

El Hospital Garrahan fue escenario de un hito médico y humano: la separación exitosa de dos gemelas siamesas de poco más de tres meses, nacidas en Rosario, que compartían la zona abdominal. El procedimiento, liderado por un equipo multidisciplinario, duró ocho horas y se realizó tras semanas de preparación y estudios previos.
Las niñas, Ámbar y Pilar, estaban unidas por el abdomen en una condición conocida como onfalópagos, pero contaban con órganos vitales independientes, algo que facilitó la planificación quirúrgica. “La operación se realizó con éxito y esperamos que puedan tener una vida normal y saludable”, expresó el doctor Víctor Ayarzábal, jefe de Cirugía General del hospital.
Cabe destacar que en la Argentina, el Hospital Garrahan es el único centro donde se realizan este tipo de cirugías, con una frecuencia de apenas una o dos intervenciones cada cuatro años. El caso de las bebas rosarinas evidencia no solo la complejidad médica, sino también la importancia de un hospital pediátrico de referencia nacional, al que acuden pacientes de todas las provincias.
La decisión que cambió todO
Los padres de las gemelas, Yamila (27) y Gonzalo (23) atravesaron un embarazo lleno de incertidumbre. “Me habían dicho que no podía tener bebés, pero siempre dejamos todo en manos de Dios”, relató ella. El diagnóstico de siamesas llegó en las primeras ecografías, junto con la noticia de que un tercer mellizo no había sobrevivido.
Pese a las recomendaciones médicas que desaconsejaban continuar, decidieron seguir adelante. “Hubo momentos donde estuvimos mucho con nuestro corazón en la mano, pero el anhelo de nuestros corazones siempre fue poder alzarlas siendo bebés”, recordó Yamila.
Gracias a la estabilidad clínica de las niñas, la intervención pudo programarse con tiempo. El equipo realizó simulaciones previas y reunió a especialistas en cirugía plástica, neonatología y anestesiología. La operación consistió en seccionar el tejido que unía a las gemelas y reconstruir sus paredes abdominales.
En Argentina, la incidencia de nacimientos de siameses es de 1 cada 50.000 a 100.000 nacidos vivos, y muchos casos no sobreviven al parto. Por eso, cada intervención exitosa tiene un alto valor médico y humano.
Tras la cirugía, Ámbar y Pilar permanecen en neonatología del Garrahan, recuperándose sin complicaciones. “Ya nos sacaron el tubo, la meta es que puedan comenzar a tomar leche y que la toleren”, explicó su madre. La familia, alojada en la Casa de Ronald McDonald, cuenta con el apoyo de médicos, voluntarios y la comunidad. “Sin toda la ayuda que recibimos, no hubiésemos podido”, concluyó Yamila.
Este caso, además de un logro médico, es un testimonio de fe, amor y resiliencia que ya inspira a cientos de familias que atraviesan diagnósticos difíciles.