Pergamino es un polvorín y quienes están sentados sobre él, son sus habitantes que están consumiendo agua con material químico de mala calidad para la salud de los seres vivos.

Desde SEMANARIO ya habíamos advertido en mayo acerca de las investigaciones que se llevaban a cabo por parte de la justicia, la negación comunal y la invisibilización que algunos sectores intentaba darle al tema.

Ahora llegó el peor resultado y es acerca de la calidad del agua de consumo diario de buena parte de la población de este distrito del norte bonaerense.

Los resultados son muy preocupantes, ya que el 100 % de las muestras analizadas de agua de red y de perforaciones particulares en el Partido de Pergamino presentan niveles de arsénico hasta 9 veces por encima del valor máximo permitido por el Código Alimentario Argentino (10 microgramos por litro), al cual adhirió la Provincia de Buenos Aires a través de la ley 13.230, tras derogarse la ley 11.820 con el dictado del decreto 878/03 ratificado por la ley 13.154.

Incluso el valor de 10 microgramos por litro podría considerarse poco restrictivo a la hora de cuidar la salud poblacional pero se mantuvo por tratarse de una zona endémica en presencia de arsénico, sin embargo es inadmisible que esos valores estén en Pergamino por encima de los 65 y hasta 80 microgramos.

Pero si había algo aún peor es que se conocen estudios acerca de que el glifosato, el herbicida estrella de la producción agrícola convencional, potencia la toxicidad del arsénico y lo contiene en su preparación. Precisamente, más de una decena de agroquímicos fueron hallados en el agua de sectores rurales pergaminenses, por lo que el riesgo que se asume es realmente preocupante.

El sistema productivo pampeano está en crisis y es urgente comenzar un debate para una transición y evitar males mayores a los que ya acontecen.