

En el mes de mayo pasado vecinos del Barrio “Los Almendros” plantearon su preocupación a SEMANARIO por la instalación de una supuesta granja de rehabilitación de pacientes con consumo problemático, donde antes funcionaba un geriátrico.
Si bien los vecinos destacaron que el problema no era con el centro de salud ni sus pacientes, consideraron que dicho lugar debía estar convenientemente habilitado y controlado por las autoridades pertinentes.
La inquietud vecinal llegó a oídos de los concejales y tanto desde el bloque de “Unión por la Patria” como el de “La Libertad Avanza”, cursaron sendos pedidos de informes al Ejecutivo para conocer si el establecimiento estaba habilitado, quienes eran los responsables del mismo y cuántos residentes había.
Ocurre que a principios de año había sido clausurado un lugar de similares características en la ciudad de Chivilcoy por parte de la justicia ordinaria y se consideraba que, quienes manejaban aquel lugar se habían trasladado a Junín sin haber resuelto las irregularidades.
Los funcionarios de Pablo Petrecca nunca contestaron el informe pedido por el Concejo Deliberante de forma unánime y no se dio tampoco información a la prensa respecto de la situación.
El problema fue escalando y según plantean ahora los vecinos, “la situación se agravó ya que entra y sale gente permanentemente y es común que termine viniendo una ambulancia cada vez que alguno de los supuestos internos tiene un brote, como ocurrió hace unos días donde rompió un montón de cosas y se autolesionó, por lo que también hubo que llamar a la policía”.
Otro dato aportado fue que este fin de semana, una de las personas internas se escapó del lugar y se escondió en un supermercado, hasta que finalmente la policía pudo capturarlo.
Según lo que pudo recoger SEMANARIO del conjunto de declaraciones vecinales; habría al menos 30 internos de distintos lugares del país que por las características del inmueble estarían viviendo hacinados. Además y por lo relatado, la alimentación sería deficiente para estos pacientes que provienen, en buena parte, de provincias del noroeste argentino.
Asimismo, esta granja actuaría en consonancia con otra similar de la provincia de Neuquén, que tendría ramificaciones con una iglesia evangélica, motivo por el cual algunos de los internos más problemáticos son trasladados al sur del país.
Quienes regentean el lugar, tratan de explicar a los familiares de los internos que se están haciendo mejoras para mayor confort y aseguran que mantienen contacto con funcionarios del municipio y que prontamente se inaugurarán nuevas instalaciones y que será el propio Pablo Petrecca quien cortaría las cintas.
Trascendió, además, que en el lugar estarían trabajando un médico pediatra con la compañía de una psicóloga, ambos de nuestro medio.
Lo cierto es que, debido al silencio de las autoridades municipales se tejen numerosos relatos, mientras que no hay funcionarios que expliquen cuál es el estado que presenta la organización de salud mental en cuanto a lo que oportunamente le requirieron los concejales.
Entretanto se pone en riesgo a los internos y a todo el vecindario quienes han manifestado temor por la seguridad propia y la de los suyos.