tradicionalismo durante nueve años puede que sea el resultado de esa chispa de creación que genera un pensamiento y resulta el primer paso para hacerlo realidad.

En nuestro caso, no elegimos creer sino pensar y aunque a algunos les pese, ya somos una realidad.

 

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