Por: Redacción Semanario de Junín

EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 475 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 16 AL 22 DE AGOSTO DE 2025

Hoy parecemos enfrascados en condenar los videos o fotos realizados con inteligencia artificial aduciendo que buscan engañar al electorado y por ese motivo deben ser investigados y condenados. Es más, ya ocurrió hace un mes cuando la Cámara Nacional Electoral confirmó el procesamiento de una empleada de una agencia de publicidad por haber subido a Facebook dos videos falsos en contra del entonces precandidato a senador radical cordobés Mario Negri, en el cierre de la campaña para las PASO de 2021. Dicen que la procesada podría recibir una sanción de entre dos meses y dos años de prisión.

Sin embargo, nada se dice cuando los que aparecen son los falsos profetas de la política, sin el traje de papá Noel y la profusa barba blanca, pero virtualmente con la bolsa cargada de “regalos” que efectivamente pagamos “con la nuestra”, tal como se puso de moda decir en estos tiempos.

Entonces y de repente en Junín, se inaugura la terminal de ómnibus después de 10 años con sólo un par de dársenas y ningún negocio abierto, aunque como si se tratara de una publicidad de la Coca Cola nos invitan a imaginar un paisaje pleno de comercios dentro de un shopping donde se aglutinan felices y ávidos consumidores.

Aparecen las luminarias en el camino a la laguna y como si fuera poco en el aeródromo, como forma de encandilar con luces de colores al presto ciudadano que irá a votar, una vez en septiembre y otra en octubre, como si se tratara de un simple capricho de alguien para hacer las cosas por separado cuando podemos ahorrar si se hace todo junto. Otra vez con la nuestra y todavía sin poder cruzar las vías del tren por un lugar digno.

También después de 10 años se anuncia la vuelta del automovilismo en un lugar con el asfalto abandonado, pero no tanto como en las calles de la ciudad y menos en los suburbios.

La magia nos envuelve en la inauguración de un centro de atención de la salud municipal, que trabajará con horario y personal mínimo, mientras el hospital provincial revienta de turnos.

Las placitas se llenan de colores y de costosos juegos que al poco tiempo aparecerán deslucidos como los que estaban antes por falta de mantenimiento, mientras las pancitas hacen cada vez más ruido porque no se puede parar la olla de los más vulnerados.

Y así la casta celebra, invitándonos a todos también a festejar el tiempo de elecciones, sabiendo que el ágape pantagruélico se llevará a cabo en nuestra propia casa, que pagaremos la comida y la bebida, que no deberemos olvidarnos del postre y de prestar un lugar confortable al máximo para el descanso placentero de los elegidos, que deberán hibernar por otros dos años.

Nuestra ubicación no será dentro, detrás del vidrio, con los bolsillos llenos de pelusa, la heladera plena de hielo y la tele, la radio y las redes plagadas de nuevas promesas.

Algún rebelde dirá que no hay que votarlos más y entonces insistirá en ir por “algo nuevo”, que resultará de la misma pobre calidad, cuando la magia desaparezca.