martes 25 de junio de 2024

LOCALES | 14 mar 2019

INFLACION Y PRECIOS: DESCONTROL EN LAS GONDOL

Junín: Precios locales, cuentos chinos

Una recorrida entre góndolas puede resultar agotadora, un poco porque las ofertas de otrora ya no están y porque todo aparece descontrolado y el bolsillo no puede aguantar lo que se vino y aún no termina. El comerciante también es una víctima más de esta gestión que no pone un freno a la inflación desbocada. Pasividad oficial frente a productores y supermercados.


Por: Semanario

Ni precios locales, ni precios cuidados. Resulta una fantasía creer que la economía puede enfriarse con la presión que existe por parte de intereses corporativos que juegan con la impericia del gobierno nacional que no puede (o no quiere) parar inflación.

Endeudamiento, tasas altas, escapada del riesgo país, dólar especulativo y un sinfín de negatividades que pegan en los bolsillos del consumidor.

Y mientras se espera que el trimestre termine sumando 10 puntos de inflación, los precios en las góndolas no se detienen.

No sólo se trata de la situación que atraviesan quienes venden artículos que hoy resultan suntuarios (un par de zapatos de cuero hoy lo es), sino que nos detenemos en lo más básico que es precisamente el valor de los alimentos.

Hoy la mayoría de los juninenses le pone la lupa a los precios y también a la calidad.

Ni el chino, ni el nativo, ni los grandes, ni los chicos, ni los descuentos o la tarjetita del llavero, nadie nos salva de ver cómo “las cuatro pavadas” que cargamos en el changuito nos llevaron el yaguareté verde que teníamos en la billetera para toda la semana y recién… es martes.

Recorrer los pasillos del súper implica buscar ya no sólo segundas marcas, sino terceras, cuartas y si es muy barato... mirar la fecha de vencimiento y si es sólo de algunos días para adelante ¡adentro! A aprovecharlo.

¿Dónde quedaron las colas interminables del descuento con la tarjeta del BAPRO? Ahora las colas están en las oficinas de EDEN para pagar y que pongan de nuevo el medidor que nos sacaron por falta de pago.

Ese incremento en gas, luz, teléfono, prepagas -y ahora la vuelta al cole- incide negativamente en las compras en los comercios minoristas.

En verduras nos pueden salvar algunas de estación y las frutas están por las nubes.

Si pretendemos un poco de proteína, sólo podemos pensar en hígado y pollo. El asado puede esperar ya que si la bolsa de carbón sale 100 pesos, en la cacerola nos saldrá sancochado y, obvio, no será “asado”.

Último recurso proteico: huevos, también con aumentos constantes, en el súper por el cielo y en los vecinos por el suelo viendo la poca esperanza que nos queda para enfrentar la debacle.

Y en la cola nos ofuscamos, entre los estantes buscamos miradas cómplices para decirnos “qué desastre” y por qué no echarle la culpa al minorista.

Sin embargo, el comerciante es tan víctima como nosotros, ya que según los datos de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas en locales al público declinaron un 14% anual con todos los grandes rubros relevados en baja.

En ‘Alimentos y Bebidas’, las ventas en cantidades declinaron 6,5% interanual, con un incremento de 3,6% en la modalidad online. En esos locales las operaciones se movieron con más efectivo que lo habitual. La gente concurrió más veces al mercado o almacén, cuidando así sus gastos. Donde más se resintió la venta fue en el rubro bebidas, con caídas muy abruptas, especialmente en gaseosas y jugos.

Febrero encontró a las familias con altos niveles de endeudamiento, en muchos casos consecuencia de las fiestas y las vacaciones, pero también por las altas tasas de financiamiento que pagan cuando no se abona el total de la tarjeta. Igualmente, sobre fin de mes en algunos locales se notó a la demanda como intentando empezar a moverse más.

COMERCIO MINORISTA

Los números realmente alarman y parecen no causar mella en las respectivas gestiones gubernamentales que, como ocurre en Junín, tratan de paliar la situación con precios locales o cuidados, amenazando con inspecciones a quienes no cumplan, como si el comerciante fuera responsable de los desaguisados nacional, provincial y local.

El 72,7% de los comercios consultados tuvieron bajas anuales en sus ventas, mejorando levemente esa proporción frente al 77% de enero. En el caso de los negocios que venden tanto en la modalidad física pero además electrónica, las ventas por internet si bien en general subieron, no alcanzaron a compensar las otras.

Eso explica también que se cierren o fusionen locales, tratando de aprovechar la venta online y disminuyendo costos operativos de alquiler y servicios básicos.

Las caídas anuales más profundas se registraron en bijouterie (-16,5%), calzado y marroquinería (-15,0%), joyerías y relojerías (-15,0%) y muebles (-14,5%).

Las ventas minoristas descendieron 11,9% en febrero 2019 frente a igual fecha de 2018.

Los comercios cumplieron así catorce meses consecutivos en baja. En el primer bimestre del año las ventas bajaron 11% anual.

LOCALES EN FUGA

El éxodo en Sáenz Peña, Rivadavia y sus colaterales no se detiene, algunos se mudan, otros desaparecen.

En ‘Indumentaria’, las ventas disminuyeron 13,8% frente a febrero del 2018. Bajaron 16,3% en la modalidad local físico, y subieron 1,3% en comercio electrónico. Fue un mes malo para ese sector, donde tampoco pudieron repuntar los ubicados en zonas turísticas. Recorrer locales fue más un paseo de observación que de compras. 

En ‘Jugueterías y Artículos de Librería’, la retracción fue del 10,1%, siempre frente al mismo mes del año pasado, destacándose un alza de 15,2% por Internet. El programa Vuelta al Cole fue positivo, pero sobre todo se notó en la venta de útiles escolares por plataformas virtuales.

En ‘Electrodomésticos, artículos electrónicos, de computación y celulares’, las ventas se redujeron un 15,7% en la comparación interanual.

Contradicciones

Instalados en medio de una zona agropecuaria que se dice que a nivel nacional produce alimento para 300 millones de personas, hay vecinos que empiezan a comer una vez por día y en muchos casos sólo desayunan para no quitarles la posibilidad de llenar la panza a sus hijos.

Ya no agarran el chango del súper y ni siquiera el canasto. Entre sus brazos llevan apenas algún paquete de arroz partido, un sachet de leche y tres panes, para que hagan bulto en el estómago.

Tal vez a alguno se le dé por señalar (de modo criticón) que también llevan un atado de cigarrillos de esos “fieros”, que le sirven también para engañar al hambre y apaciguar la ansiedad y angustia.

La carne quedará para más adelante, oportunidad en que dejemos de producir ganadería para hacer plata nomás y empecemos a producir alimentos para vivir bien, todos y no unos pocos.

Exportando la carne de vaca si se quiere pero generando más barato carnes alternativas, como pollo, cordero, conejo o cuis.

Hasta el devastador monocultivo sojomaicero se llevó la posibilidad de cuerear alguna liebre y hacer alto guiso.

Paradojas de un país de injusticias con minorías que terminan pagándolas.

EL TEXTO ORIGINAL FUE PUBLICADO EL SÁBADO 9 DE MARZO 2019 EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA  

 

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