

“Agarrado con alfileres” y sin “los mínimos recaudos necesarios”, fueron los argumentos que expresaron ayer los concejales luego de la reunión de la comisión de Obras Públicas del Concejo Deliberante de Junín, para rechazar el convenio urbanístico que ya tiene la firma del intendente Pablo Petrecca aunque éste siempre le negó esa posibilidad al verdadero propietario del Teatro San Carlos, pero que ahora negocia con su presunto socio comercial Eduardo “Condorito” Dimarco.
Así como rápidamente cambiaron de mano la avenida Arias y permitieron que se abran las puertas de la sala a pesar de estar clausurada por la gestión de Mario Meoni y sin que se hicieran las mejoras que los funcionarios municipales y bomberos intiman a realizar al resto de los empresarios y comerciantes de Junín, ahora Petrecca intenta que se modifique la categoría por la cual el legendario cine teatro es un “bien con valor patrimonial”.
Ya desde 2019, el Ejecutivo municipal sostiene que debe seguir como bien protegido, de hecho en aquel entonces, el concejal de ‘Cambiemos’ Marcelo García afirmó que el Ejecutivo aconsejó que el inmueble siguiese en la condición de bien protegido, por lo que, en línea con el resto de los bloques, “se votará a favor de que continúe como bien patrimonial”.
Añadió hace casi seis años: “Nunca hubo convenios urbanísticos, mantenemos la posición de que se quede dentro del listado, pero recomendamos a la firma que siga el reclamo por la vía administrativa, con la autoridad competente”.
Sorpresivamente y debido a la relación que mantiene el intendente con Dimarco (quien alquila la sala), es que busca ahora cambiar la postura, con el agravante de que al dueño legítimo no se le dio la misma oportunidad cuando así lo reclamaba.
Los convenios urbanísticos son instrumentos jurídicos que formalizan el acuerdo entre la Municipalidad y organismos públicos, privados o mixtos para acciones de urbanización, reconversión, protección o reforma urbana, con vigencia a partir de la aprobación en el Concejo Municipal.
“Así como está presentado es imposible de votar”, aseguraron a SEMANARIO fuentes ligadas a los despachos del Salón Rojo tanto del oficialismo como de la oposición.
Asimismo, cabe recordar que el teatro, con capacidad para casi 1799 personas, sigue abriendo sus puertas sin haber llevado a cabo las necesarias mejoras requeridas para la seguridad de los asistentes, motivo por el cual no cuenta con la habilitación correspondiente.
Por lo tanto, lo que sería en otro distrito una falta grave y sancionable, en Junín se soluciona simplemente con “amiguismo”.