

Juan José Llach, figura emblemática de la economía y la educación en la Argentina, falleció anoche a los 81 años. Con una carrera que abarcó más de cinco décadas, combinó el análisis académico riguroso con un fuerte compromiso con la función pública y la formación de nuevas generaciones. Su legado intelectual dejará una marca en el pensamiento económico argentino y en el debate sobre la equidad educativa.
Nacido el 7 de febrero de 1945, Llach cursó estudios de Sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA) y Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), dos campos que integró de forma constante a lo largo de su vida profesional. Su doble formación le permitió abordar los problemas estructurales del país desde una perspectiva multidisciplinaria, con especial énfasis en los vínculos entre economía, política y sociedad.
Durante la presidencia de Carlos Menem, entre 1991 y 1996, se desempeñó como secretario de Programación Económica, uno de los cargos técnicos más relevantes dentro del Ministerio de Economía. En esa etapa, participó del diseño de políticas vinculadas al proceso de reforma del Estado y estabilización macroeconómica, en un contexto de convertibilidad y cambios profundos en la estructura productiva del país.
Más adelante, entre 1999 y 2000, fue ministro de Educación de la Nación durante el gobierno de Fernando de la Rúa. En un período signado por restricciones fiscales y tensiones políticas, impulsó propuestas orientadas a mejorar la calidad y equidad del sistema educativo. Su gestión buscó avanzar en la implementación de políticas públicas con sustento técnico, en diálogo con actores del sector educativo y con una mirada federal.
Su vida académica
Académico de sólida trayectoria, Llach fue profesor titular en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Austral, donde fundó y dirigió el Centro de Estudios de Gobierno, Empresa, Sociedad y Economía (GESE). Fue también investigador del CONICET y del Instituto Di Tella, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, de la Academia Nacional de Educación y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales.
A lo largo de su carrera, publicó más de 40 trabajos académicos y seis libros que exploraron desde la historia económica hasta el futuro del desarrollo argentino. En Reconstrucción o estancamiento (1987), analizó los desafíos de la economía nacional post dictadura; en Otro siglo, otra Argentina (1997), reflexionó sobre la necesidad de una transformación estructural del país; y en El desafío de la equidad educativa (2006), coescrito con Silvina Gvirtz, abordó las desigualdades persistentes en el acceso y la calidad de la educación.
En los últimos años, Llach fue una voz habitual en medios de comunicación y un referente intelectual respetado tanto por sectores liberales como progresistas. Sus colegas lo recuerdan como un hombre de pensamiento profundo y modales austeros, que nunca perdió el contacto con el debate público. “Juan José fue un intelectual riguroso, pero sobre todo un humanista comprometido con una Argentina más justa”, lo definió un excompañero del GESE. Desde la Universidad Austral, su comunidad académica expresó un “profundo pesar” y destacó su “aporte decisivo al estudio de la relación entre economía, sociedad y ética”.
También desde el ámbito político hubo muestras de reconocimiento. Ex ministros y funcionarios de diferentes signos ideológicos valoraron su integridad y su contribución al pensamiento público.
Premiado en dos ocasiones con el galardón Konex —en 1996 por su trabajo en Sociología y en 1998 por su aporte a la Economía—, Llach fue también un defensor del diálogo interreligioso y un impulsor del pensamiento social católico. Desde su participación en el Consejo Nacional de Calidad de la Educación hasta su presencia en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, su trayectoria refleja una vida dedicada al bien común.