

Por: Semanario
Hace unos días quedó habilitado el tránsito de camiones para cargas de lastre, tránsito y pesadas por el paso Pehuenche en la provincia de Mendoza, lo cual lo convierte en alternativa al túnel de Cristo Redentor, para las unidades que transportan mercaderías hacia la vía del Pacífico.
De este modo se abriría para nuestra ciudad una oportunidad realmente importante al convertirla en un potencial “nodo logístico” que el equipo de trabajo del ex intendente Abel Miguel supo ver hace más de 20 años, pero que finalmente no se concretó.
Este hecho en sí resulta un ejemplo preocupante a la hora de determinar de qué manera la comunidad política de un distrito debiera trabajar siguiendo un hilo conductor para llegar a objetivos de importancia que resulten beneficiosos para todos y no para una facción política determinada.
Lamentablemente, en las administraciones donde prima el individualismo y el bien personal están destinadas al fracaso.
Precisamente, el intendente Pablo Petrecca, al conocer la información sobre la habilitación del túnel, se apuró a felicitar el presidente Mauricio Macri, sin saber tal vez que fue el gobierno anterior el que terminó la última etapa de la obra (30 kms. de un total de 76) cuando se retiraba del poder, por lo que luego de algunas obras menores fue inaugurado el paso en 2016 por el actual ministro de transporte Guillermo Dietrich. Unos 16 años en total se tardó en completar toda la obra de pavimentación, de acceso al paso Pehuenche, al que se llega a través de la ruta 188 y desde Buenos Aires se deben recorrer unos 1300 kilómetros.
RECUERDO DE PIONERO
Para conocer más acerca de la tarea pasada y ver la posibilidad de reconstruir algo hacia el futuro, SEMANARIO entrevistó a Sergio Pérez Rozzi (foto), quien fuera secretario de Producción del gobierno de Abel Miguel y uno de los pioneros en la tarea llevada a cabo para pensar en las ventajas que podía representar para nuestro distrito ese paso fronterizo hacia Chile.
Pérez Rozzi recordó que “hace 20 años pensábamos que pelear por la apertura de ese Paso podría significar una oportunidad para el desarrollo de Junín y la región”.
En aquellos tiempos este juninense estrenaba su licenciatura en Comercio Exterior, mientras que hoy suma un expertise nacional e internacional en Desarrollo Territorial.
Y precisamente resaltó que “cuando se trabaja en promover el desarrollo territorial, desde la dimensión económico productiva (que no es la única), además de estimular la circulación de recursos económicos y financieros existentes en el territorio local, se pugna por ‘endogeneizar’ recursos externos para captarlos e insuflarlos en el mismo, ampliando el proceso virtuoso de recirculación. Para ello es importante tener una estrategia, planificarla y sobre todo, sostenerla en el tiempo”.
Por entonces, se trataba de trabajar en lograr la apertura al transporte internacional de cargas del Paso Pehuenche, distante a más de mil kilómetros, a la altura de Malargüe (Mendoza), por el cual se vincularía Junín a través de la Ruta Nacional 188 y de allí a China y al sudeste asiático a través de los puertos chilenos, países que hace dos décadas atrás se vislumbraban como de “posible desarrollo de interés” para nuestro país.
Junín, por su ubicación equidistante de Buenos Aires y Rosario, por sus dos rutas nacionales y dos provinciales que la cruzan, más el FF.CC. tiene una conectividad cuasi única. Si a eso le agregamos el cercano logro de la autopista RN 7, más la infraestructura de ciudad, etc. la ponen en una condición óptima para prestar servicios de avanzada al transporte, la logística, el comercio internacional, etc., (hacer endógenos recursos que nos pasan y pasarán “por las narices”, si no acordamos trazar una estrategia a tal fin).
-¿La oportunidad sigue estando latente?
-Si, aunque con un margen de maniobra más estrecho. Hace 20 años pocos avizoraban tal oportunidad pues era un proyecto ambicioso y a poco más de 1000 kms. de nuestro “pago chico”, entre otras dificultades. Hoy las ciudades saben de la novedad, pues está ahí, es tangible y por tanto están en similares condiciones para aprovechar esa oportunidad. Se perdió tiempo, claro, pero sigue dependiendo de nosotros, en gran medida.
Por otra parte, puede ser un renovado motor disparador de oportunidades, pero hay que contextualizarlo. Y tercero, debería servir para retomar la rediscusión del “Plan Estratégico de Desarrollo Junín”, que por entonces impulsara la gestión del Intendente Abel Miguel, pero que fuera un verdadero espacio plural de participación.
-Recordemos de qué se trataba
-Aquella agenda que convocó a tanta gente, con cantidad de horas de trabajo y de consensos alcanzados, logró parir una interesante cartera de programas y proyectos. Algunos se ejecutaron, pero la mayoría no, sin embargo, lo más importante es que se truncó el proceso perdiéndose la gimnasia de la planificación.
Eso devino en un costo incalculable, pues aquel era un verdadero ejercicio de ampliación de la democracia y de práctica de la cultura cívica, sin tener que esperar cada dos años para votar, para ejercerla en el calendario electoral.
Quizás pareció anticipado a los tiempos, aunque creo lo contrario. Hoy es común hablar de gobernanza pluri institucional y multinivel, pero ya por entonces la practicábamos en espacios y con instrumentos como el citado.
-¿El hecho de haber avizorado hace 20 años de aquel escenario futuro hoy hecho realidad, significa que se acertó o es una frustración más porque nada más se hizo? ¿Es tarde para retomarlo?
-No fue un acierto, porque eso sería decir que fue puro azar, más bien todo lo contrario pues hubo un enorme trabajo de análisis y evaluación, para luego señalar el posible escenario a encuadrar, hoy hecho realidad. Estudiar flujos de cargas, realizar encuestas de origen y destino de las mismas, analizar volúmenes, costos, explorar las posibilidades de emplazamiento de inversiones en logística y transporte, estudiar impactos, analizar potencialidad de internacionalización de las empresas de la región, observar iniciativas similares en el mundo, etc., redundó en iluminar el camino de las gestiones.
-¿Queda un sabor a frustración?
-No es una frustración, pero es verdad que genera impotencia el tiempo perdido y el desaprovechamiento de los recursos invertidos en Junín luego de 2003. Recursos de todo tipo, económicos, horas de personas trabajando y dialogando para alcanzar consensos, gestiones, pérdida de confianza, toma de decisiones erradas, bajo profesionalismo, mezquindades, etc.
Reitero que no es tarde, pero el margen de maniobra es más estrecho.
-¿Y cuál sería ese margen de maniobra para volver a trabajar la agenda a partir de esta noticia y quienes debieran involucrarse?
-El margen es escaso, pero es posible. Hay muchos actores que debieran estar trabajando integrados tras aquel insumo que es el Plan Estratégico de entonces.
Habría que rediscutirlo y contextualizarlo y consensuar un nuevo pacto territorial para cumplirlo y llevarlo adelante más allá del recambio lógico de la dirigencia toda.
Me consta que el Intendente (Pablo) Petrecca lo tiene en agenda y que ha participado de gestiones a nivel nacional y provincial. De hecho hemos participado del diseño de algunos estudios preliminares en la Comisión de Investigaciones Científicas (C.I.C.), sobre la posibilidad de la generación de la Zona de Actividades Logísticas (esto es vital), tal como está plasmado en el documento del Plan Estratégico de Desarrollo Junín, como refería anteriormente.
-¿De quién sería la participación y cómo debiera iniciarse?
-Hay muchos actores. El Ejecutivo Municipal debería liderarlo, pero el Concejo Deliberante debe acompañar dando resguardo normativo. También debe involucrarse la universidad, las cámaras, los sindicatos, la Agencia de Desarrollo Junín, los institutos tecnológicos, las ONGs., las instituciones de Investigación, desarrollo e Innovación (I+D+i). Igualmente con eso no alcanza, hay que pensar y plantear desde el vamos, cómo se sostendrá ese proceso, pues de lo contrario volverá a quedar en un libro y en una nueva frustración, con todo lo que eso significaría.
-Pensando en el paso Pehuenche y en el transporte de cargas, en el mundo actual, donde cada vez valen más los productos vinculados a I+D+i ¿Qué importancia tienen las cargas pesadas de comodities si hoy la tecnología pesa menos y vale más y no necesita necesariamente de un camión, de un contenedor o de un barco?
-Es verdad, pero ahí tenemos un doble juego. Por un lado, gran parte del mundo sigue creciendo en población, y también en demandas de alimentos con China e India a la cabeza y nosotros seguimos siendo, al menos por ahora, competitivos para producir agroalimentos, por lo tanto, el Paso Pehuenche sigue siendo una oportunidad que seguramente se tendrá que ‘aggiornar’ y replantear, pero esto ya es una nueva discusión.
Habrá que avizorar nuevos escenarios como hicimos hace 20 años, pero ahora pensando en claves de nuevas formas de innovación.
A la vez, las nuevas tecnologías requieren cada vez de más capital cognitivo y hoy tenemos a la universidad en el territorio a partir de otro ejercicio anterior que fue el haber pensado en la inteligencia territorial, cuando por entonces se creara el Centro Universitario Regional Junín, que fuera el embrión de la UNNOBA.
El mundo ya no discute tanto por suelo fértil o extenso, discute por desarrollar o captar talentos humanos, por inteligencia, por el capital cognitivo. La soberanía pasa por las cabezas de la gente o, mejor expresado, “por la calidad de las cabezas de la gente”.
La alegoría sería que, hace 20 años el paso Pehuenche significaba un desafío a cómo poder lograr “un gran hoyo en la cordillera” para que los camiones con mercancías vayan y vengan de manera más fácil, rápida y a menor costo, de oriente a occidente y viceversa, pasando por Junín, para aprovechar ese flujo.
Hoy, es un desafío continuo a nuestra inteligencia para pensar en mejores soluciones a los problemas que nos retan y nos interpelan mañana y hoy mismo, por lo tanto el paso Pehuenche hoy representaría “una especie de puente” hacia las mejores competencias de nuestra sociedad territorial, es por eso que en parte, sigue dependiendo de nosotros y de lo que hagamos de nosotros.
Del mapuche “pewen”, pino, y “che”, gente. Los pehuenches son marginados, descendientes indigentes de guerreros montados que contuvieron la conquista española por más de 200 años. Comprenden un solo grupo étnico con una identidad compartida y distintiva. Viven en los Andes, principalmente en el centro sur de Chile y en la adyacente de Argentina. En el siglo XVI, moraban en el territorio montañoso, más tarde se volvieron araucanizados y se fusionaron parcialmente con los pueblos mapuches. Hoy todavía conservan algunas de sus tierras ancestrale