lunes 15 de diciembre de 2025

BONAERENSES | 12 dic. 2025

LA IGUALDAD SIGUE DESIGUAL

La paridad de género sigue siendo cosa de hombres

La Ley 14.848, que estableció la paridad entre varones y mujeres en las listas electorales bonaerenses, cumplió nueve años. Aunque garantizó la presencia igualitaria en las boletas, el acceso real al poder político todavía muestra desigualdades. De los 135 municipios, once tienen intendentas. En la Legislatura, de 17 bloques tan solo 3 son conducidos por mujeres.


Por: Redacción Semanario de Junín

A nueve años de su sanción, la Ley de Paridad de Género en Buenos Aires se consolidó como un logro político y cultural, pero su eficacia depende de la voluntad de los partidos y del control institucional. No hay un convencimiento pleno de las cúpulas dirigenciales que controlan la política bonaerense y aunque el avance ha sido claro, la Provincia está en pleno nacimiento de una paridad real que aún no logra vislumbrarse en lo práctico.

La Ley provincial Nº14.848 fue sancionada el 4 de octubre de 2016 y publicada en el Boletín Oficial ese mismo mes. La norma, impulsada por el dirigente del Frente Renovador Sebastián Galmarini, establece el principio de paridad de género para todas las listas de candidatos a cargos electivos en la provincia —diputados y senadores provinciales, concejales y consejeros escolares—, obligando a integrar las listas con un 50% de mujeres y 50% de varones, en alternancia binaria (binomios mujer-varón o varón-mujer) y considerando como género el que figure en el DNI.

De manera formal, la norma se cumple porque es ley y la Junta Electoral es estricta, aunque en varias ocasiones se ha intentado sortearla, la vía judicial puso todo en su lugar rápidamente. La primera discusión vino cuando hubo Elecciones Primarias Abiertas, Obligatorias y Simultáneas (EPAOS) dado que, en ese momento, al tener que intercalar candidatos del mismo partido luego de la interna disfrazada, se dieron discusiones por el género de quienes ingresaban a la lista de candidatos y candidatas.

Eso quedó aclarado por el Decreto provincial 266/2019, que regula aspectos de integración de listas cuando se conforman listas definitivas a partir de varias listas internas en las PASO, buscando garantizar la alternancia en la nómina final. Textualmente, en su artículo N°1 dice: “El principio de paridad de género consagrado por la Ley N°14.848 se entiende como la conformación de listas integradas por candidatas y candidatos de manera intercalada, en forma alterna y secuencial, en la totalidad de la lista, de modo tal que no haya dos (2) personas continuas del mismo género en una misma lista”. Hoy, sin EPAOS, todo se ordenó, al menos por ahora. Fin de la discusión formal. Vayamos a la sustantiva.

135 INTENDENCIAS, SOLO 11 MUJERES

Si ponemos la lupa en los municipios, la provincia de Buenos Aires está compuesta por 135 intendencias, de las cuales 11 están gobernadas por mujeres, lo que representa el exiguo y poco real en paridad del 8,15% del total. 

La ley no obliga a colocar candidatas en las intendencias, pero es claro que el poder real lo siguen teniendo los hombres al momento de decidir en las estructuras partidarias. Si bien el número de mujeres que mandan creció desde 2019, cuando eran solo 6, el número sigue siendo muy dispar.

Las intendentas bonaerenses hasta hoy son: Mariel Fernández (Unión por la Patria, Moreno), Mayra Mendoza (UP, Quilmes), Marisa Fassi (UP, Cañuelas), María Celia Gianni (UP, Carlos Tejedor), Blanca Cantero (UP, Presidente Perón), Soledad Martínez (JxC, Vicente López), Fernanda Astorino (JxC, Capitán Sarmiento), Érica Revilla (JxC, General Arenales), María José Gentile (JxC, Nueve de Julio), Sofía Gambier (JxC, Pellegrini) y Miriam Lucía Gómez (Unión y Libertad, González Chávez).

Si se divide en partidos políticos, el peronismo y Juntos por el Cambio se reparten el tablero con cinco jefas comunales cada uno. Lucía Gómez le sumaba una más al partido amarillo, pero dio el salto y hoy representa a los dialoguistas de Unión y Libertad. Ni La Libertad Avanza ni el radicalismo puro cuentan con intendentas bonaerenses.

Si lo filtramos por secciones electorales, la Quinta, la Séptima y la Octava no tienen alcaldesas en sus municipios; la Tercera y la Cuarta tienen tres; la Primera y la Sexta, dos; y la Segunda solo una.

El tema de dejar de lado los puestos de decisiones reales a las mujeres no conoce de partidos políticos ni de ideologías, salvo honrosas excepciones

¿Y LA LEGISLATURA?

Según consigna el trabajo de Gonzalo Seoane publicado en el portal Infocielo, La Legislatura bonaerense está compuesta por 46 miembros, de los cuales 25 son senadores y 21 senadoras (en el recambio legislativo de diciembre el número se mantendrá), y 92 bancas en Diputados conformada 46 mujeres y mismo número de varones, pero a partir del 10 de diciembre de 2025, el número de mujeres baja a 43. Un caso para destacar es el bloque Unión y Libertad en la Cámara baja: tiene 6 miembros, de los cuales 5 son mujeres, pero el presidente es el único varón del sector. Para muestra…

Si bien la Ley 14.848 de paridad ordenó el balance y se componen de manera medianamente igualitaria entre hombres y mujeres, el poder real sigue estando, cuando no, en los legisladores hombres.

El tema de dejar de lado los puestos de decisiones reales a las mujeres no conoce de partidos políticos ni de ideologías, salvo honrosas excepciones.

De los 17 bloques que hay entre ambas Cámaras, tan solo tres están conducidos por mujeres.

En Senadores hay 7 bloques, todos gobernados por hombres, salvo Unión por la Patria, que lo encabeza María Teresa García. En Diputados hay 10 bloques, dos presididos por mujeres: Maricel Etchecoin Moro (Coalición Cívica) y Laura Cano Kelly (PTS-Frente de Izquierda Unidad).

En las comisiones la cuestión no cambia ni mejora, en Diputados hay 46 comisiones, de las cuales 30 son presididas por mujeres. En tanto que, en el senado, son 56 las comisiones y tan sólo 11 las encabeza una legisladora.

Aunque la normativa actual exige alternancia, en la práctica se observan formas de neutralizar su impacto como son:

Encabezamientos masculinos: incluso con paridad formal, muchas listas siguen siendo encabezadas por hombres ocupando de esta manera el primer lugar en las mismas, lo que reduce la probabilidad de que las mujeres accedan a bancas electivas, sobre todo en sistemas electorales que se rigen por procedimientos proporcionales.  En este sentido, tanto estudios como monitoreos electorales han documentado que, pese a la ley, una proporción significativa de listas sigue siendo encabezada por varones.

Lugares como suplentes: la alternancia puede concentrarse en cargos no prioritarios (suplencias, últimos lugares) si los partidos diseñan la lista de modo que los lugares efectivamente electivos terminen siendo ocupados por varones.

Estrategias de “doble fila” o “listas espejo”: cuando alianzas o subdivisiones internas permiten que el principio de alternancia se cumpla formalmente pero que la distribución del poder real quede segmentada (por ejemplo, alternando mujeres en unas listas y hombres en otras dentro de la misma alianza), la efectividad de la paridad se reduce.

Resistencia cultural y prácticas internas de selección: las dinámicas partidarias (clientelismo, estructuras de poder masculinas, subrepresentación de mujeres en conducción de partidos) dificultan la selección de mujeres para cargos de mayor visibilidad o decisión.

El principio de paridad de género consagrado por la Ley N°14.848 se entiende como la conformación de listas integradas por candidatas y candidatos de manera intercalada, en forma alterna y secuencial

Sin embargo, aunque los números mejoraron en relación con períodos anteriores, todavía son pocas las mujeres que encabezan las listas. No se trata de un problema menor: cuando las nóminas no llevan a las mujeres en primer lugar, el impacto de la paridad disminuye, más en un contexto de alta fragmentación partidaria.

Si bien la paridad formal en las listas electorales ya está legislada, para que tenga un impacto real, Argentina enfrenta desafíos como:

 La baja proporción de mujeres encabezando listas.

 Limitaciones del sistema electoral en ciertas provincias.

 La persistencia de una cultura partidaria y sistémica que favorece a los varones.

 Violencia política y falta de acompañamiento estructural.

 Necesidad de que las autoridades electorales sean rigurosas en la aplicación.

Son varias las organizaciones y sectores de la política que siguen luchando por una paridad transversal, que abarque todos los poderes y niveles del Estado provincial. También reclaman mecanismos de sanción más efectivos para los partidos que incumplen o tergiversan la norma en la práctica, para alertarlos sobre el dicho nacional: “hecha la ley, hecha la trampa”.

La igualdad numérica está garantizada. La igualdad de poder, todavía no.

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