Por: ANTONIO REVELLO

Desde hace muchísimos años, el servicio de transportes de pasajeros Retiro-Junín y viceversa, es realmente deficiente. Acaparan este recorrido las empresas Pullman Gral. Belgrano y Cóndor-La Estrella. Observando las frecuencias están durante todo el día, ofreciendo los servicios que prestan desde:1.00/4.00/6.00/8.30/10.00/11.00/13.00/15.00/16.00/17.00/18.00/20.00/20.50 y 21.50 horas.

Este servicio es bastante relativo, según la venta de pasajes. Cuando son pocos los boletos vendidos en un horario determinado, pasan al horario posterior dejando al pasajero varado durante hora u hora y media en la estación correspondiente. El miércoles pasado hice un viaje relámpago a Capital Federal, y tuve que esperar una hora en Retiro para subir al micro (horario de salida: 18:00). No estaba solo (mal de muchos… consuelo de tontos), me acompañaban más de cuarenta pasajeros. Este micro de referencias salió con una hora y diez minutos de retraso (19.10).

La estación Retiro no se precia de ser confortable para el que viaja, y entre las dársenas 1 a 14 (de donde parten estas empresas) no hay más de doce asientos de espera. La gente pulula por los pasillos o se queda esperando paciente e impacientemente, parados, hasta que los micros de estas empresas se dignen a llegar. No es algo ocasional… ocurre casi siempre. Nos preguntamos: ¿hasta cuándo este destrato al consumidor o cliente?

El Ministerio de Transporte y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) están dibujados… ¿Dónde están los marcos regulatorios? ¿Dónde están la fiscalización y la habilitación de vehículos de Transporte Automotor de Pasajeros? ¿Dónde están los controles de las frecuencias y horarios de salida?  ¿Quién vigila el estado calamitoso de la mayoría del parque automotor de las empresas?

Asientos y respaldos rotos, filtraciones de aire, olores nauseabundos, luces que no funcionan y  ni que hablar de los baños… Letrinas del siglo XIX. Un pasajero con más de 1,80 de altura no cabe en el receptáculo. Ni que hablar si una mujer debe hacer uso de esa inmundicia. ¿Cobrar?… Cobran y muchas veces ejecutan el chantaje de los aumentos de precios en los pasajes, aliados con el gremio respectivo. 

Los empresarios del transporte automotor de pasajeros siguen con las mañas, dolos y estafas del régimen anterior.

En los últimos meses hubo un pedido de información por parte de los Concejos Deliberantes de Junín y Pergamino a estas dos empresas mencionadas por el irregular servicio que prestan.

VELOCIDAD MÁXIMA

Al salir con retrasos, los choferes quieren recuperar tiempo perdido en la ruta y se exceden de la velocidad permitida. Desde Retiro hasta San Andrés de Giles acatan las normas, no obstante, el cartelito se ilumina asiduamente: velocidad máxima permitida 90 km/h.

Desde Giles a Chacabuco, por ejemplo, el cartelito brillaba como una marquesina de la calle Corrientes. Todas las infracciones imaginables eran cometidas por los choferes urgidos de llegar a sus domicilios en tiempo y forma. Una manera gratuita y ruin de suicidarse y suicidarnos en una de las rutas más peligrosas del país.

Vuelvo  a reiterar: nadie controla. ¿Quién nos cuida en las rutas? ¿Quién se hace cargo de los accidentes y las muertes tempranas de miles de inocentes viajeros? ¿Dónde está el gobierno de turno ejerciendo el control que corresponde?

Mucho marketing político y las instituciones oficiales que deberían hacer su trabajo de fiscalización siguen de fiesta corrida.

¿Dónde están los inspectores de la CNRT? ¿Dónde están los que deberían evaluar las concesiones viales? ¿Qué hacen con las miles de denuncias efectuadas?

Para terminar, les cuento: llegamos a Junín a las 23.05. En la ruta descontó 5 minutos del tiempo retrasado. ¿VALE LA PENA ESTOS MINUTOS ARRIESGANDO LA VIDA…?

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 12 DE AGOSTO 2017