martes 17 de junio de 2025

LOCALES | 9 sep. 2019

Arrebatos en la vía pública

Dos hechos de inseguridad golpearon a trabajadoras de prensa

Alicia Pagella y Paula Díaz sufrieron el accionar de motochorros en las últimas horas. Sus testimonios en las redes sociales de esta pesadilla que afrontan los juninenses.


Dos trabajadoras de prensa dejaron sus testimonios en las últimas horas de difíciles momentos que debieron pasar en la vía pública, tras ser víctimas de hechos de arrebatos, una modalidad tan común que viene golpeando a los juninenses.

En la esquina de Lavalle y Guido Spano, dos motochorros se apoderaron de la cartera que contenía efectos personales de Alicia Pagella, a quien le ocasionaron algunas lesiones leves. A Paula Díaz le arrebataron el bolso donde llevaba los elementos necesarios para cumplir con su labor como reportera gráfica.

En ambos casos, tomó trascendencia por quiénes fueron las protagonistas. Pero lo cierto es que cada día, cualquier esquina de la ciudad es el escenario propicio para que los delincuentes actúen, con total impunidad.

 

EL RELATO DE ALICIA

“He sido una más de las víctimas de arrebatos en mi querido Junín. Sucedió en la esquina de Lavalle y Guido Spano. Dos malvivientes en una moto me arrebataron la cartera con efectos personales: anteojos recetados y el celular, entre otras cosas.

Además de lo robado, preguntaron en la Comisaría si me dolía algo. Sí, claro, tengo las manos lastimadas, aunque el dolor más intenso es el de mi alma. Es que como es sabido, nada pasará si los encuentran. Los apresarán y saldrán en horas a continuar con “su esforzado trabajo”.

Necesito que alguien con la humanidad suficiente ponga fin a estos delincuentes. Hoy me pasó a mí y puedo contarlo, pero esto es como una novela de terror: continuará. Pido a Dios salud para seguir trabajando en paz, como lo hago desde hace 60 años; serenidad para que la bronca no haga sombra a mis ganas de vivir”.

Así contó Alicia Pagella los momentos que había pasado. Pero el testimonio no concluyó ahí, porque al día siguiente dio cuenta de lo siguiente:

“Lo sucedido anoche es una muestra más de lo que acontece de manera cotidiana en mi amado Junín. Luego de ser arrebatada y tirada al piso y en medio del dolor y la impotencia, tuve que continuar pasando por situaciones límites y agotadoras. Declaración en el Comando, en la Comisaría Primera, Atención a la Víctima , médica de policía y hoy por la mañana la DDI. Nobleza obliga fui cordialmente atendida por cada una de las autoridades correspondientes. Lamentablemente todos coincidieron con mi expresión:"Sabemos que son los conocidos de siempre", entonces, con suerte los apresan y están unas horas de visita y la Fiscalía da orden de liberarlos.

Necesito que una de las autoridades responsables de hacerlo responda y explique con claridad y justicia el por qué de esa falta de respeto a ciudadanos que lo único que queremos es trabajar y caminar en paz por nuestras calles. Pregunto: ¿si algo así le sucede a algún familiar de ustedes, lo liberarían? Si por una vez demostraran que les importamos como seres humanos, nos devolverían la fe en la Justicia que ustedes ejercen.

A mí no me alcanza con el conformismo de decir: Gracias que estoy viva y puedo contarlo. Invito a quien se ponga el sayo a dialogar con esta señora que se salvó de milagro. SI bien digo GRACIAS DIOS!!!. Cómo me gustaría decirles GRACIAS señores por no quedarse de brazos cruzados. Vayan estas palabras por mí y por tantas más...”.

 

EL OTRO ROBO

Por su parte, la fotógrafa Paula Díaz había contado a través de las redes sociales:

“Anoche fui víctima de un robo, un arrebato de motochorros, se llevaron mi bolso, a cambio me dejaron una impotencia y una desazón que jamás había sentido.

Fue un acto violento, horroroso, en donde mi instinto de supervivencia lo sentí a flor de piel, resistirme a que no se apoderen de mis esfuerzos, de lo que me cuesta todos los días un huevo, de mirar a los ojos a ese delincuente que se quedará grabado en mi retina por siempre, la confusión y el interrogante de decirle ¿qué hacés?

Una mirada llena de nada, una impunidad extrema, lo que me despertó una adrenalina de defensa desconocida, sólo yo salí en mi defensa, nadie escuchó o si lo hicieron, se hicieron los sordos, no me importaba nada más que defender lo mío y una inconsciencia al resistirme.

Como ya es moneda corriente, “gracias a Dios, qué bueno que no te pasó nada”...

¿Y saben qué? Me pasó todo, no pensé en mi cuidado físico, se borró el mundo y fui yo contra ellos, una locura sí, pero eso lo analizo ahora, ahora que esa adrenalina no está, ahora que lloré y me saqué la mierda de adentro.

Pasé de vivir un momento maravilloso con amigas a otro que no se lo deseo a nadie, yo no sé cuál es la solución a este flagelo, lo que no pierdo la esperanza es que esto alguien le tiene que poner un fin.

Hoy entendí muchos zapatos ajenos, unos zapatos que te cambian para siempre.

Que les sirva de remedio lo que se llevaron, que no les servirá para un choto, y que la vida se encargue de ustedes.

Esto me hizo conocer una parte de mí desconocida, agradezco a mis ángeles guardianes y a toda la policía que actuó en tiempo y forma, preocupándose y cumpliendo con su deber de una manera impecable.

Ya vendrá la calma, como la foto de referencia y como cada día lo hago, siempre iré por más, más allá de todo y de todos...

Hago público este hecho porque no quiero ser una más dentro de una estadística”.

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