

Por: Redacción Semanario de Junín
EDTORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 482 DE SEMANARIO DE JUNIN. SEMANA DEL 4 AL 10 DE OCTUBRE DE 2025
Esta semana, se llenó de “buenas noticias” por parte del mundo de la política. Primero, el gobierno nacional anunció que luego de más de dos años dará continuidad a la obra del paso bajo nivel de la avenida Rivadavia que clausuró por cuestiones de presupuesto y reabrirá cuando la gestión Milei atraviesa el peor momento de su política económica. Aunque claro está, quedan por delante unas tres semanas para las elecciones nacionales y la necesidad de reivindicarse del fracaso acaecido en las provinciales.
Por otra parte, en medio de un escenario caótico con miles de hectáreas anegadas e inundadas que significan millones de dólares en pérdidas tanto de la cadena agroindustrial como en impuestos de un país, una provincia y un municipio a los que nunca le alcanzan los recursos para cumplir con su objetivo primordial, que es el de dar una mejor calidad de vida a todos sus habitantes: el gobernador anunció que tomará a su cargo la finalización del tramo del río Salado entre Bragado y Junín, que también paralizó la motosierra libertaria.
Para ello Kicillof necesitará recursos que -según dicen- llegarán de un banco europeo, aunque ese dinero, si se aboca al área de hidráulica, no podrá ser utilizado para arreglar las rutas provinciales, los caminos rurales, la infraestructura educativa y tampoco la hospitalaria, que atraviesan grandes problemas en el ámbito bonaerense. Ah, pero las elecciones.
Es sorprendente que estemos celebrando la construcción de un paso bajo nivel cuando todavía no sabemos si habrá algún interesado por el sistema ferroviario, cuando el Estado nacional ya lo ha desechado.
También resulta llamativo que se anuncie la finalización de una obra hidráulica con toda el área desbordada en medio de una primavera lluviosa y sin poder acercar una máquina a menos de 10 kilómetros del área de trabajo.
Que podemos esperar por estas tierras, cuando el intendente arma un cumpleaños frente a unas vías clausuradas, después que un geriátrico clandestino que no logró controlar se incendió matando a cinco personas y lesionando a una veintena.
Vivimos con el agua al cuello, siempre cerca de ahogarnos si acaso nos movemos en forma inconveniente, pero por culpa de la imprevisión de quienes no toman recaudos en la responsabilidad que les compete en cada caso y que se sirven de la política como un mero juguete que comparten con sus allegados, para terminar siendo patológicamente poderosos.
Ni hablar de las cuestiones domésticas: el salario que se esfuma, el consumo que se minimiza, los comercios que cierran, las pymes que quiebran, las cadenas que huyen y los especuladores que ganan.
¿Acaso se le puede pedir que no hagan olas a todo un grupo de irresponsables que no miran hacia el agua sino que, por el contrario, le imprimen más potencia a los motores de sus lanchas para llegar al 26 de octubre?