

Por: Redacción Semanario de Junín
En 1884, el naturalista Florentino Ameghino publicó "Las secas y las inundaciones" en la provincia de Buenos Aires, proponiendo la retención de agua mediante represas, estanques y lagunas artificiales en lugar del drenaje, como solución a los ciclos de sequías e inundaciones que afectaban a la Pampa. Su visión, que incluía la plantación de arboledas, buscaba controlar la escasez de agua durante las sequías y mitigar las inundaciones, una propuesta que sigue siendo relevante y en gran parte incumplida.
No hay nada más patético que ver a los funcionarios de gobierno cuando llegan las inundaciones. En la mayoría de los casos se brindarán excusas de ocasión para salir del brete, pero pocos irán a mirar la película hacia atrás para darse cuenta de la cadena de errores producto de la desidia.
Recién con el agua al cuello empezarán a escuchar cuáles fueron los problemas, justamente cuando ya no caben soluciones.
Lo cierto es que la lluvia caída desde mayo hasta estos días fue inusual, aunque no tanto si entendemos que luego de tres años de sequía, llega un punto en que la naturaleza busca su propio equilibrio tratando de compensar.
Las advertencias por lo general son desoídas y los proyectos pendientes cajoneados, hasta que alguien avisa del peligro y ahí se empiezan a desesperar.
Algo así viene aconteciendo en Junín, distrito del que forman parte lagunas encadenadas (Mar Chiquita, De Gómez y El Carpincho), de importante extensión y que dan inicio prácticamente al cauce de uno de los ríos interiores más importantes de la provincia, el Salado.
Desde hace meses es notorio el anegamiento en buena parte del interior provincial y particularmente aguas debajo de Junín, ahora sin embargo las condiciones se agravaron aguas arriba, ya que los registros de lluvias en algunas localidades del norte de santa fe hablan de más de 200 milímetros, en tanto que en regiones linderas a nuestro distrito cayeron en torno a los 150.
Si bien la naturaleza no avisa, lo que sí se sabía era que no se habían llevado a cabo las reuniones de los comités de cuenca, ya que los intendentes estaban ocupados con sus respectivas campañas electorales, en lugar de prestar atención a las responsabilidades prioritarias.
Además, desde hidráulica provincial trascendió que no hay presupuesto suficiente para ocuparse del tema a lo que se suma la paralización de obras por parte del gobierno nacional respecto a la culminación del Plan Maestro del río Salado que en Junín complica a un sector pudiéndose generar un importante cuello de botella.
A LOS BOTES
Esta semana, un cronista de nuestro medio visitó el club de Pescadores de Junín, ubicado a la vera de la laguna El Carpincho para conocer la situación, debido a que los vientos que se sumaron a la crecida habían roto parte de la infraestructura para preservar la costa.
Allí nos reunimos con dirigentes de la entidad que explicaron la situación, por cierto angustiante.
Tal como adelantábamos, la situación es preocupante habida cuenta de que el gobierno nacional paralizó la obra del Plan Maestro del Río Salado, cuya etapa que va desde el tajamar de El Carpincho hacia la laguna de Rocha en Chacabuco aún falta terminarse y podría constituirse en un peligroso “cuello de botella” al que, sumado el caudal que llega desde aguas arriba, termine desbordando la más pequeña de las lagunas de Junín e incluso el mismo cauce del río desde la ruta nacional 7.
Asimismo, se suma la posibilidad de que la fuerza del agua termine dañando la estructura del puente Saavedra, que cruza el Salado cercano a la localidad de La Oriental y que se usa en forma frecuente por parte de los productores agropecuarios.
Los especialistas consideraban la posibilidad de realizar cortes en forma transversal al puente para permitir un alivio en el paso del agua y al mismo tiempo drenar más rápidamente con el fin de evitar riesgos mayores, más aún observando un video aéreo que se viralizó de la zona rural de Laplacette.
Desde hace meses es notorio el anegamiento en buena parte del interior provincial y particularmente aguas debajo de Junín
Sin embargo, se supo que para solucionar esos problemas hacía falta una retroexcavadora con oruga que ni la provincia ni el municipio tenían en condiciones, por ese motivo se esperaba que los funcionarios municipales alquilaran este tipo de maquinarias y rápidamente se pusieran a trabajar, ya que al menos hasta el martes pasado hasta desconocían la problemática.
Sin embargo, tras la noticia brindada por SEMANARIO, se encendieron las alarmas del municipio quienes encargaron al concejal Marcelo Balestrasse hacerse cargo de la situación, por ser el único que conoce algo respecto al tema, por haber estado en tiempos de la gestión de Abel Miguel.
Es insólito, pero no llamativo porque forma parte de la imprevisión del petrequismo, que Junín por su geografía hídrica no cuente con un departamento de hidráulica con un ingeniero especialista en el tema. De haberlo tenido quizás se hubieran evitado los manotazos de ahogado del 2016 cuando salieron a poner “trincheras” de plástico y tierra en ambas orillas del río Salado e incluso tal vez no se hubiera secado la laguna de Gómez, regulando convenientemente las compuertas.
También resulta particular que las oficinas de hidráulica provincial hayan sido instaladas en 9 de Julio, cuando Junín recibe el principal ingreso del agua y debiera contar con un monitoreo permanente, para lo cual el plan maestro diseñó una estructura para ello, que lamentablemente no se usa.
Pero tal como advertíamos, la preocupación de la dirigencia y los gobiernos por las inundaciones aparece cuando el agua llega al cuello y por ese motivo podrían tomarse algunas decisiones al respecto que requieren de cierta urgencia, pero seguramente acontecerán después de las elecciones que se realizarán el próximo domingo.
La municipalidad deberá alquilar equipos viales que no tiene para llevar a cabo obras “aliviadoras” que podrían realizarse en el puente Morote
En principio se abrieron las compuertas de la laguna El Carpincho, que es la que recibirá el mayor caudal en los próximos días y anteriormente se habían abierto a pleno las de Mar Chiquita y Gómez.
La municipalidad deberá alquilar equipos viales que no tiene para llevar a cabo obras “aliviadoras” que podrían realizarse en el puente Morote y en el mencionado puente Saavedra, y luego de monitorear la situación, es probable que deban efectuarse intervenciones en otros como podría resultar el puente Lincoln.
Lamentablemente todo lo que no se hizo en tres años de sequía no podrá efectuarse ahora con el agua avanzando de forma temeraria.
Habrá que ir advirtiendo al gobierno nacional respecto a retomar las obras del plan Maestro para evitar que algunas ciudades sufran consecuencias.
Según los peritos para que el sistema funcione, esas obras deben estar teminadas en el 100%, según datos a los que accedió SEMANARIO, el tramo I de la canalización de la Cañada de las Horquetas está completado en un 98,17% y el tramo II en un 92,93%, sin embargo el tramo III de dicha canalización lleva un 69,85% de las tareas.
En el mismo sentido el módulo I de la cuenca de la laguna La Picasa, tiene cumplido el 89,33% de la obra; el módulo II un 91,79% y el módulo III tan sólo el 48,18%.
En el caso de la regulación de la laguna La Salada, la obra está en un 11,79 %.
En lo que hace estrictamente a nuestro distrito, el informe indica que la etapa I de la Cuenca lagunar Gómez – Carpincho – Rocha (Chacabuco) lleva un 94,05%, en tanto que la segunda etapa (luego del tajamar del Carpincho) está realizada hasta el 69,42%.
Como detalle de interés para determinar la lentitud de los sucesos relacionados con las inundaciones en Junín, vale destacar que el Club de Pescadores de Junín le inició una demanda al gobierno nacional por daños y perjuicios debido a que cada vez que arreciaron este tipo de calamidades la entidad sufrió pérdidas materiales.
El expediente se sigue tramitando en el Juzgado Federal de Junín y no es nuevo. Por el contrario, se inició hace unos 20 años, lo cual denota la falta de gestión de los distintos gobiernos de toda índole y color, desde aquellos tiempos a estos. Y para peor sin una solución definitiva para el recurrente problema.