

El temporal que azotó a la provincia de Buenos Aires el fin de semana del 17 y 18 de mayo y las precipitaciones récord de todo el mes, no solo dejaron zonas inundadas y miles de personas afectadas; también pusieron en jaque al corazón productivo del país.
En el noreste bonaerense, las lluvias acumuladas alcanzaron entre 200 y 500 milímetros, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), y paralizaron las tareas en el campo.
El impacto fue doble: la cosecha de soja de segunda quedó frenada en seco y en muchos casos arruinada, y la próxima campaña de trigo arranca con severas dificultades por el exceso de humedad en los suelos. Municipios como Baradero, Chacabuco y Pergamino, claves en el mapa agrícola bonaerense, se encuentran entre los más golpeados.
☔ Fuertes lluvias frenaron la cosecha de soja
— BCR Mercados (@BCRmercados) May 28, 2025
📉 Buenos Aires solo cosechó el 61% del área → 9 p.p. detrás del año pasado
⚠️ Riesgo de pérdida de calidad y rendimiento
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Soja bajo el agua
“El agua llegó justo cuando había que levantar la soja”, señalaron técnicos de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR. El informe advierte que las precipitaciones cayeron sobre lotes ya maduros, listos para cosechar, lo que provocó vuelco de plantas, brotado de granos y pérdida de calidad. En muchos casos, si no se recolecta pronto, el cultivo se pierde por completo.
En el país aún quedan por cosechar más de 4 millones de hectáreas de soja, con un retraso de 10 puntos porcentuales respecto al promedio de los últimos años. Pero el caso del noreste bonaerense es especialmente crítico por la saturación extrema de los suelos.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC) informó que durante la última semana de mayo, el 40 % del área agrícola nacional estaba en condiciones de suelos saturados o con excesos hídricos. El norte de Buenos Aires lidera esa estadística junto con el sur de Santa Fe y Entre Ríos.
La siembra de trigo, en jaque
La campaña de trigo 2025/26 arrancó con buenas expectativas tras la recarga hídrica de marzo y abril. Pero la situación dio un giro con las lluvias de mayo. En el norte bonaerense, donde se concentra un 20 % del trigo de la región núcleo, los productores no pudieron comenzar con las implantaciones tempranas.
Cristian Russo, jefe de la GEA, advirtió que si no se logra sembrar en los primeros días de junio, “se pierde la chance de usar variedades de ciclo largo”, lo que obliga a acortar los tiempos agronómicos y puede derivar en menores rendimientos hacia fin de año.
¿Acompañará el clima en los próximos días?
El pronóstico para los primeros días de junio ofrece algo de alivio: temperaturas mínimas bajas, con heladas, pero sin nuevas lluvias al menos hasta el 4 de junio. Eso permitiría retomar tareas agrícolas donde las condiciones lo permitan. Pero los suelos seguirán saturados durante varios días, advierte la BdeC.
Esto representa una barrera para la maquinaria y eleva el riesgo de anoxia radicular en lotes donde todavía hay soja de pie. La producción agropecuaria en la provincia de Buenos Aires enfrenta así un comienzo de invierno complejo, con pérdidas ya concretadas y decisiones urgentes por tomar.