Para bien o para mal de los lectores y lectoras, los periodistas en infinidad de ocasiones apelamos a términos futboleros. No es algo fuera de lógica, al fin y al cabo la manifestación popular tras conseguir la última copa del mundo o lo que hace una foto de Messi en el bolsillo del argentino como pasaporte universal, escala límites inéditos.
Por eso lo de ayer, en las elecciones nacionales, podría explicarse en base a lo ocurrido en Qatar.
Al igual que lo acontecido al partido inicial ante Arabia Saudita, los primeros años de Javier Milei no fueron lo que soñaron la mayoría de los ciudadanos que lo acompañaron con su voto y lo sentaron en el sillón de Rivadavia, luego de una carrera veloz apuntalada en los distintos espacios mediáticos y con un discurso basado en la economía y teorías bastante complejas e inentendibles para tantos.
La realidad de los últimos años mostró que no era tan fácil como lo pregonaba e incluso hizo cosas que él mismo criticaba a otros. También aquellos criticados terminaron formando parte de su gabinete.
La caída del salario, la falta de empleo, la carencia de inversiones y el endeudamiento inservible que llevó a más bicicleta financiera, puso contra las cuerdas al equipo presidencial como lo hicieron los tempranos y sorpresivos goles árabes en aquel entonces.
Para qué engañarse, el mejor equipo (de gobierno) de los últimos años se mostró desorientado y al mismo tiempo las dificultades se acrecentaron para los argentinos que parecían haber caído en un profundo pozo de frustración.
Al estilo del “gran capitán”, Milei se puso el equipo al hombro, bajó el tono de euforia, amagó un cambio con menos crueldad y “con el diario del lunes” se observa que ordenó el kilombo (no hay mejor palabra) interno enmarcado por Libra+Narcos+Corridas.
Junín no es una isla. Comercios y pymes cerradas y otras al borde de la extinción, consumo por el suelo, salario estatal congelado, sectores vulnerables en mayor riesgo que el habitual, productores agropecuarios ilusionados por el fin de retenciones y estafados por maniobras corporativas.
A pesar de las puteadas Milei le habló a todo el país y recorrió muchos lugares con un mensaje similar al “confíen, este grupo no los va dejar tirados”.
Las urnas, con la boleta única incluida, parecen haber acogido el mensaje de buen modo. El resultado en nuestro pago chico no difiere del resto del país. Casi la mitad de los juninenses “eligieron creer” a pesar del resultado decepcionante del inicio.
Desde la vuelta de la democracia en 1983, no hemos dejado de asombrarnos y asombrar a analistas del mundo, por los éxitos (pocos) y fracasos (bastantes), de los dirigentes políticos argentinos, siempre bajo la comparación con la dupla que trascendió todas las fronteras del amor-odio: Juan Domingo Perón y su esposa Eva. Casualmente algo similar con Diego Armando Maradona.
Lionel Messi, reconocido por sus valores como jugador y persona, cumplió su promesa y llevó al equipo al máximo galardón.
¿Podrá Milei, con sus excentricidades, lograr la misma epopeya? Vienen partidos bravos y los argentinos, mayoritariamente, eligieron creer. Esa es la cuestión. FIN.