domingo 9 de noviembre de 2025

LOCALES | 9 nov. 2025

EDITORIAL DE DOMINGO

Volver a creer en Papá Noel

07:28 |Hasta el momento todo gira en torno al reparto de poder, el toma y daca político partidario, al cargo estatal, al puestito del puntero, al entongue


Por: Redacción Semanario de Junín

EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 487 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 8 AL 14 DE NOVIEMBRE DE 2025

El título no se refiere a la ‘nueva vieja forma’ de actuar que ha mostrado el gobierno nacional tras el triunfo eleccionario del 26 de octubre, tampoco a los anuncios de Patricia Bullrich y Manuel Adorni sobre solucionar los problemas de inundaciones en la región.

No, no es referido a Axel Kicillof sobre mejorar las rutas provinciales o hacerse cargo del abandono libertario, cuando no puede cumplir con sus propias obligaciones.

Menos todavía nos referimos a Pablo Petrecca, quien asegura que trabajará por Junín desde La Plata como senador, cuando siquiera lo ha hecho estando en nuestro distrito, como alcalde.

En verdad son muchos los juninenses que quieren creer en Papá Noel, el ancianito que reparte regalos en cada nochebuena y por cultura europeizada nos imbuye de un sentimiento singular cada diciembre.

Lo cierto es que las próximas festividades resultarán para muchos comerciantes, fabricantes y emprendedores de nuestro medio (también de todo el país) un punto de inflexión respecto a la continuidad de sus negocios.

Nadie puede desentenderse respecto de la crisis económica que nos agobia, a pesar del apoyo manifestado en las urnas en favor del actual gobierno nacional.

Demasiados errores se cometieron por parte de los hoy opositores, cuando eran gobierno tan sólo dos años atrás.

En ese estado de cosas, llegamos a este punto bisagra para muchos, que todavía no saben si alcanzarán a dar vuelta la página, mientras la respuesta en las urnas no se tradujo en medidas que permitan vislumbrar un mejor futuro o distinto al de este 2025 en materia de consumo.

Hasta el momento todo gira en torno al reparto de poder, el toma y daca político partidario, al cargo estatal, al puestito del puntero, al entongue. Hábitos de la dirigencia más decadente que se haya conocido en los últimos tiempos.

Del otro lado del mostrador estamos los representados, invisibles a los ojos del poder, como si no hubiera urgencias que atender.

Urgencias que atraviesan a los que no llegan a mediados de mes con el salario, a los que sufren a ver que no llegan clientes y pasan tres o cuatro días “sin abrir caja”, a los que debieron tirar mercadería perecedera porque creyeron que a “principios de mes repuntaría” y no pasó y a los que siguen buscando excusas por la llovizna, por el frío, por el partido, por el día lindo o por las malas vibras que le mandó el cuñado envidioso.

Están los que deben plata, pero también los que adeudan promesas y sueños y eso todavía es peor que la simple mora monetaria.

Estamos inmersos en el capitalismo salvaje de otrora, con los mismos discursos y discursantes, aunque más atrevidos y sinvergüenzas.

A tal punto atravesamos este circuito distópico que terminamos teniendo una regresión a la infancia en desmedro de la adultez invadida por sanguinarios de buen marketing.

Ya no confiamos en la humanidad de los pares, sino en una figura que nos sirva de tablón en medio del mar borrascoso para sobrevivir al naufragio del bote endeble en el que por años seguimos emparchando.

Al fin y al cabo, incorregibles, terminamos creyendo en seres mágicos.

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