Según el Secretario de Seguridad y Tránsito del Municipio de Junín Mario Olmedo, Junín estuvo ‘blindada con un megaoperativo de seguridad’ y Alcohol Cero.

Según contó, el Municipio dividió la ciudad en cuatro sectores estratégicos para reforzar patrullajes y controles viales durante las madrugadas festivas. El dispositivo, coordinado con la Policía Bonaerense, puso el foco en la prevención en zonas comerciales y el estricto cumplimiento de la veda de alcohol al volante para garantizar una convivencia pacífica.

También lo puso en una zona de alta visibilidad, y los inspectores se apostaron en uno de los cruces que ya cuentan con semaforización, como el de Padre Respuela y la avenida Eva Perón.

Podría entenderse el refuerzo por la cercanía del boliche a cielo abierto instalado a metros del lugar, pero extrañamente no se utilizó el mismo criterio con otro lugar bailable, que tuvo mucha más concurrencia, en una zona de ruta abierta, en inmediaciones del Carpíncho.

Allí, pudo verse a partir de la 1,30 hasta entrada la mañana a decenas de jóvenes circulando por la banquina, del lado que no cuenta con iluminación y ningún operativo de seguridad en la zona de acceso, donde una larga fila de autos avanzaban lentamente por la traza provincial, llevando chicos al lugar.

Algunos doblaban 'en u' en plena ruta, sin que nadie lo controlara. No se vieron ni inspectores, ni móviles de tránsito ni tampoco policía, al menos en los horarios de mayor afluencia de personas al lugar. Allí no hay semáforos, por lo que habría sido necesaria la presencia que se instaló en otro punto de la ciudad.

Pero, está visto, el criterio de las autoridades municipales a veces no está en sintonía con el sentido común.

Capítulo aparte por la pirotecnia en la ciudad. Si bien se notó que la economía apretó el bolsillo, no faltaron quienes dispararon cohetería en clara violación a la ley, a juzgar por los ruidos escuchados.

Para la cantidad de alcoholizados que cualquiera pudo ver especialmente a la madrugada en autos y motos, el resultado se pareció a fracaso: Solo un caso de alcoholemia positiva pese a los 90 efectivos desplegados según lo anunciado por la Secretaría de Seguridad. Quedó demostrado que la persecución municipal toma un cariz épico para los que van sin casco, pero no para los que perdieron en todo o en parte el sentido de la orientación. La alcoholemia cero quedó para el relato, habría que ver cuantos alcoholímetros tiene en condiciones el municipio, pero primeramente cuántos están dispuestos a usarse, sin que se quejen sus amigos de la noche.

Donde sí hubo mucho malestar fue contra el comportamiento vecinal. En la zona del barrio Gregorio González, numerosos vecinos se quejaron en redes de WhatsApp por el comportamiento de algunos que ‘disfrutaron’ haciendo reventar gran cantidad de pirotecnia y que ninguna autoridad se haya acercado a poner orden, pese a los llamados que realizaron al 147 comunal. Como pasó otras veces, el relato cuenta una historia, pero en la realidad, pasan otras situaciones que se mantienen en silencio.

Según las autoridades, 'hubo quejas, pero ninguna denuncia'. Solo se labró un acta a un comercio de avenida Pastor Bauman por venta de pirotecnia prohibida.

Según Olmedo, el operativo se repetirá este próximo fin de año. Suele ser una jornada de mayor concurrencia a estos lugares y no estaría mal revisar algunos criterios, para asegurar que todo fluya sin ningún inconveniente, si es que se lo permiten los que en verdad "mandan" en Junín..