viernes 16 de mayo de 2025

NACIONALES | 13 may 2025

EL ETERNAUTA

El boom del símbolo de resistencia social

El pasado 30 de abril se estrenó en la plataforma Netflix El Eternauta, la serie creada por Bruno Stagnaro e inspirada en la clásica historieta nacional escrita por German Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López allá por 1957. Los 6 capítulos de esta serie distópica con múltiples mensajes se convirtieron en un boom global. Se anunció el lanzamiento de su segunda temporada.


Por: Redacción Semanario de Junín

Esta renovada versión de El Eternauta comienza una noche de verano en Buenos Aires. El calor se apodera de las calles, pero de repente, mientras cuatro amigos juegan al truco, el cielo se cubre y una extraña nieve comienza a caer sobre la ciudad.

Lo extraño no es solo la presencia de nieve en pleno verano, sino que esta nevada mata al instante a todo aquel que la toca. Y en cuestión de minutos, la ciudad entera se convierte en una trampa mortal. Aquí entra en escena Juan Salvo, el protagonista de la historia, quien queda recluido junto a sus cuatro amigos en la casa de uno de ellos. Desesperado por saber si su hija Clara se encuentra a salvo o no, Juan comienza una búsqueda frenética por la ciudad que lo llevará a encontrarse con un escenario caótico e inimaginable.

La serie protagonizada por Ricardo Darín obtuvo gran repercusión y, a pocos días de su estreno, se convirtió en la más vista de Netflix en 20 países tras haber confirmado que contará con segunda temporada.

Con Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra, Ariel Staltari, Marcelo Subiotto, Claudio Martínez Bel, Orianna Cárdenas y Mora Fisz en el elenco, este tráiler se coronó a nivel global con importantes números de audiencia, incluso en países que no son de habla hispana.

El Eternauta alcanzó rápidamente el primer puesto en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Alemania, Guatemala, Honduras, Hungría, Italia, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, El Salvador, Eslovenia, España, Turquía, Uruguay y Venezuela.

Aunque a simple vista estemos ante una gran serie de ciencia ficción, en el fondo, El Eternauta es mucho más que aliens y nieve letal, es una reflexión sobre cómo el control y la resistencia van de la mano

La tira basada en la popular novela gráfica argentina de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López, fue creada y dirigida por Bruno Stagnaro y sorprendió por su gran calidad de producción tecnológica.

El Eternauta no solo es un éxito mundial en Netflix: también es una serie profundamente bonaerense. Más allá del impacto internacional, la producción dirigida por Bruno Stagnaro conmueve especialmente a los habitantes de la Provincia de Buenos Aires, que reconocen escenarios, símbolos y hasta camisetas de clubes locales en cada episodio.

Lejos de apostar por sets genéricos o paisajes digitales, la serie eligió filmar en calles reales de la Provincia, recuperando el espíritu original de la historieta, que transcurría en los barrios por dónde camina la gente común. Municipios como Vicente López, San Isidro, San Fernando y San Miguel fueron parte central del rodaje y se convirtieron en protagonistas de la resistencia contra la invasión extraterrestre.

En Vicente López, por ejemplo, se grabaron escenas clave bajo una intensa nevada artificial en el paseo comercial de Munro, el puerto de Olivos, el club Banco Nación y en Puente Saavedra, recreando la mítica “nevada mortal” que caracteriza al relato. En San Isidro, las cámaras captaron momentos dramáticos en la esquina de Santa Fe y Alvear, en el barrio de Martínez, y también en el Shopping Soleil de Boulogne. En San Miguel se grabaron escenas en Campo de Mayo. Y en San Fernando, se filmaron varias secuencias del recorrido de los protagonistas, siempre con un ojo puesto en mantener la estética y la atmósfera del cómic original.

Juan Salvo es un ex combatiente de Malvinas; su mujer Elena ya no es una simple ama de casa de bajo perfil para ser una mujer empoderada, médica, que toma y resuelve por sí misma.

La versión 2025 le hizo honor a aquellos aggiornamientos en el espíritu oesterheldiano. Juan Salvo es un ex combatiente de Malvinas; su mujer Elena ya no es una simple ama de casa de bajo perfil para ser una mujer empoderada, médica, que toma y resuelve por sí misma.

Además, le agregan dos personajes que justifican la necesidad creativa por mantener la argentinidad de los nuevos tiempos a pesar de todo. Dentro del grupo protagónico, se incorpora una venezolana precarizada, trabajadora de delivery y otro argentino que había emigrado a Estados Unidos luego de la crisis económica y social acontecida en el país por el 2001. El tratamiento sobre este último es sumamente interesante, ya que para el grupo de amigos es una suerte de “sapo de otro pozo”, lo miran con desconfianza: es el que se fue del país para salvarse solo. En ese sentido resulta sintomático que fuera el personaje que traiciona al resto en la primera oportunidad, tratando de salvarse solo.

“Lo viejo funciona, lo nuevo no”, dice uno de ellos al volante de una Estanciera fabricada por Industrias Kaiser Argentina (IKA). A medida que se corre la bola, van cotizando más y más los fierros a carburador, los de mecánica sencilla, anteriores a la era electrónica, que condena a los dueños de los autos a la impotencia.

Así se valen de un Torino, un Mehari, un Renault 12 break, una F100 y un camión Mercedes 1114 convertido en Motorhome. ¿Qué tienen estos vehículos en común? Su pertenencia a una época anterior a la obsolescencia programada, cuando la durabilidad era más importante que el lucro.

En materia de detalles no le falta nada, pero nada. Ni la calcomanía de Malvinas en la casilla del guardián muerto. O la publicidad de Lysoform ("sean virus o bacterias", dice un cartel en el exterior de un vagón de tren) en medio de la nevada letal que establece una relación con la memoria inmediata de la pandemia de Covid.

Darle una nueva oportunidad para que la obra de Oesterheld vuelva a dialogar con la Argentina, como lo hiciera en 1957 y en 1969 pareciera ser importante para reflexionar sobre el quehacer como comunidad. Por lo pronto, la invasión que aqueja sobre aquella Argentina distópica, invadida por las enigmáticas “fuerzas del cielo” que mantiene a gran parte de la población hipnotizada y corrompida pareciera tan familiar a la actual coyuntura que hasta asusta.

Aunque a simple vista estemos ante una gran serie de ciencia ficción, en el fondo, El Eternauta es mucho más que aliens y nieve letal, es una reflexión sobre cómo el control y la resistencia van de la mano, y cómo en tiempos de desesperación, la cooperación de un grupo puede ser clave.

A lo largo de la serie se plantean algunas preguntas clave, que son las mismas que Oesterheld se preguntó con su obra décadas atrás. ¿Estamos repitiendo siempre los mismos errores? ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestras decisiones si alguien más puede manipular nuestros pensamientos? ¿Y si el verdadero enemigo no viene de otro planeta, sino de nuestras propias instituciones?

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