

El gobierno de Junín, ya sin pastores milagrosos de por medio, celebró -al igual que tantos vecinos- la recuperación de cierto caudal de agua en la laguna de Gómez que, insistimos, por imprevisión terminó secándose cuando se construyeron los pilotes para la refacción del espigón.
Pero más allá de eso y como también lo señalamos oportunamente, el sistema de compuertas continúa sin control por parte de autoridades que tengan experiencia en manejo del agua y que pongan en marcha los protocolos correspondientes para no volver a foja cero.
Tal como muestran las imágenes tomadas este fin de semana el agua sigue yendo hacia el río Salado para continuar hacia El Carpincho, cuando razonablemente debiera adquirir un nivel determinado en la de Gómez.
Como se ha visto con otros tantos fracasos de la gestión, no servirá de nada llorar sobre la leche derramada o echarle la culpa a Kicillof.
Los “patos criollos” del Ejecutivo ya tienen varias en su haber y sería bueno que convoquen a algún técnico en hidráulica provincial y activen el comité de cuenca para evitar problemas a futuro que tienen un costo demasiado caro para todos los habitantes de la región.