Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen un grupo de enfermedades biopsicosociales graves. Se presentan como comportamientos alimentarios anormales, acompañados por una distorsión en la percepción de la imagen corporal y una preocupación excesiva por el peso y la comida.

Estos comportamientos afectan y deterioran significativamente la salud física, mental y el funcionamiento psicosocial de quienes lo padecen.

Según la Sociedad Argentina de Pediatría, distintas encuestas realizadas en establecimientos educativos arrojaron una prevalencia de bulimia nerviosa y/o anorexia nerviosa en casi 1 de cada 3 jóvenes, y estos datos tuvieron un crecimiento exponencial durante la pandemia.

Se estima que, en los últimos 20 años, este tipo de patologías creció un 50% entre los jóvenes y los adolescentes.

Por ese motivo, entrevistamos al licenciado en psicología, Diego Mc Guire (MP 25912) especialista en estos trastornos, con la finalidad de dar respuesta a distintas inquietudes que nacen desde los lectores.

Diego Mc Guire (MP 25912)

-Primero pongamos en contexto de qué hablamos cuando hablamos de trastorno alimentario Lo primero que tenemos que saber es que es un ‘trastorno mental emocional’, que pertenece a los diagnósticos de la psiquiatría. Tal vez la palabra “alimentario” confunde y eso lleva a que se crea que es un trastorno de la nutrición o de la medicina clínica. Los trastornos alimentarios se encuentran dentro del manual de psiquiatría mundial.

-Entiendo que debido a que es un problema de salud mental, la psicología cumple un rol preponderante en el tratamiento

-Tal cual, como es un tema básicamente de la salud mental, debe ser abordado por psicólogos/as especialistas en trastornos alimentarios. No por psicólogos clínicos nada más, incluso en algunos casos deben ser abordados por la psiquiatría y obviamente la parte clínica del paciente, por medicina clínica.

-De qué modo influye la familia y el entorno de la persona a la hora de obtener buenos resultados?

-Es 100% fundamental. No nos olvidemos que es un trastorno donde el paciente es la expresión de un entorno convivencial disfuncional, por lo tanto, se debe trabajar también con el sistema familiar en su totalidad para una mejor evolución.

-En tiempos de profundo hedonismo ¿Cómo contrarrestar la cantidad de información a la que estamos expuestos?

-Muchas veces esto influye en contra, ya que los que padecen de estos trastornos obtienen información para seguir aliados a su enfermedad.

-En nuestro rol de comunicadores ¿qué cosas debemos tener en cuenta cuando hablamos de este tema con el objetivo de llevar a las comunidades una información tan sencilla como veraz, en medio de lo complejo del trastorno?

-Creo fundamental ayudar a ser operativos y no hacer que se siga perdiendo el tiempo en llegar a la especialidad adecuada que es la psicología con especialidad en trastornos alimentarios. Lo digo de esta forma, porque muchas veces se anda de médico en médico, o de nutricionista en nutricionista y la especialidad tiene que ser en salud mental y dentro de la misma, con especialistas en trastornos alimentarios.

-Las preguntas esenciales considero que pasan por ¿dónde buscar ayuda? ¿quién debe hacerlo y cómo? De qué modo abordar en cada caso a quién sufre este problema ya sea familia, amigos y educadores. -El trípode fundamental que ayuda es: la psicología con especialidad en trastornos alimentarios, la medicina clínica y la psiquiatría.

El trabajo inter-transdisciplinario entre las diversas áreas específicas. Buscar centros o especialistas individuales en trastornos alimentarios y que lo vean desde el lugar real de que se trata de un “trastorno mental emocional”.