

Por: Redacción Semanario de Junín
EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 464 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 31 DE MAYO AL 6 DE JUNIO DE 2025
Esta semana, durante la sesión en el recinto del Concejo Deliberante de Junín, se produjo una insólita e innecesaria reacción de la concejal de “La Libertad Avanza”, Belén Veronelli, que muestra hasta qué punto se están extrapolando hacia la política local las costumbres chabacanas y violentas que impuso el presidente de la Nación, Javier Milei, en este año y medio de mandato.
Ocurrió luego de que los bloques de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio propusieran un proyecto por el cual se pronunciaba un “enérgico rechazo a toda forma de violencia” en los discursos presidenciales. Además, instaba a las fuerzas políticas a “abandonar la práctica del insulto y del agravio” así como a “visualizar al adversario como enemigo”.
Al hacer uso de la palabra, Juan Manuel Cornaglia, también libertario, rechazó el pedido de sus pares en el recinto y sostuvo que era “incongruente” que se critique las formas del presidente y que debían exaltarse sus logros. De todos modos, en línea con su jefe político, criticó duramente a los radicales y sostuvo, además que “una buena parte del periodismo se ha ganado el odio de la gente”.
Sin embargo, fue su compañera la que en respuesta al concejal José Luis Bruzzone, que había dicho que “harían bien en contribuir al pacto democrático que nos dimos todos en el ‘83”, la emprendió de modo impetuoso expresando textualmente: “se olvida que la condenada, la chorra, la que se robó todo el país y que está condenada y que para nada nos representa. Tengan (ellos) la osadía de decir que el presidente agrede, cuando quien agredió al pueblo argentino con todo lo que se robó y afanó… Y tienen la osadía de hablar del presidente Milei cuando quiere venir a poner orden…”
Voltaire expresó alguna vez que “la tolerancia no ha provocado nunca ninguna guerra; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanza”.
Asistimos a una era de la política ciudadana donde se naturaliza el agravio hacia el otro y la respuesta ante tal aviso parece ser – inexplicablemente- más violencia.
Esa violencia por parte de los cuadros libertarios no está dirigida sólo hacia afuera, sino que como lo hemos observado también en nuestro medio, lo hacen hacia adentro ya que no les importó implosionar la flamante estructura interna, en medio de miserias propias expuestas en redes.
La “cosa política”, es parte de una comunidad en su conjunto y no de bravucones de internet que se amparan en el anonimato.
Es bueno advertir además que nuestra “patria chica” aun con todas sus necesidades y carencias de esa “cosa pública”, no está dispuesta a perder la paz social que por estos tiempos es uno de los escasos privilegios que nos podemos otorgar.
El respeto debe primar por sobre todo y hacia todos, porque no hay otra forma de salvarnos que no sea todos juntos.