viernes 25 de julio de 2025

INTERNACIONALES | 30 may. 2025

A 600 KM. DE JUNÍN

Mar de Ajó en temporada baja: el paraíso costero que pocos conocen realmente

Aunque las fechas importantes suelen congregar a más visitantes, algunos eventos marcan el ritmo vital del balneario durante todo el año, no sólo en verano y otoño. La Fiesta Nacional de la Corvina Rubia transforma el tercer fin de semana de noviembre en una celebración que mezcla deporte, gastronomía y tradición.


A casi 600 kilómetros de Junín, escondido entre dunas y pinares, Mar de Ajó guarda secretos que solo revela cuando las multitudes veraniegas desaparecen. ¿Alguna vez caminaste por una playa donde las únicas huellas son las tuyas? ¿O pescaste en un muelle sin tener que preocuparte por el codo del vecino? La magia de este rincón costero cambia completamente cuando marzo y abril despiden a los últimos turistas masivos.

Cuando el silencio habla más fuerte que las olas

Basta con llegar un martes cualquiera de mayo para entender por qué muchos viajeros experimentados prefieren sacarse pasajes en micro a Mar de Ajó fuera de temporada. Las arenas finas, libres de piedras, se extienden kilómetros sin interrupciones ni sombrillas. El aire salado parece más intenso, casi como si la brisa marina guardara sus mejores aromas para quienes se animan a visitarla cuando otros la olvidan.

Las mañanas traen consigo un espectáculo casi olvidado: bandadas de gaviotas acompañando a los pescadores locales, mientras el sol dibuja sombras largas sobre la arena húmeda. Con temperaturas promedio de 22°C durante gran parte del año, hasta los días nublados invitan a largas caminatas donde el único sonido es el vaivén del mar.

Los tesoros que la multitud no deja ver

Mientras algunos vecinos pasean a sus perros por la costanera, el muelle de pesca de 270 metros —orgullo local por ser el más extenso del Partido de la Costa— se transforma en un punto de encuentro para los amantes de la caña. Aquí no hacen falta alarmas madrugadoras para conseguir un buen lugar; sobra espacio para todos.

Cuentan los lugareños que las corvinas, pejerreyes y brótolas parecen más abundantes cuando el bullicio desaparece. Quizás sea cierto, o quizás la tranquilidad simplemente permita disfrutar mejor cada pique.

A pocas cuadras, el monumento "El Libertador y el Mar" se alza imponente con sus 10 metros retratando a San Martín en su desembarco en Perú. Sin las filas de veraneantes buscando la foto perfecta, resulta posible contemplarlo desde todos los ángulos, descubriendo detalles que usualmente pasan desapercibidos durante el verano.

Rituales marajenses que sobreviven al calendario

Aunque las fechas importantes suelen congregar a más visitantes, algunos eventos marcan el ritmo vital del balneario durante todo el año, no sólo en verano y otoño. La Fiesta Nacional de la Corvina Rubia transforma el tercer fin de semana de noviembre en una celebración que mezcla deporte, gastronomía y tradición. Las parrillas humeantes con corvinas asadas crean una estampa que muchos fotógrafos profesionales buscan capturar año tras año.

Por otro lado, el 17 de octubre, la comunidad local se vuelca a las calles para celebrar su Fiesta Patronal en honor a Santa Margarita María de Alacoque. Las procesiones avanzan por calles que durante el verano apenas pueden contener el tráfico, mientras las familias observan desde las veredas, como lo han hecho por generaciones.

Motores que rugen cuando otros callan

El rugido ocasional de motores rompe la calma otoñal cuando el Autódromo "Luis Rubén Di Palma" cobra vida. Este circuito de 4.679 metros, enclavado en un predio gigantesco de 360 hectáreas, recibe competencias que atraen a verdaderos conocedores del automovilismo.

Poco conocido entre quienes solo visitan la costa en enero, el mural La Margarita con sus impresionantes 50 metros cuadrados cuenta la historia de los naufragios que moldearon la identidad de esta zona. Junto a él, fragmentos rescatados del buque motor "Vencedor" conforman un sentido homenaje a quienes nunca regresaron a puerto.

Fuente: venialacosta.com

Mar de Ajó fuera de temporada revela su verdadera esencia a quienes se animan a descubrirla. Como esas conchas perfectas que solo aparecen cuando la playa descansa de pisadas, los encantos más auténticos del balneario esperan a los viajeros que entienden que, a veces, el momento equivocado para muchos resulta perfecto para unos pocos.

 

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