viernes 26 de diciembre de 2025

LOCALES | 26 dic. 2025

OTRA VEZ, COMO EN 2017

Se alteró la calma en Narcolandia

07:40 |La re-captura de un conocido proveedor de los narcokioscos juninenses, puso en alerta a los nombres conocidos del mercado de estupefacientes a nivel local y regional ¿Quién promueve la tarea del juzgado federal y los investigadores policiales?


Con la reciente detención de Gastón Fabián Camurati, de 53 años por parte del comando de patrullas de Junín, se alteró la calma con que se manejan los proveedores de los estupefacientes en nuestra ciudad, un hecho que SEMANARIO mostró en una de sus tapas recientes con el título ”El poder narco en Junín: ¿Quién está detrás de los narcokioscos?”

El juzgado federal de Junín, quien tiene entre sus manos un “combo explosivo” a partir del negocio de la droga en la región y su posterior lavado de dinero sucio, parece mostrar un cambio de tono importante en la investigación a partir de la llegada de los libertarios y la tarea en materia de Seguridad por parte de Patricia Bullrich, quien tiene fuertes vínculos con algunos dirigentes locales que la acompañaron en 2023 con su candidatura de presidente de la Nación.

La reciente detención de Camurati en el barrio San Antonio, parece haber roto con un círculo de impunidad en este sentido respecto al “Tarta” o "Gringo", pero también pone la lupa en otros como “los empresarios de la noche”, “el malquerido productor”, “el achurero”, “el extraño MM” y varios más, entre ellos “el abogado” que también le brinda la “cobertura” a todos por igual y de vez en cuando “va entregando” en el “tome y daca” con la justicia, que los pone a resguardo con la tobillera electrónica o esperan “el juicio final” en sus casas, bajo la denominada “prisión domiciliaria”, donde siguen atendiendo “sus negocios”. Todos ellos son integrantes del “reino de Narcolandia”, como definió a un Junín un ex jefe dedicado a la seguridad.

De otra manera no se explica cómo pudo seguir comercializando drogas en nuestra ciudad, luego de haber sido condenado a seis años de prisión en 2019 por una causa de características similares.

Justamente en noviembre de ese año El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Junín, a cargo del juez Esteban Melilli, lo condenó a seis años de prisión por venta de estupefacientes en la ciudad, además debió pagar una multa de casi 200 mil pesos (unos seis millones de pesos actuales) en el marco de la causa (IPP 04-00-004023-17). Fue encontrado “autor penalmente responsable de la comisión del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización por un hecho acaecido el día 13 de julio de 2017 en la ciudad de Junín”.

En aquella oportunidad el Fiscal Esteban Pedernera, por entonces titular de la UFIJ N° 8, que entiende en la tematización de estupefacientes, había requerido la imposición de la pena de doce años de prisión y una multa mayor.

Ahora Camurati podría ser condenado hasta 15 años de prisión por la reincidencia.

Lo llamativo es que luego de salir de prisión siguió con su tarea sin que nadie -hasta el momento- lo detectara a pesar de que ya había tenido una condena previa.

Precisamente en nuestra edición del pasado 22 de noviembre, SEMANARIO hacía hincapié en que los procedimientos ocurridos en nuestro medio se abocan a desbaratar narcokiosco (venta al menudeo de droga), pero el planteo de la verdadera discusión es si estamos dispuestos a mirar el fondo de la cuestión (los proveedores), o si vamos a seguir conformándonos con atacar la superficie

El procedimiento que promueven el municipio, los jueces federal y provincial y las fuerzas de seguridad, no solo debe apuntar a neutralizar pequeños puntos de venta, sino que también subraya la alarmante presencia de este tipo de expendio distribuidos en 26 barrios diferentes de Junín.

La dinámica es conocida: allanamientos, detenciones, secuestro de pequeñas cantidades de estupefacientes y, a las pocas horas o días, la sensación de que nada cambió demasiado.

Los kioscos se desmantelan, pero la estructura que los alimenta continúa funcionando con sorprendente estabilidad. El fenómeno se repite, casi calcado, en distritos mucho más grandes y complejos como Rosario o el conurbano bonaerense, donde los operativos policiales se suceden semana a semana sin que por ello disminuya la oferta de droga al menudeo.

La pregunta parece inevitable: ¿por qué caen los expendios de barrio y no los proveedores? ¿Por qué se golpea constantemente el eslabón más débil de la cadena y nunca se logra acceder a las organizaciones o a los intermediarios que aseguran su abastecimiento?

Si bien los 600 gramos recuperados tras la captura de Camurati no parecen demasiado, podrían constituirse en un cambio de rumbo por parte de las autoridades que apunte a los grandes proveedores locales, que no son precisamente los que subyacen dentro del negocio carcelario, sino que cuentan con domicilios locales, con pantallas comerciales reconocibles y una cercanía al poder que hasta ahora les otorga impunidad.

En el mismo sentido, SEMANARIO abordó la semana pasada en su edición revista, otro de los delitos que llegan de la mano del narcotráfico como es el lavado de activos (plata sucia) y las dificultades legales y de investigación que se generan en un escenario en el cual la corrupción está de parabienes.

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