miércoles 4 de junio de 2025

NACIONALES | 1 jun. 2025

TEMPORAL E INUNDACIONES

El cambio climático no es ficción

Llovieron más de 400 milímetros en pocas horas y provocaron un desastre en toda la región. Tres muertos, tres desaparecidos y miles de evacuados en distintos municipios de la zona.


Por: Redacción Semanario de Junín

Desde las páginas de SEMANARIO dedicamos numerosos artículos y miradas sobre el cambio climático, y de la necesidad de un cambio de paradigma y las acciones que deberían priorizarse en prevención, al menos para atenuar los efectos que provocan estos eventos extraordinarios.

El reciente temporal dejó miles de evacuados y pérdidas multimillonarias en nuestra región. Los números son elocuentes: Más de 5000 personas evacuadas y otras tantas autoevacuadas en al menos once municipios, tras la caída de unos 400 milímetros, más de la mitad de lo que llueve en todo un año.

Pero lo preocupante, no es solo que estos eventos adversos se multiplican, sino que las soluciones estructurales escasean, en un país gobernado por una fuerza que descree del cambio climático y la obra pública, pese a que todo está a la vista.

Estos eventos extraordinarios se potencian ‘ayudados’ por distintas acciones que contribuyen a magnificarlos

El impacto del temporal en la región fue catastrófico: En Junín, el Cuartel V tuvo la lluvia más copiosa de todo el distrito y de nivel histórico para esta época del año. Hasta el sábado a la madrugada, la zona del partido de Junín que comprende la localidad de Morse y el trazado de la ruta 65 hacia la localidad de Baigorrita, llevaba 240 mm de agua caída, pero el sábado por la noche sumó 85 milímetros más, por lo que en total la lluvia caída en esa zona fue de 325 milímetros.

En Salto la crecida del río fue la más grande de la que haya registro: Llegó a 10,40 y la ciudad tuvo 900 evacuados y alrededor de 12.000 afectados, de una población de 45.000. Salto, además de la lluvia que cayó, recibió el agua que venía de Rafael Obligado y Rojas entre otros distritos, lo que potenció la inundación.

El sábado por la tarde, el intendente de Zárate Marcelo Matzkin definió a la situación como una “catástrofe”. Hubo 3.000 evacuados y en algunos barrios llegó a haber “hasta dos metros de agua en las viviendas”. En Arrecifes, desde el viernes, el equipo de operaciones de la Dirección Provincial de Defensa Civil colaboró con las operaciones de rescate, trasladando a 371 personas a cuatro centros de evacuados.

En San Antonio de Areco el agua se apoderó de numerosos barrios, dejó las calles convertidas en ríos, un fallecido y más de 3.000 evacuados. El intendente dijo que “fue la mayor inundación desde que se tienen registros históricos en la ciudad”.

Chacabuco también lo sufrió: En solo una hora, ya habían caído 90 milímetros. Eso provocó anegamientos en distintos barrios. Los más afectados fueron Fuerza Aérea, Sosa y Liniers (al fondo), y la zona de Juan XXIII y Uyugo-Payata, donde un canal colapsó por la cantidad de agua. El temporal obligó a evacuar a 25 familias y dejó a otras 60 autoevacuadas. 

En la Ruta Nacional 9 el agua cubrió hasta la mitad de los árboles, lo que generó que quedaran varados numerosos vehículos, entre ellos dos colectivos de larga distancia con más de 40 personas dentro. Uno de ellos llevaba un contingente de niños quienes pasaron horas que nadie de Vialidad Nacional se acercara a asistirlos.

En Rojas, una pareja falleció durante el temporal. Pablo Catacata Madrigal, de 30 años, y Antonella Barrios, de 24, desaparecieron en el paraje “Las Polvaredas” tras el derrumbe de un puente y una tercera persona involucrada logró agarrarse de un árbol, pero Catacata Madrigal y Barrios fueron arrastrados por la corriente. El lunes encontraron el cuerpo de Pablo y el martes el Antonella. A estas dos víctimas fatales se les sumó una tercera ya que, en Quilmes, un hombre de 64 años, identificado como Isidro Ojeda, se habría arrojado a un arroyo y falleció.

El campo, que ya venía complicado en la región con el agua, contó que lo que viene, será peor: Desde Carbap se advirtió que “por las lluvias que ya teníamos de febrero hubo lugares donde teníamos puebladas y asambleas, como el caso Bolívar, Carlos Casares, 9 de Julio, Saladillo. Todos esos lugares, antes de las lluvias de estos últimos dos días, ya tenían caminos cortados, pueblitos aislados. Hubo poca respuesta de los municipios, la verdad que se lavaron las manos y dijeron que ellos no iban a hacer nada”.

Como tantas veces, la contracara de la tragedia fue la solidaridad. Desde clubes que organizaron colectas, gente que puso a disposición su casa, a otras que donaron ropa, comida y elementos de limpieza

Por su parte, la Bolsa de Cereales indicó que el impacto de las lluvias ocurridas en los últimos días afectó a la producción de los cultivos. Según confirmó la entidad, restan por recolectarse aproximadamente 530.000 hectáreas de soja, las cuales podrían presentar algún “grado de afectación”. “Hay evacuados, hay campos totalmente inundados, rutas cortadas. Ahí la cosecha ya está mucho más avanzada. Probablemente se retrase todo y la siembra de trigo”.

Asimismo, dio a conocer que “hay muchos acopios con silo bolsas que se han inundado” y relató que “hay mucho daño, muchísimo daño. Que hay que ver posteriormente, cuando tengamos más números, cuánto impacta” dijo el presidente de Carbap, Ignacio Kovarsky.

Nicolás Kreplak, de Salud bonaerense explicó que “el sistema de salud estuvo completamente operativo, con todos los hospitales funcionando con normalidad y un trabajo coordinado con todos los municipios’

En las ciudades, quienes se pusieron al hombro los rescates fueron los propios grupos de vecinos y los bomberos voluntarios. A Campana llegaron “más de 200”, según calculó Hernán, del cuerpo de voluntarios de José C. Paz.

Como tantas veces, la contracara de la tragedia fue el trabajo de bomberos, defensa civil, organismos locales y la solidaridad. Desde clubes que organizaron colectas, gente que puso a disposición su casa, a otras que donaron ropa, comida y elementos de higiene.

En Junín, la agrupación La Cámpora comenzó inmediatamente a cocinar para llevar viandas calientes a los damnificados en la ciudad. En San Andrés de Giles, la UCR y La Cámpora la solidaridad se impuso a las diferencias políticas. Ambas agrupaciones se pusieron al hombro la recolección de donaciones para ayudar a los afectados por las inundaciones de Areco.

Una postal de estas inundaciones, en una región que bordea al río, fueron las lanchas y botes. Al punto que municipios como Campana llamaron a que los vecinos con embarcaciones se acercaran para sumarse al operativo de rescate. Familias enteras pasaron días y noches sobre los techos. 

En Zárate y Campana, sindicatos (por ejemplo, la UOM), sociedades de fomento, iglesias y clubes (el caso del CADU, Ciudad de Campana y Villa Dálmine) se abocaron a recibir donaciones y participar de ayudas. Las escuelas abrieron para ser centros de emergencia.

En Campana, el intendente Abella detalló que la emergencia no solo se limita a las lluvias caídas directamente sobre la ciudad, sino que se vio agravada por el agua que bajó desde otras localidades, como San Antonio de Areco. “No es que para la lluvia y el problema se termina” dijo.

Hay otro factor que se suma a la crisis: la falta de energía. Hasta el sábado a la tarde, había 36.200 usuarios sin luz entre Edesur y Edenor. En Zárate, la cooperativa debió cortar el servicio de los barrios adyacentes a RN 193 porque la Planta Cementera Holcim quedó “totalmente anegada”, lo que afectó a la Empresa Transformadora CORCEMAR, ubicada en ese predio. En Campana, el lunes miles de usuarios también seguían sin luz, ya que EDEN avisó que los medidores y cables bajo agua, paredes inundadas, requerían de una revisión cuidadosa, antes de volver a reconectar el servicio en condiciones seguras para los usuarios.

Sin obra pública, ni campañas, ni regulación ni apoyo a la ciencia, -el Servicio Meteorológico fue desmantelado-, se torna muy difícil la tarea de prevención e información a la población

Ya lo había sufrido el noroeste argentino semanas atrás, y seguramente lo sufra otro distrito más temprano que tarde. El problema es no relacionar todos estos eventos climáticos extremos y tomarlos como episodios aislados. El mayor ejemplo es el Gobierno nacional que en cada inundación dispuso el envío de los mismos funcionarios (y cuando la situación ya había explotado): Patricia Bullrich, de Seguridad, y Luis Petri de Defensa para actuar en la contingencia.

Estos eventos extraordinarios se potencian ‘ayudados’ por distintas acciones que contribuyen a magnificarlos y que van desde la eliminación de reglamentaciones o construcción en zonas de humedales, como hemos dados cuenta que pasó en Junín y cambios en códigos urbanísticos y el tipo de vivienda que se construye que deberían empezar a contemplar estos eventos climáticos adversos.

Lamentablemente, ocurre lo contrario, escasea el control y la planificación urbana en épocas en las que la bandera es la “desregulación”. Importan ‘los avances de la ciudad’ sin atender la prevención, el desarrollo a cualquier precio, que cuando llegan situaciones como estas, arrasan con todas esas expectativas

Mientras, no hay obra pública, ni campañas ni regulación ni apoyo a la ciencia, que es clave para afrontar estos sucesos, incluyendo a un Servicio Meteorológico que fue desmantelado en esta gestión nacional.

Fabián García, director de Defensa Civil bonaerense destacó que “desde que llegó Kicillof se creó una dirección de alertas propia que tiene 6 meteorólogos y contamos con un servicio de guardia más grande que a nivel nacional. Son situaciones complejas porque este tipo de tormentas es como si estuviera situada en varias partes de la Provincia y va descargando”.

Hace muchos años que la ciencia alerta que la crisis climática existe y que los impactos van a ser cada vez más pronunciados. Aunque eso es una parte del problema. Porque no se le puede echar culpas solo al agua que viene de arriba. Porque pasan otras cosas, peores abajo.

¿Hay políticas de prevención en la ciudad, la provincia, el país? Está claro que no alcanza con limpiar las alcantarillas tras una lluvia, y posar para las fotos o donar dinero o alimentos para los evacuados. No podemos actuar como si el ambiente fuera algo ajeno y todo fuera culpa del clima. Abajo faltan árboles, sobra pavimento, se construye en lugares inundables, no se respetan los humedales, queda basura amontonada semanas sin recolectarse, falta un mantenimiento adecuado de canales, el dragado de otros, entre otros ítems de un largo listado que ayudan a que cada evento golpee mucho más.

Esto se viene acelerando. Lo de arriba y lo de abajo. Y las economías regionales, por su población e infraestructura, están mucho más expuestas a esta variabilidad climática. Entonces hay dos caminos: invertir en política climática, y modificar nuestra conducta o negar la realidad hasta que estalle. Y eso ya está pasando.

 

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