jueves 20 de noviembre de 2025

NACIONALES | 20 nov. 2025

ECONOMÍA

Los precios no paran de subir y el consumo sigue a la baja

17:57 |La suba de precios de los alimentos baja el consumo de frutas y verduras. Datos del Indec, un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y voces de las organizaciones campesinas confirman la inflación en el rubro alimentos y la caída de ventas.


Por: Redacción Semanario de Junín

Segundas o terceras marcas, compras comunitarias, huerta en casa, son algunas de las alternativas que las familias argentinas utilizan cada vez más, al ritmo de la economía que cada mes aprieta más los bolsillos.

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) rompió el techo del dos por ciento, como no ocurría hace cinco meses, y con precios al alza, los alimentos sufrieron hasta los primeros días de noviembre, crecimiento de precios del 22 por ciento en el año, por debajo del nivel general de precios.

Esta suba impacta en los dos extremos. De un lado de la góndola, el consumo cae por falta de poder adquisitivo; del otro lado, en el primer eslabón de la cadena: los productores están en crisis con un dólar que sigue incrementando los costos —alquiler de la tierra, insumos y logística—, intermediarios que se quedan con la ganancia y una apertura de importaciones que genera competencia desleal y más disparidad de precios.

El impacto es mayor en la agricultura familiar, campesina y cooperativa que produce la mayor parte de los alimentos frescos que llegan a las mesas de las familias argentinas y a quienes el gobierno de Javier Milei tomó como enemigos.

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec de septiembre marcó una suba de 2,1 por ciento respecto de agosto. El salto inflacionario rompió el techo del dos por ciento que no se superaba desde abril, cuando ocurrió el anterior salto cambiario del dólar, que también impactó en el precio de los alimentos.

En septiembre, el rubro “alimentos y bebidas no alcohólicas” registró un incremento más moderado que el general con un 1,9 por ciento, pero si se la contrasta con el IPC de agosto, mientras el nivel general marcó un incremento del 0,2 por ciento, los alimentos subieron por encima con un 0,5 por ciento.

En comparación con diciembre de 2024, los alimentos acumularon un incremento del 21,9 por ciento, según el Indec. Mientras que en la comparación interanual el precio de los alimentos se incrementó un 27,3 por ciento en relación a septiembre de 2024. Esa cifra está por debajo de la suba interanual general (31,8 por ciento).

La agricultura familiar produce la mayor parte de alimentos frescos que llegan a las mesas argentinas. Para observar qué ocurre con los precios en ese sector, el informe “precios de Hortalizas y Frutas” del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) hace análisis de la evolución de precios en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), el mayor mercado concentrador del país.

La suba de frutas y verduras impacta en el consumo, que cae por falta de poder adquisitivo y también en los productores, que están en crisis por un dólar que sigue incrementando los costos

El informe analiza los precios ponderados de una canasta de Verduras, Tubérculos y Legumbres (VTL) —batata, cebolla, lechuga, papa, tomate y zapallo que, en conjunto, representan 75 por ciento del volumen de comercialización— y Frutas —banana, limón, manzana y naranja, que representan el 55 por ciento del volumen comercializado—.

En septiembre, el informe del CEPA registró un incremento del 26 por ciento en el segmento VTL en los precios del MCBA respecto de agosto, una caída interanual del 20,3 por ciento, pero con un acumulado en 2025 que se incrementó en un 46,3 por ciento. En el caso de las frutas, el CEPA registró un incremento en sus precios ponderados del 4,8 por ciento, un incremento interanual de 19,8 por ciento y un acumulado anual con una caída del 8,6 por ciento.

Se trató del tercer mes consecutivo de incrementos en los precios de verduras y frutas, según la medición del CEPA, ya que las seis especies de hortalizas más vendidas en el MCBA habían registrado aumentos intermensuales en agosto (4,1%) y en julio (4,5%); y los mismo había ocurrido en frutas para agosto (5,1%) y julio (10,4%).   

El informe del CEPA marca una tendencia de aumento en el precio de las frutas y verduras registrada. Es la quinta vez que aumenta la nafta en el año, aumentan la luz, aumentan los insumos para la producción. Eso se traslada a precios, es inevitable”, explica Eduardo Sánchez, analista económico y responsable del informe del CEPA.

PRODUCTORES, GRANDES PERDEDORES DE LA CADENA DE VALOR

En el informe de CEPA esa diferencia es notoria con el análisis de la brecha de precios entre los precios del Mercado Central y cuatro grandes supermercados —Coto, Jumbo, Carrefour y Más Online—: la brecha entre los precios de hortalizas en el MCBA y los supermercados, en septiembre, se ubicó en 92 por ciento, mientras que en agosto había alcanzado un máximo anual del 159 por ciento.  

Para el productor la ecuación es la peor. Los precios se mantienen relativamente estables porque la gente no tiene dinero y no consume, pero los costos de producción sí vienen aumentando, porque están ligados al dólar. Y la ecuación es simple: Milei asumió con el dólar y el precio del gasoil a 300 pesos, en la actualidad, está en torno a los 1400 y el gasoil a 1700, es decir que la proporción de aumento en los insumos nada tiene que ver con el incremento en los productos que se venden.

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) ofrece dos mediciones para dimensionar tanta la caída de las ventas como también la brecha entre el productor y la góndola. En el caso del Índice de Ventas Minoristas, la CAME muestra que el derrumbe se sostiene desde mayo y en el caso de los alimentos fue del -1,8 por ciento en septiembre respecto de agosto y del -3,1 por ciento respecto a un año atrás.  “La evolución del sector estuvo influida por la situación económica general, el aumento de costos operativos y la pérdida de poder adquisitivo”, ratifica la CAME.

La Mesa Agroalimentaria marca un análisis más crítico. Señala que en 2024 y en lo que va de 2025 el consumo de alimentos frescos y carnes registra una fuerte retracción. El consumo per cápita de carne vacuna cayó a 47,7 kilos en 2024, el nivel más bajo en un siglo, y en marzo de 2025 se redujo otro tres por ciento interanual. En frutas y verduras la caída fue aún más pronunciada: entre 30 y 40 por ciento menos de demanda en 2024 y descensos adicionales en 2025, con bajas del siete por ciento en supermercados y del 3,7 % en autoservicios en marzo.

El informe del CEPA aporta datos cualitativos como testimonios de operadores del MCBA para marcar la relación entre precios y producción: “Todo está muy frenado. Desde marzo que la demanda de manzanas y frutas en general se encuentra planchada producto del deterioro salarial que está sufriendo el trabajador. Nos cuesta mucho vender”.

La apertura de importación descontrolada que el Gobierno de Milei habilitó como supuesta herramienta para bajar los precios no solo no lo está logrando, sino que está destruyendo los pequeños productores en todo el país

El otro dato de la CAME que aporta a la situación del sector es el Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), que mide la brecha entre el precio que recibe el productor en el campo y la góndola. El último dato publicado es de agosto y arrojó que los productos agropecuarios se incrementaron 4,1 veces del campo a la góndola. Dicho de otro modo: por cada 4,1 pesos que paga el consumidor solo llega un peso al productor. Esa cifra significó un incremento interanual del 27,3 por ciento en la relación de precios.  En promedio, la participación del productor explicó el 22,9 por ciento de los precios de venta final.

Según un informe publicado por la Agencia Tierra Viva, esa dispersión de precios y la diferencia entre la góndola y la realidad del productor puede graficarse con otro dato. El informe del CEPA señala que, de las seis hortalizas analizadas, en septiembre, la lechuga fue una de las dos que deprimió su precio con una caída del 29 por ciento. En góndola, el kilo de lechuga también cayó (33 por ciento) y en los supermercados se comercializó a entre 2.032 y 3.699 pesos el kilo, mientras que, a los productores del cinturón del cordón hortícola de La Plata, según consultas de Tierra Viva, les pagan 1.500 pesos el cajón de doce kilos.

Mucha producción se está tirando. En Santiago del Estero, en Colonia El Simbolar, un productor de UTT tuvo que pasar la rastra a toda una producción de zanahoria por no tener dónde venderla. En el Mercado Central, la caída del consumo se nota: cerraron muchas verdulerías, se nota poco movimiento a comparación de años atrás o antes de este Gobierno. Los jueves y viernes, al mediodía, se tira mercadería.  

¿QUÉ RESOLVIÓ LA IMPORTACIÓN?

El informe de CEPA califica como “disfuncionalidades económicas” lo que ocurre con el modelo de precios de Milei. El ejemplo de este año es el tomate: con una variación acumulada de 346 por ciento en su precio, productores nacionales tirando mercadería por no poder colocarla en el mercado y una fuerte importación desde Bolivia.

La apertura de importación descontrolada, que el Gobierno de Milei habilitó desde el inicio de su gobierno como supuesta herramienta para bajar los precios, evidencia su irracionalidad. “Cada fruta o verdura que ingresa es una menos que venden un productor local”, analiza Levaggi.  

La realidad es que la apertura de importaciones no está ayudando a que se bajen los costos de producción y eso le pega directamente al productor. Produce que los pequeños productores abandonen la actividad y la deje en manos de grandes empresas con capacidad de importar o comprar local en grandes cantidades.

EL MODELO VA CAMBIANDO AL JUGADOR DEL MERCADO

Este rumbo profundiza la concentración de tierras y capital, expulsa a los pequeños productores, deteriora el ambiente y compromete la soberanía alimentaria.

A esto se le agrega el desmantelamiento de programas como Cambio Rural o ProHuerta, la eliminación de fondos de fomento y del Instituto de Agricultura Familiar Campesina e Indígena (Inafci) y el desguace del INTA, que fue resistido por las organizaciones de la Mesa Agroalimentaria y los gremios del sector.

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