

Lo que debía ser una fiesta del fútbol local terminó en escándalo. El clásico de Quequén, localidad de 14 mil habitantes, entre Estación y Ministerio, disputado este domingo en el estadio Carlos Cuomo, terminó 1 a 1 pero fue noticia por la violencia y el caos.
Estación y Ministerio empataron 1 a 1, pero la violencia ganó el segundo tiempo. Hinchas rompieron un portón e invadieron la cancha. Hubo agresiones, falta de control policial y pirotecnia en las tribunas.
Apenas finalizó el encuentro, los ánimos se caldearon en la zona de vestuarios: hubo empujones y cruces violentos entre jugadores y allegados de ambos clubes. Pero lo más grave llegó después: hinchas de Ministerio rompieron un portón e ingresaron corriendo al campo de juego, en medio de la pasividad policial.
Aunque el operativo había sido anunciado como “reforzado”, con la presencia de ocho efectivos del GAD, no fue suficiente para contener el desborde. La cancha se convirtió en una escena de corridas, piedrazos, insultos y hasta el lanzamiento de un fierro. Mientras tanto, los hinchas de Estación permanecían encerrados en el estadio “por seguridad”.
Desde la tribuna de Ministerio también se reportó el uso de pirotecnia, sin ningún tipo de control, lo que agregó más tensión a una jornada ya marcada por la falta de organización.
Lo ocurrido volvió a exponer las falencias en los operativos de seguridad en el fútbol del interior bonaerense y dejó en evidencia que, incluso en ciudades pequeñas como Quequén, la violencia sigue ganando por goleada.