sábado 03 de mayo de 2025

LOCALES | 1 may 2025

OJOS QUE VEN

¿El “amor” por el San Carlos era solo una “avivada”?

Mientras la sala sigue sin cumplir con la habilitación y se consumen bebidas alcohólicas en el interior, algo que está totalmente prohibido, el Concejo Deliberante rechazó un convenio con el municipio que le otorga -entre otras ventajas- la eximición total de tasas al amigo de Petrecca, “Condorito” Dimarco.


Por: Redacción Semanario de Junín

Pareciera que la historia emotiva que trazaron el intendente Pablo Petrecca y el comerciante Eduardo “condorito” Dimarco, en torno al cine teatro San Carlos, era una “avivada” para poder obtener privilegios por parte del municipio.

Vale recordar que el ejecutivo juninense, a principios del año pasado, intimó a la empresa Zurro, propietaria de la sala ubicada en Arias y General Paz, presuntamente por quejas y denuncias vecinales por presencia de roedores y basura. Las autoridades locales amagaron con un anuncio respecto a que lo limpiarían y cargarían el costo a los dueños.

Fue allí cuando entró en escena la “familia Dimarco” quien, con la anuencia de funcionarios municipales, le ofreció a Zurro alquilar el espacio que, debido a que es patrimonio histórico de la ciudad, no se lograba habilitar para darle una puesta en valor y tras sufrir la clausura en la gestión anterior.

A partir de un acuerdo, el dueño de “Tu Cine” ubicado en instalaciones del club Jorge Newbery, procedió a darle una “lavada de cara” al olvidado sitio guardado en la memoria de los juninenses y que otrora fuera fuente de divertimento en épocas de mayor vida social puertas afuera de casa.

Aprovechando esos recuerdos y apelando al marketing por encima de la inversión, “Condorito” logró abrir nuevamente la sala y cargó de espectáculos la agenda.

Pero como es habitual cuando aparecen los amiguismos, ocurrieron situaciones bastantes turbias en cuanto al control de la sala por parte del municipio, ya que se sabe que pasa, cuando el zorro debe cuidar el gallinero.

En ese contexto de descontrol, nuestro medio denunció además que en el interior del Teatro San Carlos se expenden y consumen bebidas alcohólicas

En principio no se presentaron las mejoras ni los antecedentes para habilitar la sala tal como lo ha denunciado SEMANARIO en diversas oportunidades y siguen sin existir las mejoras que se exigieron antes de la clausura hace más de una década.

De esta manera se pone en riesgo la integridad de quienes asisten a los espectáculos, se denigra la acción del cuerpo de bomberos, que debe velar para que se cumplan las rigurosas medidas y al mismo tiempo se devalúa la oficina de habilitaciones del municipio que sigue exigente con el resto de los juninenses, pero no lo hace con los privilegiados amigos del poder. La situación es de una anomia absoluta.

En ese contexto de descontrol, esta semana, nuestro medio denunció además que en el interior del Teatro San Carlos se expenden y consumen bebidas alcohólicas, lo cual está prohibido por ordenanza municipal, además de las leyes provinciales bonaerenses y nacionales en el mismo sentido.

La ley nacional 24.788 prohíbe expresamente el consumo de alcohol en la vía pública y adentro de los estadios u otros sitios cuando se realizan actividades deportivas, educativas, culturales o artísticas.

Por su parte, la ley 11.825 de la provincia de Buenos Aires en su Artículo 5, dispone “la prohibición de venta, expendio y/o suministro a cualquier título, de bebidas alcohólicas en los lugares donde se efectúen eventos de convocatoria masiva y dentro de un radio de 200 metros de dichos lugares, una hora antes y hasta una hora después del horario de desarrollo del mismo”.

A continuación, el artículo 6 de la misma norma indica que “el propietario, gerente, encargado, organizador o responsable de cualquier local, comercio o establecimiento, y quienes se dediquen a la distribución o suministro de las bebidas alcohólicas, ya sea a título personal, o como encargados responsables, propietarios o autoridades de empresas distribuidoras de las mismas, comprendidos en la presente Ley, serán responsables del fiel cumplimiento de lo dispuesto en los artículos anteriores”.

Por si fuera poco, la ley provincial 14.050 expresa en su artículo 5°: (Texto según Ley 15282) que los establecimientos “no podrán vender, expender, o suministrar a cualquier título bebidas alcohólicas en vasos, copas o similar, que superen los trescientos cincuenta (350) mililitros de capacidad, con excepción de los restaurantes, bares y cervecerías”

Es imprescindible conocer cuántas más faltas habrá que esperar para que el Ejecutivo local o los funcionarios provinciales y/o nacionales cumplan sus responsabilidades para poner freno a quien las incumple en forma taxativa mostrando la anomia en la que hemos caído como distrito.

También solicitan los inquilinos del San Carlos que le sean desgravadas al 100% todas las tasas y contribuciones municipales.

MAS PRIVILEGIOS

Como si no alcanzara con el descontrol producto de la “vista gorda” municipal para con la familia Dimarco, esta semana el Concejo Deliberante de Junín rechazó un “convenio urbanístico de protección – Cine San Carlos” entre el municipio y “Condorito” que lo único que termina haciendo es “proteger” a los inquilinos del pago de todo gravamen o tributo municipal, apelando a la sensiblería y aprovechándose del amiguismo.

Dicho convenio, vale acotar, a pesar de ofrecer ventajas que a ningún otro comerciante o empresario juninense se le otorgan ni otorgarían, llegó a la comisión respectiva de los ediles con la aprobación de la subsecretaría de planificación urbana y patrimonio municipal y la firma del propio intendente Petrecca, a quien se le conocen sus dotes de “benefactor” cuando se trata de la plata de los vecinos.

Dimarco allana el camino para reclamar al municipio la inversión realizada para supuestamente “poner en valor al edificio”

Bajo el nombre de “Protección Estructural”, el convenio obliga a la municipalidad de Junín, a través de “compensaciones e incentivos”, a sostener la infraestructura de un sitio del cual se sirve un privado.

Dimarco allana el camino para reclamar al municipio la inversión realizada para supuestamente “poner en valor al edificio”

Todo esto resultaría contrario al espíritu del oficialismo y los libertarios que acompañan, en el sentido de que pregonan que las obras las realicen los privados, pero resulta que terminan proponiendo que las pague el Estado.

Por ese extraño motivo también solicitan los inquilinos del San Carlos que le sean desgravadas al 100% todas las tasas y contribuciones municipales

Y, además, como si ya fuera poco, el municipio tomaría la responsabilidad de “brindar asesoramiento”, poniendo a disposición a los funcionarios del Estado para los requerimientos de la empresa de espectáculos.

¿A cambio de eso los inquilinos que ofrecen? Pues destinar el edificio a “uso cultural” a través de diversas actividades y por supuesto que “la PROPIETARIA podrá alquilar la sala para eventos privados que sean concordantes con el propósito cultural…”

Negocios son negocios -dicen- y este convenio recuerda a una anécdota del General Juan Perón, referida metafóricamente respecto a una negociación en la que le tocó participar y relata más o menos así: “me ofrecieron hacer empanadas de carne y pollo, mientras ellos ponían una gallina yo ponía una vaca”.

Tal vez en principio y antes de obtener ventajas hacia un solo sentido, haya que poner en condiciones la sala para evitar una futura tragedia ante la cual seguramente no hallaremos responsables, como cuando los amiguismos terminan ocasionando estragos. Después de eso que es lo primordial, podría empezarse a debatir un sistema que sea igualitario para todos y no que genere ventajas y por supuesto sospechas de corruptela en su entorno.

 

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