

Por: Redacción Semanario de Junín
SECCIÓN SEMANAGRO PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 470 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 12 AL 18 DE JULIO DE 2025
La “Revolución Verde” que intentaron vendernos en el sector agropecuario, terminó siendo no más de un cuento de hadas para el aprovechamiento de unos pocos y además, foráneos.
Con la idea de que podríamos dar de comer al mundo y acabar con el hambre, los que se llenaron la panza fueron los accionistas de las multinacionales que impusieron un sistema de cultivo drogadependiente, tanto en agroquímicos como en fertilizantes.
Sólo la arrogancia de los cientificistas, no permite reconocer que se entregaron las tierras para el extractivismo de las corporaciones y se le quitó el verdadero ser productivo a los chacareros que las terminaron abandonando presionados por una sarta de mentiras relacionadas con la falta renta de la unidad productiva, la extensividad y las nuevas tecnologías, que resultaron caras y falaces.
La estructura social que pudo haber acogido el sector agropecuario fue detonado por campañas finamente orquestadas por quienes se terminaron quedando con las utilidades e hicieron desaparecer al sujeto agrario.
Por eso es importante leer con detenimiento las propuestas que viene realizando la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) que pone varios ejes para debatir otro modelo de “campo”, para una nueva "Propuesta de Política Agraria".
Dicen que el desafío es desarrollar el agro más allá de la exportación de commodities, pensar el campo “con un millón de chacras” y defender instituciones públicas como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Conicet y las universidades públicas para trabajar por intereses comunes, que potencien a los agricultores y cooperativas y no la apropiación privada para las grandes empresas.
También proponen crear valor agregado, políticas para producir alimentos en todo el territorio, abastecer las mesas con trabajo cooperativo y exportar con políticas soberanas.
El desafío es desarrollar el agro más allá de la exportación de commodities, pensar el campo “con un millón de chacras” y defender instituciones públicas como el INTA o el CONICET
La idea comenzó a estructurarse durante el año pasado, con mesas de intercambio con especialistas hacia el interior de Fecofe y concluyó en los once ejes que este año serán puestos en debate en distintas regiones del país.
UN MILLON DE CHACRAS
Simplemente haciendo una recorrida por el distrito de Junín se podrán observar las taperas que alguna vez fueron chacras y la prácticamente desaparición de humanos en el campo.
El documento preliminar de “Apuntes para una Propuesta Política Agraria”, que se materializó en los ejes propuestos para el debate, contiene análisis y acciones sobre temas centrales. “La tierra” es el primero de ellos como una problemática de larga data que está reflejada en las cifras de los últimos censos agropecuarios.
Según un reciente informe del INTA, a partir de los datos de los últimos dos censos, el 64 por ciento de las Explotaciones Agropecuarias (EAP) corresponden al sector campesino, productores familiares y pequeñas cooperativas, pero cuenta con solo el 13 por ciento de las tierras en producción. Otro informe de la Cátedra Giberti, también sobre los datos de los censos agropecuarios, marca que la tierra operada mediante distintos convenios de alquiler en la región pampeana (zona núcleo del agronegocio), creció un diez por ciento entre censos y cuadruplicó su participación respecto del resto del país.
Frente a esa realidad, el documento de Fecofe plantea como “objetivos inmediatos y principales enfrentar la lógica imperante que funciona como un mercado anual de oferta y demanda de tierras” que tuvo como consecuencia la concentración de las tierras en pocas manos y la expulsión de productores. Propone “volver a poner en agenda la cuestión de la tenencia y acceso a la tierra, tema esencial silenciado en las últimas décadas”.
Con ese objetivo, entre las propuestas está la de volver a discutir una Ley de Arrendamiento, cuya última reforma fue dictada en 1980 durante la última dictadura cívico-militar para facilitar la liberalización y concentración de las tierras, y la de restablecer la plena vigencia de la Ley de Tierras Rurales, que limita la extranjerización y en especial su comercio en un mercado internacional (y que fue derogada por el presidente Javier Milei con el DNU 70/2023, aunque obtuvo un amparo favorables en el Poder Judicial).
Estas propuestas también deben ser acompañadas por políticas y acciones para la obtención y redistribución de tierras, especialmente orientadoras a los jóvenes y con perspectiva de género. Además de promover la producción de tierras ociosas destinándolas a pequeños y medianos productores.
Esa gran batería de propuestas relacionadas a la tierra, se sintetiza en un lema que acuñó la Federación sobre la vuelta del “millón de chacras”.
Dicen con justa razón que “es más importante recuperar las 300 mil explotaciones agropecuarias que se perdieron que poner diez millones de toneladas más de granos en las bodegas de los buques para la exportación”.
La expulsión de productores de los campos y la concentración de tierras son parte de un modelo productivo, económico y político
Resaltan que “Argentina puede producir mucho más, con mejores condiciones, pero con un interior poblado. Donde hay cooperativas hay arraigo, hay trabajo, hay cuidado del ambiente y hay conciencia de cuánto, cómo y qué se produce”.
¿Acaso en nuestro medio se debaten este tipo de acciones, donde el sector agropecuario tenga una incubadora de ideas para generar producciones con requerimiento de mano de obra y alto valor agregado? O acaso seguimos en la zona de confort que promueven las corporaciones que son las que se llevan los principales dividendos (y la aptitud agrícola).
La expulsión de productores de los campos y la concentración de tierras son parte de un modelo productivo, económico y político. La propuesta agraria de Fecofe propone salir al cruce “del actual modelo de renta financiera con eje en los fondos de inversión, dando oportunidad de fortalecer a un entramado de productores y sus cooperativas, Pymes y prestadores de servicios, vinculados al agregado de valor local y el desarrollo regional”.
En ese modelo, el comercio interno y el internacional cumple un rol ordenador para garantizar un mínimo creciente de participación de las cooperativas en el mercado de granos, revisar la Ley Federal de Carnes y promover normas de adquisición de productos de cooperativas en programas alimentarios.
“Hay una correlación entre qué es lo que estamos produciendo en volumen, miles de toneladas de productos primarizados, y el comercio internacional que no dominamos. La Argentina tiene que cambiar, tiene que ser soberana en sus decisiones de comercio exterior y poder agregar valor a su producción. Tiene que haber una política de regulación, intervención, para defender la industria nacional, a los productores y a los consumidores. En la actualidad, el Gobierno está fomentando que los productos de valor agregado entren vía importaciones y no una política de alimentos soberana”, define Ricardo Garzia, secretario de Fecofe.
El debate también se extiende sobre las políticas tributarias. “No se puede agotar en las retenciones -aseguran- y menos sobre la soja u otro cultivo aislado. La discusión se tiene que enmarcar en a quiénes queremos promover y quién tiene que hacer el mayor esfuerzo. Hay que ir a una segmentación por escalas, por territorio, no es lo mismo producir en el Valle de Río Negro o en la Puna que a 100 kilómetros del puerto de Rosario”.
La discusión fiscal es parte de una discusión de qué proyecto de país y qué rol queremos que jueguen los agroalimentos y la agroindustria para desarrollar los territorios, para generar divisas, pero fundamentalmente redistribución.
“Nosotros queremos una agricultura con más agricultores y un agro con cada vez más cooperativas para generar empleo en los territorios y abastecer las mesas de los argentinos. Ser protagonista de la exportación de mercaderías y de servicios, y revertir el peso cada vez más grande de las multinacionales”, puntualizan los cooperativistas.