

Por: Redacción Semanario de Junín
EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 463 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 24 AL 30 DE MAYO DE 2025
Cada vez que ocurre un meteoro más o menos fuera de lo normal y causa inconvenientes, los gobernantes culpan a la naturaleza, casi un parangón con las aldeas indígenas que ponían el acento en el enojo de los dioses.
Sin embargo, sobrenada en cada una de las situaciones algún problema de raíz que no ha sido convenientemente subsanado, entonces, así como revolean culpabilidades, bien les caben responsabilidades.
Las lluvias del fin de semana pasado, fueron sumamente copiosas y generaron innumerables inconvenientes e incluso el costo de vidas humanas en nuestra provincia de Buenos Aires.
Varias localidades resultaron afectadas y hubo rutas y autopistas cortadas.
De todas maneras, es dable reconocer que los tres ciclos anteriores de bajos regímenes pluviales hicieron que las autoridades provinciales y municipales se relajaran en las tareas de mantenimientos de los cursos de agua y todas y cada una de las artes que hacen al complejo sistema hidráulico de la pampa húmeda.
Para quien esté medianamente informado no será una sorpresa saber que el gobierno nacional ha paralizado innumerables trabajos en rutas y autopistas nacionales y que entre esas obras también se encuentran tramos del río Salado que cruza a través de nuestro distrito y posee tres lagunas encadenadas.
Que hidráulica provincial no lleva a cabo un trabajo dinámico y de articulación con los municipios y que algunos de sus funcionarios actúan generalmente cuando las papas queman o como en este caso “el agua llega al cuello”, tampoco resulta algo novedoso.
Por su parte, los intendentes por lo general también aplican a la situación anterior y corren desesperados a pedir ayuda, cuando lo único que se puede hacer es esperar que el agua se vaya y hacerse cargo de la desidia.
No se puede desconocer que las acciones de la naturaleza apuntan por lo general al equilibrio y, en materia de precipitaciones, con mirar los registros históricos, alcanzaría para comprender este fenómeno. Tampoco hacerse los desentendidos respecto del cambio climático que niegan algunas superpotencias y haría falta revolver un poco la historia nacional setentista para tratar de entender porqué si las represas como el Chocón alteraron de alguna manera a las regiones secas prodigándoles lluvias anuales que les permitieron abordar la agricultura.
Por otra parte, cabe analizar a distritos cercanos que alguna vez fueron sacudidos violentamente por este tipo de temporales. Pergamino a mediados de los ’90 y que luego tuvo obras hidráulicas y por eso esta vez pudo superar la contingencia. Cosa que no logró Salto, donde si se lamentó incluso la muerte de una pareja de jóvenes puesteros de campo.
El otro lugar es Luján, que tenía recurrentes inundaciones ante cada lluvia intensa. Ahora la obra llevada a cabo en el río del mismo nombre dejó de lado esas consecuencias, más allá de algunos anegamientos por problemas de desagües locales urbanos.
Por eso reclamar obras y mantenimiento a los gobiernos debe ser una constante por parte de la población, no sirve una dirigencia social estática que sólo aparece en las redes sociales sacándose fotos y siendo obsecuente con los poderes del Estado, porque luego los costos a pagar son caros en vidas humanas y materiales.
La responsabilidad cívica está fuera de las pantallas y no cumplirla se paga en la realidad, esa de la cual muchas veces nos desentendemos.