

Por: Redacción Semanario de Junín
El vino es la bebida nacional, el Malbec la cepa insignia argentina y Mendoza, San Juan y Salta las provincias vitivinícolas tradicionales: en eso hay coincidencia. Pero cuando hace algunos años alguien propuso plantar viñedos en territorio bonaerense para producir vinos de alta calidad sonó a quimera.
Por comparación, la falta de altitud, el clima húmedo y la cercanía del mar podrían verse como incompatibles con esta actividad. Sin embargo, aunque es un antecedente poco conocido, la vitivinicultura en la provincia arrancó a fines del siglo XVI, más precisamente cuando en 1590 empezaron a llegar las órdenes religiosas con sus variedades de uva al Río de la Plata.
Buenos Aires es una de las 20 provincias vitivinícolas de Argentina y forma parte del grupo de provincias que crece en los últimos años en superficie cultivada de vid.
Según datos que se consignan en el portal Argentina.gov.ar, la vitivinicultura de Buenos Aires está presente desde el siglo XIX. El primer censo vitivinícola del año 1936 registra para esta provincia un total de 2.149 hectáreas, casi compartiendo el cuarto puesto en el ranking con Córdoba (2.157 ha) y La Rioja (2.184 ha). Los primeros tres lugares correspondían a Mendoza, San Juan y Río Negro. Este primer censo registró superficie de vid en Buenos Aires principalmente en los partidos de San Nicolás, La Plata, Avellaneda, Villarino y Quilmes.
Con el correr de los años las plantaciones se fueron erradicando, con lo cual se perdieron variedades de alta calidad como Malbec y Pinot. Actualmente Buenos Aires ocupa el puesto 10° en el ranking por superficie cultivada de todo el país.
A septiembre de 2024, la provincia cuenta con 182,8 ha distribuidas en 64 viñedos. Los partidos General Pueyrredón, Villarino, Coronel Suárez y Berisso son los que ostentan mayor superficie. La provincia participa con el 0,09% del total de vid cultivada en el país y con el 0,3% de los viñedos.
El terruño bonaerense ha renacido como una pujante región vitivinícola, bautizada como Mar y Sierras, con cientos de hectáreas en cultivo, decenas de productores, 40 variedades implantadas, miles de hectolitros vinificados y tres indicaciones geográficas registradas para sus vinos: Balcarce, Chapadmalal y Tandil.
Sin superar las 20 hectáreas cada uno, la Pampa húmeda, el desierto de transición y los viñedos de perfil serrano e influencia marítima, cuentan con alta calidad enológica
Un dato llamativo y que refuerza lo antedicho es que en el año 2024 la elaboración de vinos en la provincia aumentó un 50,2% respecto al año 2023, aumento mayor al crecimiento del total país (+23,3%). Por otro lado, en la última década (2015-2024), se observa un aumento del 283,7% en la elaboración de vino de Buenos Aires, mientras que a nivel país disminuyó (-18,7%).
Además, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura, Buenos Aires registra 10 bodegas inscriptas en 2024, de las cuales 7 elaboraron vino en la última campaña. También hay 28 elaboradores de vino casero y/o artesanal, 2 fábricas de vino espumoso y 3 plantas de fraccionamiento, entre otros inscriptos. La cantidad de bodegas elaboradoras va en aumento en la última década, ya que en el año 2015 elaboraron solo 4 bodegas.
Recién en el año 2000 finalizó una proscripción histórica, marcada por la Ley 12.137, que promovía la creación de la Junta Reguladora del Vino y la prohibición de producir en distintas provincias, como Buenos Aires, para potenciar a Cuyo. Con el cambio, se multiplicaron proyectos que recuperaron antiguas chacras, muchas de ellas implantadas por inmigrantes hace dos siglos, pero también se estudiaron suelos y terroirs para sumar cepas.
La provincia participa con el 0,09% del total de vid cultivada en el país y con el 0,3% de los viñedos
Sin superar las 20 hectáreas cada uno, la Pampa húmeda, el desierto de transición y los viñedos de perfil serrano e influencia marítima, cuentan con alta calidad enológica para las cepas Albariño y Sauvignon Blanc en blancas, y Merlot y Tannat en tintas.
Y con el marcado desarrollo de esta actividad de los últimos años en la provincia, que ya tiene casi 183 hectáreas en 64 viñedos distribuidos en 24 localidades, al circuito turístico regional oceánico y serrano integrado por Mar del Plata, Balcarce y Tandil, se sumaron emprendimientos de la uva y el vino de Chapadmalal, Quilmes, Berisso, Campana, Junín, Saldungaray, Pringles, Villarino, Tornquist, General Madariaga, Médanos, entre otros.
En pleno siglo XXI, ya no hay más dudas sino realidades. Y el terruño bonaerense ha renacido como una pujante región vitivinícola, con decenas de productores, 40 variedades implantadas, miles de hectolitros vinificados y varias indicaciones geográficas registradas para sus vinos.