

Los investigadores que siguen el caso contra Pablo Laurta (39) creen que el detenido, como parte de su plan criminal, llevó a cabo acciones para dificultar que las autoridades reconozcan el cuerpo que pertenecería al remisero Martín Sebastián Palacio (49) y que fue hallado en la localidad entrerriana de Yeruá sin cabeza ni brazos.
Palacio desapareció la semana pasada luego de hacer un viaje para el acusado, que también está imputado por los crímenes de su ex pareja, Luna Giardina (26), y su ex suegra, Mariel Zamudio (54).
A partir de la información reunida, se supo que Laurta tomó recaudos para impedir que el cadáver pueda ser identificado a simple vista. El único resto hallado hasta ahora es el torso, ya que el asesino se ocupó de cortar la cabeza, los brazos y las piernas hasta la altura de las rodillas, en un intento por borrar cualquier pista que pudiera vincular el hallazgo con la identidad de la víctima.
Particularmente, la víctima tenía un tatuaje grande que cubría el hombro y parte del brazo, y el corte fue realizado más arriba, justamente para eliminar esa marca, según confiaron fuentes judiciales.
Este método aplicado sobre los restos generó obstáculos para los peritos. Hasta el momento, los exámenes forenses hechos sobre el torso no permitieron determinar la causa exacta de la muerte, ya que no se pudieron encontrar heridas letales en esa parte.
Se presume que la herida mortal está en la cabeza, que continúa sin aparecer. En este escenario, unas 80 personas participan de los rastrillajes en la zona de Yeruá donde hallaron el torso, en busca también de los brazos y las piernas. El barrido policial se extiende hasta jurisdicción de San Salvador, con la ayuda de drones y perros rastreadores.
Por lo pronto, el cuerpo encontrado permanece conservado en la morgue a la espera de los resultados de peritajes y posibles cotejos genéticos. De no aparecer las partes faltantes del cadáver, la única alternativa para confirmar la identidad será recurrir a un análisis de ADN.