El ajedrecista juninense Diego Flores, flamante campeón argentino, empató con Faustino Oro en el torneo Magistral Szmetan Giardelli, celebrado en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires. Para el joven prodigio del ajedrez, estos puntos obtenidos significaron haber alcanzado su segunda norma de Gran Maestro y estar muy cerca de llegar a un logro histórico.
La partida entre Flores y Faustino fue la última en concluir en la jornada. Atrás quedaron las victorias de Julio Granda (Perú) e Iván Cheparinov (Bulgaria) ante Alexei Shirov y el maestro argentino Sergio Slipak, respectivamente. En tanto, el prodigio juvenil, Ilan Schnaider sumó un duro empate con el experimentado Tomás Darcyl.
Con estos resultados, las posiciones finales fueron las siguientes: primeros Tari (Noruega) y Cheparinov (Bulgaria), con 6 puntos; terceros, Shirov (España), Faustino Oro y Diego Flores, 5,5; sextos, Granda (Perú) y Mareco, 4; octavo Slipak, 3,5; noveno Ilan Schnaider, 3 y décimo, Darcyl, 2.
A los 12 años, el argentino Faustino Oro se encuentra a un paso de convertirse en el Gran Maestro internacional de ajedrez más joven de la historia, un logro que lo situaría por delante de todos los récords previos.
De este modo, Faustino Oro quedó muy cerca de alcanzar un hito histórico: Convertirse en el Gran Maestro internacional de ajedrez más joven de la historia. Ya logró dos pasos de los tres que precisa.
La primera norma de Gran Maestro la obtuvo en septiembre, en el torneo “Leyendas & Prodigios” realizado en Madrid, cuando tenía once años, once meses y nueve días, lo que lo convirtió en el segundo más joven en lograrlo, solo por detrás del indio Dommaraju Gukesh, actual campeón mundial. Para alcanzar el título, la FIDE exige que el aspirante logre tres normas en torneos internacionales y mantenga una puntuación Elo mínima de 2.500. Además, la tercera norma debe obtenerse en un torneo abierto internacional, según el reglamento vigente.
De este modo, a los 12 años, 2 meses y 2 días, Faustino Oro quedó a un paso de abrazar uno de sus sueños: convertirse en gran maestro -la graduación más alta a la que aspira todo ajedrecista-. Para conseguirlo, deberá sumar una nueva norma; repetir una performance como la hecha en Buenos Aires o como la conseguida en septiembre último en Madrid, para cumplir con el requisito de la obtención de tres normas que la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según sus siglas francesas), exige en su reglamentación para otorgar y homologar el título de gran maestro, uno más entre los casi 2000 ajedrecistas, que solamente poseen esa distinción en el mundo del ajedrez.